Quiero ganar más plata
Es mucho más que pedir más plata, los planteos de aumento salarial son una oportunidad para fortalecernos y crecer.
Muchas veces, hablar de plata en las empresas se vuelve un tema tabú, sobre todo cuando queremos plantear un aumento. Aunque considerás que lo merecés, sentís que podés quedar estigmatizada en el intento y no sabés cuándo puede ser el mejor momento ni cómo plantearlo para obtener la respuesta que buscás. Te enroscás en tus ideas, practicás cómo decirlo en el ascensor cada mañana, pero volvés a tu casa cada tarde sin haber encontrado el espacio para pedirle esa bendita charla a tu jefe.
Para que des el paso de una vez, acá van algunas herramientas a la hora de pedir ganar más.
¿Cómo pedirlo?
Es importante que lo que digas no sea improvisado, pensá tus argumentos antes, hacé previamente un análisis completo de tu situación en la empresa. Evaluá tu plan de carrera, cuántos años hace que estás cumpliendo las mismas tareas y responsabilidades, cuántos nuevos desafíos se incorporaron en los últimos seis meses a tu rol habitual, cómo venís cumpliendo esas tareas. ¿Sentís que ya capitalizaste la experiencia y es momento de dar un salto hacia una nueva responsabilidad? Pensá que el momento más sano para pedir un aumento es cuando las dos partes sienten que es merecido. Si en el último tiempo atravesaste un buen desafío con resultados exitosos, será mucho más fluida y natural la conversación. Si, en cambio, el pedido está únicamente anclado en una queja, probablemente no puedas llegar a buen puerto, porque la otra parte no va a poder hacer una lectura empática de la situación y es probable que, defensivamente, se encierre en una postura contraria a la tuya.
¿Cuándo hacerlo?
Realizar una buena lectura del contexto es el primer paso. Estudiá el entorno para entender el momento de la compañía. No es lo mismo pedir un aumento cuando ves que los presupuestos se están recortando que hacerlo en plena expansión del negocio. También es importante no confundir ajuste con incremento salarial. Vivimos en un país con niveles de inflación muy altos. El ajuste en el poder adquisitivo del sueldo no debe analizarse como un incremento salarial (salvo que tu salario aumente más que la inflación). Al pedir un “aumento” de sueldo, dejá de lado en la negociación cualquier otro ajuste salarial por paritarias. A su vez, no pienses que, como se te va a ir todo en impuestos, mejor no pedir nada. El aumento queda y los impuestos pueden modificarse con el tiempo.
Otro tema a tener en cuenta es cómo se paga tu posición en el mercado y analizar tus propias condiciones y las de tu empresa para darte cuenta de cuánto deberías ganar.
Puede ayudarte mirar también al resto de tus pares, sobre todo a los varones, que suelen cobrar hasta un 50% que nosotras. Identificá también si la compañía está atravesando una situación particular y sos la única que recibió (aunque fue poco) un aumento en la última revisión salarial. Asegurate, entonces, que esta información te sirva de brújula, pero tené presente que, en el momento de plantear el aumento, no es muy feliz que te compares con el resto. Siempre concentrate en vos misma, reforzá tus logros y las cosas que conseguiste. Probablemente así puedas argumentar más solidamente por qué te mereces ese incremento.
Una vez que tengas tu charla elaborada, pedí un espacio para charlarlo en privado y en el que te sientas cómoda.
Pensá tus argumentos
Hacé un buen trabajo introspectivo: ¿Cómo vengo generando resultados? ¿Cómo me manejé con los objetivos que me plantearon en el último tiempo? ¿Cuánto hace que trabajo?¿Cuánto me valoran por lo que estoy contribuyendo?
Pedir feedback de tu trabajo a personas que trabajan con vos también es un buen parámetro para evaluar cómo venís con los objetivos que te plantea la compañía y te ayuda como termómetro.
Los motivos
La clave es sincerarte con vos misma. ¿Por qué querés pedirlo? Te va a ordenar y potenciar en la negociación.
“Necesito sentirme reconocida”: podés plantear que necesitás sentirte valorada o aprovechada en tus habilidades. Si proponés realizar algún proyecto que te resulte desafiante o que te genere experiencia, es mucho más valioso para tu carrera que conseguir un aumento de sueldo que en el corto plazo se podría esfumar. Eso sí: trabajá tu propio reconocimiento interno, porque muchas empresas no son buenas estimuladoras de su personal.
“Quiero mejorar mi calidad de vida”: realizar home office o negociar menos horas semanales conservando tu sueldo son buenas formas de incrementar el salario realizando algo más efectivo en ese tiempo extra.
“No llego a fin de mes”: evaluá qué cosas más allá de la plata podés llegar a negociar que te ayuden a mejorar tu situación económica. Muchas veces, la mejor manera de conseguir un incremento es solicitando beneficios que se encuentren fuera del recibo de sueldo. Analizá tu sueldo como compensación total. Es decir, pensá lo que percibís en términos totales, tu sueldo base más todos los beneficios que se pueden traducir en el impacto de tu compensación final: si tenés algún bono adicional, prepaga, auto de la compañía, guardería, comedor en planta, gimnasio, descuentos en ropa. Sobre esa base podés plantear alternativas con un abanico de opciones más grande.
No quemes naves
Tené presente que las conversaciones son para abrir oportunidades. No des ningún ultimátum, abrí la charla, busquen oportunidades juntos, no digas cosas de las que después no tengas vuelta atrás. Es una conversación bastante compleja, por lo que necesitás tener el mayor de los cuidados para no quedar estigmatizada o anclada en un pedido de descontento.
Sé positiva, plantealo también dando alternativas; si no es ahora, dejá la puerta abierta para volver a conversar en un tiempo prudente marcando objetivos claros a cumplir en el medio.
hacé que la plata trabaje por vos
Por Nicolás Litvinoff*.
1. Generá ingresos por “afuera” de tu trabajo gracias a la eliminación de los gastos hormiga (pequeños gastos que terminan sumando) y las cuotas, para pasar luego a la aplicación de la regla 50/30/20: el 50% de los ingresos se aplica a gastos necesarios; el 30%, a gastos deseados y el 20% se ahorra. En un sueldo de $20.000, se deben ahorrar $4000 (el 20%) cada mes.
2. Investigá dónde invertirlos. Hoy, existen opciones muy interesantes en pesos como las LEBAC, los plazos fijos o las finanzas colaborativas. Esos $4000 mensuales al cabo de un año se pueden transformar en $48.000, que darán origen al tercer paso.
3. Invertí, monitoreá y reinvertí. Invirtiendo esos $48.000 al 28%, se obtienen $13.440 anuales, que equivalen a $1120 mensuales. Pero el segundo año, y sin tener en cuenta los intereses compuestos, ese monto se duplica.
La buena noticia es que este aumento de sueldo “te lo llevás con vos” por más que cambies de trabajo, porque estás generando un ingreso gracias a tus propias inversiones.
* Director de Estudinero.net
¿Estás pensando en pedir un aumento? ¿Qué ideas te ayudaron? Leé también: Andrea Churba: "El liderazgo es asumir riesgos" y "Y encima sos inteligente"
Experto consultado: Mariano Otalora, director de la Escuela Argentina de Finanzas Personales.
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