Quién es Isabel Allende y de qué va su último libro, Violeta
La escritora se abrió a diferentes preguntas en un Club de Lectores del que participamos; las razones por las que le puso ese título a su libro, el feminismo, su cábala para escribir novelas, por qué ya no disfruta de las cartas, entre tantos secretos develados
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Quizás la pregunta sea ¿quién es esta mujer que nos gusta tanto leer? Isabel Allende es una de las escritoras de habla hispana más leídas a nivel mundial. Con más de 20 títulos publicados, novelas, obras de teatro, y una lista igual de apabullante de premios, a poco de cumplir 80 años, Allende publica una vez más una novela que atraviesa generaciones y momentos históricos. La tituló Violeta.
Allende nació en Perú, pero es de nacionalidad chilena. Creció en familias de diplomáticos. Pasó por diferentes países y colegios. Y fue refugiada política, e inmigrante en Estados Unidos, donde vive actualmente. Es feminista, consecuencia lógica después de una vida llena de figuras femeninas fuertes que la marcaron. Hoy tiene una fundación que ayuda a mujeres a alcanzar la independencia económica, asegurar sus derechos reproductivos y protegerse contra la violencia.
En un Zoom organizado por el Club de Lectores de Penguin Random House, casa editorial donde Isabel publicó siempre, ante la pregunta de por qué le puso Violeta a su libro, responde “Violeta es un nombre que me gusta. El color violeta es el del feminismo. Y además, Violeta es un título que no necesita traducción. Mis libros se traducen a 42 idiomas”. También dice que fue en honor a Violeta Parra, cantautora y una de las folcloristas más importantes de América Latina.
La fama de Isabel empezó con la publicación de La casa de los espíritus, en 1983, que fue un éxito de ventas internacional. Desde entonces, Allende no para de escribir bestsellers. La casa de los espíritus es la historia de la familia Trueba y atraviesa cuatro generaciones, conflictos familiares, amorosos y sociales. Es la historia contada por Esteban Trueba, el patriarca de este clan, y de Alba Trueba, su nieta, que se enamora de un rebelde (interpretado por Antonio Banderas cuando salió la película). A través de los relatos de esta familia, Allende aborda los conflictos políticos de Chile de principios del siglo XX a los años ‘70.
Algo similar sucede en Violeta, publicado en enero de este año. Violeta es la historia de una mujer que nace durante la pandemia de la gripe española en 1920 y atraviesa los momentos históricos más importantes hasta hoy. Es la historia de la familia Del Valle (nombre de familia que ya aparece en La casa de los espíritus), pero también de cómo evolucionó el rol de la mujer a lo largo del siglo, la lucha por la independencia económica y la dificultad de librarse de pasiones intensas y amores violentos.
Este año se cumplen 40 de la publicación de La casa de los espíritus, una novela que resuena muchísimo en las páginas de Violeta. ¿Casualidad? No lo sabemos. En todo caso, a sus lectores nos encanta revivir ese mundo que mezcla realidad y magia, esos personajes a quienes el amor les da vida. Para quienes el amor y los vínculos son lo más importante.
Una vida para ser contada
“Mi vida es digna de ser contada, no tanto por mis virtudes como por mis pecados, muchos de los cuales tú no sospechas. Aquí te los cuento. Verás que mi vida es una novela”. Así empieza el libro, con una carta que la protagonista (Violeta) le escribe a su nieto Camilo.
Esta es la idea de Allende, tanto para sus libros como para la vida: aprovechá el día. Viví una vida extraordinaria.
Aunque Isabel cuenta que tiene todo un mundo de personajes en la mente, muchos están inspirados en la vida real. En el caso de Violeta, encontró la musa en su madre, quien falleció poco antes del inicio de la pandemia.
“Mi mamá era como Violeta de personalidad, una mujer bella, inteligente, con sentido del humor, irónica”. Pero la diferencia es que su madre nunca pudo mantenerse sola. “Y no hay feminismo sin poder mantenerse sola”, sostiene la autora. “Defiende tu independencia, no dejes que nadie decida por ti”.
