Quién fue Virginia Satir, una de las psicólogas más revolucionarias del siglo XX
Esta psicoterapeuta nació el 26 de junio de 1916; rescata el contacto con el otro desde la piel y la importancia de los abrazos: “Se necesitan cuatro abrazos diarios para sobrevivir”, sostuvo
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El 26 de junio de 1916 nació Virginia Satir, una de las psicólogas más revolucionarias del siglo XX. Satir fue una psicoterapeuta que se centró en un estilo de psicología dentro de una línea llamada “sistémica”, es decir, que no tenía en cuenta solo al paciente, como un ser solitario, sino que lo estudiaba y trabajaba junto a su contexto (familiar, escolar, laboral, etc.) entendiendo que no somos sujetos aislados. Fue tan grande su legado para la psicología, que a partir de todos sus desarrollos teóricos y de su forma de trabajo tan particular y humano se desarrollaron nuevas escuelas y estilos terapéuticos que continuaron su progreso.
A finales de los años 50, Satir se convirtió en una de las co-fundadoras del Mental Research Institute (MRI), en la ciudad de Palo Alto, California. Esta institución fue y sigue siendo el germen de grandes mentes creativas como lo fueron Paul Watzlawick, Salvador Minuchin e Irvin Yalom, entre otros. Este espacio se convirtió en uno de los centros más importantes de desarrollo de la psicología sistémica.
¿Cuál es la teoría de Virginia Satir?
Virginia Satir presentó una manera transformadora de comprender los conflictos que las personas llevaban a consulta. Ella expresaba que los problemas de las personas no son el verdadero problema, sino que el problema real está en sus intentos de resolver esas dificultades. Según ella, la forma en que se encaran los problemas es el problema real, no tiene que ver con lo que pasa, sino con cómo se interpreta y las herramientas de afrontamiento que las personas utilizan para resolver lo que pasa. Hoy se diría que la vida es un 10% lo que pasa y un 90% cómo se interpreta y enfrenta.
Su manera de encarar la terapia desde la teoría y la práctica era en gran manera humanística, no desde la perspectiva de un profesional distante y frío, sino desde el profundo deseo de acompañar a que el paciente pueda “volverse más plenamente humano”.
La importancia de los abrazos
Desde la terapia sistémica y humanística, Satir rescata el contacto con el otro desde la piel, y destaca la importancia que tienen los abrazos. Según expresó: “Se necesitan cuatro abrazos diarios para sobrevivir. Ocho abrazos diarios para mantenerse y doce abrazos diarios para crecer”.
Como los niños son seres que están en crecimiento constante, necesitan doce abrazos al día; de todas maneras, y más allá de esto los adultos continúan necesitando esos abrazos.
El abrazo es el contacto piel a piel. La piel es el órgano más grande del cuerpo humano que, al estimularse, desata su poder analgésico y quita el dolor.
Este contacto con otro es muy importante, ya que estar con otra persona estimula el timo, lo que genera felicidad y se libera oxitocina “la hormona del amor”. Esta hormona disminuye el ritmo cardíaco y la presión arterial, lo que baja niveles de estrés y ansiedad.
El poder de los abrazos es enorme, incrementa la autoestima, hacen sentir resguardados y amados, fomentan un sentimiento de confianza y seguridad. Algo que parece tan simple es una eficaz herramienta de sanación, están especialmente indicados en momentos de ansiedad, depresión, estrés. Es por esta razón que los abrazos son los mejores ansiolíticos que existen.
Virginia Satir permanentemente plantó las semillas de la esperanza en el crecimiento de la paz mundial desde su visión humanista de la terapia, de la familia y de la expectativa en la humanidad.
Murió el 10 de septiembre de 1988: dejó su enorme trascendencia y un gran desafío en el campo de la Psicología.
Experto consultado: Flavio Calvo, Doctor en Psicología, docente, tallerista y autor; en IG: @calvoflavio
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