Que sueñes con los angelitos
Estoy intentando una tarea no menor, escribir este texto, el último texto del año, haciendo honor al título del blog.
Hijas en casa, en el living, lo coparon para su despliegue de juegos varios; madre encerrada en su cuarto, sentada sobre la cama, computadora sobre una almohada.
Último texto del año, ya deben estar saturadas de balances. Basta de cháchara, estarán pensando, dale anclaje anecdótico a los textos, Inés.
Ok. Voy a optar por el camino del medio.
Siendo el último post del año, no voy a quitarle su cariz volado pero les cuento:
Hete aquí que hace unos días ordenaba el cuarto de mis hijas y en eso di con un papelito pegado sobre la cabecera de la cama de hija mayor.
Ay, no, no... Sentí una ternura infinita.
A mi hija mayor siempre que le hablo de Dios me saca corriendo. O quizás no llegue a tanto, pero más de una vez me ha revoleado los ojos y la he escuchado decir: "Dios no existe", vaya uno a saber a qué otro adulto estará dándole crédito.
Me dio ternura, por otro lado, verla escribir algo para ella. Nunca vino y me dijo: "mamá, estuve teniendo pesadillas, ¿cómo hago?" Lo resolvió por su cuenta.
Una fuerte confirmación de que el ejemplo pesa más que cualquier consejo.
(Hijas ven a su madre escribiendo deseos en papeles, no se rían).
El caso es que me encontré con ese mensaje y no pudo evitar intervenir. Si algo me ha quedado en claro en estos últimos años es:
Que al momento de pedir, conviene poner el foco en lo que se quiere.
Que lo más efectivo, el mejor atajo, es obviar imágenes de lo no deseado (ni hablar de lamentarse por ello) y concentrarse en el contenido positivo del deseo.
-China, vení.
-Sí, ma.
-Te quiero decir una cosa, mi amor.
Hija se acercó, madre miró el papel, hija se sonrío.
-Está perfecto que pidas lo que quieras, pero buscá un papel y una birome. ¿Vos qué querés? ¿Soñar tranquila, tener lindos sueños?
-Sí.
-Evitá pensar en pesadillas entonces. "Dios, quiero dormir tranquila y soñar cosas lindas".
Ustedes deben estar riéndose de mí. Casi como estar enseñándole a un hijo "no des la sal en la mano" o "no camines nunca debajo de una escalera".
El caso es que mi hija reescribió su deseo, volvió a pegarlo sobre su cabecera manteniendo los tres stickers, pero en otro orden:
-En el centro la princesita.
Quedó así:
-Poné "gracias" –le había dicho.
Agradecimiento. Sé agradecida por tener la posibilidad de una salida creativa a tu problema. Date las gracias a vos misma por crearte esa alternativa.
...
Hoy por la mañana, todavía en la cama, escuché a China que le preguntaba a Lupe:
-¿Vos con qué soñaste?
-No me acuerdo.
-Yo soñé con Gaturro, que me contaban los secretos para ganar el juego de Gaturro.
Vamos, soñar con Gaturro no es soñar con el paraíso, lo sé, pero que te tiren una pista, la solución de un problema, ¿no es soñar con angelitos acaso?
Mi madre nunca fue una referencia de madre dulce, era una madre práctica, ariana, mal hablada, lo sigue siendo, pero al momento de dormirme la última frase que entraba a mi conciencia era aquélla: "que sueñes con los angelitos, gordita".
Sonará infantil para algunas, no me importa cómo suene.
Me parece un buen deseo para pedir-nos (ya que estamos a fin de año).
¡Que soñemos con los angelitos!
Literal y/o metafóricamente hablando.
Que tengamos un año de lindos sueños.
De imágenes mentales que evoquen calma, unión, risa y juego.
¡Vayamos agradeciendo!
¡MUY FELIZ AÑO NUEVO!
¿Tienen algún sueño pendiente para el 2016?
...
Así quedó la casa esa tarde:
Hijas, ni enteradas.
PD: Que tengan un muy buen martes. Como siempre, para contactarse por privado, me encuentran en FB.