Su agente literaria Carmen Balcells le dijo: “Vas a tener que hacer el doble de esfuerzo que cualquier hombre para obtener la mitad de respeto y de reconocimiento”. Su abuelo también se lo dijo de chiquita.
Todo fue leña para un fuego que aún no se apaga: cada 8 de enero Isabel Allende empieza a escribir un libro. Un poco de cábala (fue un 8 de enero cuando comenzó a escribir La casa de los espíritus), pero luego lo empezó a hacer por disciplina. Y para encontrar un lugar fijo para la escritura entre tantas obligaciones que trae el reconocimiento.
La idea para Allende es siempre contar desde las voces de los que suelen perder en la Historia: mujeres, niños, mineros durante la fiebre del oro en Chile. Trabaja con documentos privados que rastrea en bibliotecas, como cartas, una práctica que ella misma disfruta. Mejor dicho, que disfrutaba.
Isabel se escribió cartas con su madre durante años, cuenta ante la mirada atónita de quienes la escuchamos con embeleso. No es casual entonces que esta novela comience con una.
Isabel cuenta que, entre todo lo que extraña de ella, también esto le falta. Isabel ahora ya no tiene quien le escriba.
Una comunidad de lectoras y lectores
Es increíble verla fabulosa del otro lado de la pantalla en el Club de Lectores. Sus fans disfrutan dejándole mensajes de amor en el chat, de admiración y agradecimiento por sus libros. Algunos incluso dicen haber encontrado en uno de sus libros ayuda para reconstruir un vínculo.
También hablan de qué tanto hay de real y de ficticio en los personajes de Violeta. Afable, Isabel responde que Camilo está inspirado en un amigo suyo maravilloso, cura progresista, mientras que Etelvina está inspirada en Berta Beltrán, la mujer que trabajó siempre en su casa y en cuyos brazos (a parte de los de Isabel), fallecieron los padres de Allende. “No tuve que inventarle nada, es ella de pies a cabeza”, afirma en el Zoom.
¿Qué consejo les daría a todas esas mujeres que quieren sanar la relación con sus madres? ¿Qué hacer con la culpa y el duelo de no ser la hija que la madre quiere?, le preguntan sus lectores.
Allende cuenta cómo fue publicar Paula, el libro donde habla de la muerte de su hija. Paula murió con 29 años. Cuando lo publicó, recibió miles de cartas de lectores diciendo que entendían el amor maternal y el sufrimiento de una madre. Sin embargo, resalta de entre todas la de una lectora que no le habló a su madre por 18 años y, después de leer su libro, retomó el contacto con ella. Lo que responde Isabel Allende sobre lo que le sucedió a esta lectora es una obra de arte en sí misma porque es una obra de vida. Es la sabiduría que resta del vivir. La vida después de la vida.
“Se dio cuenta de que, pasara lo que pasara, el amor que le tuvo su madre cuando era pequeña, cuando la gestó, la amamantó, cuando la sacó adelante en la vida, es un amor que es irremplazable. Y eso la hizo pensar en que no importa que ella fuera la hija ideal y que la otra no fuera la madre ideal, la relación tiene que salvarse. Y no tiene por qué ser tan íntima, y no tiene por qué ser perfecta. Puede ser simplemente de tolerarse con un cierto sentido del humor, con cariño”, dice.
“Yo a mi madre la adoraba, pero había muchas cosas de mi mamá que me molestaban mucho. Y cosas mías a ella. Mi mamá hubiera querido que yo hubiera sido distinta, primero que nada, una dama, que me hubiera callado la boca, que no anduviera diciéndolo todo, que en lo posible no fuera escritora y anduviera divulgando los secretos de la familia”, sigue, frente a sus admirados lectores. “El feminismo a mi mamá le chocó mucho, también. Y nos fuimos perdonando. Queriendo por lo que éramos sin querer cambiarnos demasiado. Yo hubiera querido que mi mamá fuera feminista y que fuera independiente, pero no era ella, entonces terminé queriéndola por lo que ella era”.
