¿Qué son las red flags? 8 señales tóxicas que no deberías ignorar en una relación
Te contamos a qué tenés que prestar atención y qué actitudes no deberías naturalizar
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En una época de libertad, en la que reclamamos el poder de diseñar nuestras propias reglas en el sexo y el amor, resulta fácil marearse. Sí, es probable que lo que vos aceptás en una relación no lo acepte otra persona; sin embargo, aunque estemos dispuestas a cuestionarnos ideas como la exclusividad sexual, el proyecto de pareja y el romanticismo, existen actitudes relacionadas con el respeto y el cuidado que no deberían ponerse en tela de juicio. Un repaso por algunas banderas rojas o señales de que el ajetreo y la profundidad en tu relación podrían ser más peligrosos de lo que esperás.
1. Sus ex son “locas”
La forma en que un hombre cuenta su pasado dice muchísimo de él. Si en su relato biográfico no paran de emerger “locas” que tienen la culpa de todos sus males, andá preparando la fuga. Probablemente esto hable más acerca del tipo de relaciones que construye y la forma en que ve a las mujeres que sobre su suerte en el amor. Cuando los patrones son tan claros y la visión de la persona que los vive es una constante revictimización, es muy probable que, en cuanto haya un conflicto, termines ocupando vos el rol de la bruja maltratadora. Esta bandera es especialmente roja si, además, tiene hijos y culpa a su mujer de no tener relación con ellos ni poder cuidarlos como debería. Este tipo de personalidades suele esconder una madurez emocional imposible de superar solo con el amor.
2. Te revisa el celular
Si quiere, aunque sea en chiste, ver con quién chateás, qué fotos guardás y a quién seguís en redes, pará las antenitas. Este es un rasgo de búsqueda de control. Ni hablar de si aprovecha que te vas y dejás el celu destrabado o tu compu abierta para husmear entre tus cosas. Hay un momento en que las cosas se vuelven especialmente peligrosas y es cuando alguien se enoja si manifestás que te sentís invadida después de un gesto así. La confianza no tiene nada que ver con tener acceso a espacios privados, al contrario. La confianza radica en poder relajarte con alguien sin necesidad de controlar nada. Si no es así, el que no confía en vos es él.
3. Siempre opina sobre tu cuerpo
El hombre que monitorea si subiste o no de peso y se da el lujo de opinar sobre tu ropa, maquillaje y pelo avanza poco a poco sobre un terreno muy significativo, que es tu identidad. Muchas veces esto comienza disfrazado de una actitud de cuidado, pero detrás de estos comentarios puede haber una agenda oculta relacionada a una intención de que llames menos la atención o de que limites tus ganas de verte de cierta manera. Demasiada intrusión, de la forma que sea, es mala señal.
4. Te asustás si se enoja
En un vínculo sano sabés que, no importa qué tan sacada esté una persona, no va a dañarte. Si eso no te pasa, la bandera roja es enorme. Y si ya manifestaste que algo te asusta o que no te sentís cómoda con cierta forma de gestionar la ira y eso sigue sucediendo, esta es la señal más contundente de que tenés que cortar un vínculo. Si te quedás, el siguiente paso probablemente sea comenzar a evitar que se enoje, es decir: reprimir opiniones, evitar situaciones y no ser del todo vos misma. Eso nunca puede ser una buena señal.
5. Te compara
Si sentís que estás en una especie de competencia con personas con las que él manifiesta compararte, es porque seguramente lo estás. El gancho para entrar en esta dinámica es que, al principio, vos siempre resultás ser la ganadora, la mejor, la fantástica... Tarde o temprano eso comenzará a cambiar y descubrirás que, ¡oh!, te duele perder. Bienvenida al reino de las triangulaciones. Se trata de un terreno tentador, especialmente si lo tenés endiosado a él y a su opinión. De este terreno, sabelo, podés salir embarrada, si las voces comparativas quedan en tu cabeza.
6. Le gusta verte celosa
Hay personas que, para sentirse amadas, tienen que verte insegura, o para considerarse importantes, tienen que ver hasta qué punto logran enfurecerte. La forma de hacerlo es exponiéndote a ser una desquiciada que, como si fuera una mamá, los reprende por no haber cumplido con su palabra, por llegar tarde, por plantarlas... Estas personalidades no se van de tu vida, sino que te mantienen en ascuas, comprobando su poder sobre vos, que vivís enojada o insegura.
7. No entendés su rutina
Si no entendés en qué consiste su trabajo, sus viajes relámpago, sus ausencias o cambios abruptos de planes, es probable que te falte información... Y es probable que esa información sea importante. Esto es más alarmante si no tiene ni un perfil de red social ni tarjetas de crédito ni papeles claros sobre nada. Los hombres sin contexto ni claridad tienen el don de volver natural la inconstancia, el desconcierto y la falta de transparencia. Si estás dispuesta a no preguntar demasiado, este tipo de relaciones superficiales puede durar años, hasta que se destapa una olla enorme en la que vaya a saber lo que se cocinó. Y después, bueno, andá a digerir eso.
8. Desprecia a tus vínculos
Si es imposible que vaya con ganas a una cena familiar, que no termine criticando o burlándose de tus amigos, conscientemente o no, probablemente busque aislarte. Esta es la forma en que se comienza a dinamitar tu red de contención: desprestigiándola, tirándola a menos y evitándola. No importa qué tan jodidos o aburridos sean tu familia o tus amigos; si alguien te quiere, buscará expandir tu mundo, no podarlo.
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