Y sigue con su relato, casi en tono de confesiones íntimas: “Y ahora cuando la recuerdo, la recuerdo muy anciana, sentada en ese sillón donde siempre estaba ella, muy anciana, pero con la cabeza perfecta. Y esa viejita irónica, inteligente, maravillosa es lo que quiero que se quede conmigo siempre. Y la echo terriblemente de menos. Así que yo creo que hay que tratar de salvar la relación con la mama. Es muy importante”.
Así habla, a sus gloriosos 79, Isabel Allende.
Escribe porque amas
Muchos de sus lectores también le piden consejos. Algún día les gustaría, quizás, ver su nombre en librerías junto al de Isabel (y a quién no). El mejor consejo, cuenta Allende, se lo dio Elizabeth Gilbert, la autora de Comer, rezar y amar, de la que quizás conozcas la película que lleva el mismo nombre y fue protagonizada por la increíble Julia Roberts.
El consejo en cuestión: “No esperes que la escritura te dé fama y dinero. Escribe porque amas el proceso”. Isabel agrega: “Tampoco escribas con la intención de publicar. La escritura es práctica. Entrenamiento, constancia, disciplina. Escribe sobre lo que te apasiona, sobre lo que quieres resolver, sobre las preguntas que quieres contestarte a ti mismo. Esos son tus temas. Las ganas, es lo más importante de todo”.
¿Por dónde empezar a leer a Isabel Allende? Te dejo una breve lista de sus libros más entrañables:
- La casa de los espíritus (1982): Cuando comenzó el éxito de Allende. La historia de la familia Trueba y la familia Del Valle comienza cuando Esteban Trueba se casa con Clara Del Valle, una mujer con poderes especiales (ve el futuro, habla con los muertos). El libro transita la historia de la generación de los hijos y nietos de la pareja de Esteban y Clara, y del enfrentamiento político que derivó en la dictadura chilena. Este libro se llevó al cine en 1993, de la mano de actuaciones increíbles de Meryl Streep, Jeremy Irons, Winona Ryder, Antonio Banderas y Glenn Close.
- De amor y de sombra (1984): Otro libro que se hizo película, nuevamente con Antonio Banderas y Jennifer Connelly. En este libro Allende ahonda en las historias familiares, en el amor y la libertad que se enfrenta a los horrores de la dictadura chilena.
- Hijas de la Fortuna (1999): Cuenta la historia de amor de Eliza Sommers que se enamora de Joaquín, el amante que parte a California durante la fiebre del oro. El periodo histórico en este caso va desde 1843-1853.
- Retrato en Sepia (2002): Es el segundo libro de la serie que comienza con Hijas de la fortuna y transcurre durante la fiebre del oro. Es la historia de Aurora del Valle, nieta de Eliza y su vida junto a su abuela, Paulina Del Valle. Aurora es fotógrafa y vive como en otros libros de la autora un romance tormentoso.
- Paula (1994): Escrita basada en la propia experiencia de la autora que perdió a su hija, enferma de porfiria, en 1991 luego de un accidente. Uno de los libros más conmovedores y duros sobre el vínculo madre e hija.
- Inés del alma mía (2006): Inés, la primera mujer que llega a Chile desde España en busca de su marido. Aborda la conquista de Sudamérica.
- La suma de los días (2007): Relato personal en el que Allende habla de la comunidad que vive con ella en California. Historias con su madre, sus amigas y su búsqueda de amor. En realidad es una historia para su hija Paula, de cómo continuó viviendo la familia luego de su ausencia.
- Largo pétalo de mar (2019): Este libro estuvo en el ranking todo el año pasado. Dos fugitivos de la Guerra Civil Española viajan a Valparaíso en un barco alquilado por el poeta chileno Pablo Neruda para trasladar a más de 2000 españoles. Allí serán recibidos como héroes, y nuevamente exiliados luego del golpe que derrocó a Salvador Allende. Sobre las vidas migrantes.
- Mujeres del Alma Mía: sobre el amor impaciente, la vida larga, y las brujas buenas (2020): Recuerda a las mujeres que la marcaron en su vida, y reflexiona sobre el feminismo.
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