Qué hay detrás del hashtag #libraryporn
La Biblioteca Pública de Nueva York es una de líbrerías más grandes del mundo y logró resolver el problema del almacenamiento de sus más de cuatro millones de libros y trabajos de investigación tras dos años de reformas. Durante ese tiempo mantuvo cerrada al público su sala principal de lectura, la Rose Main Reading Room, una de las más bellas del mundo.
Para su reapertura, en octubre de este año, la institución dio acceso a un grupo de usuarios para que retratan las salas días antes de la ceremonia oficial y ellos las compartieron en las redes sociales bajo el hashtag #libraryporn -en la misma línea del conocido #foodporn-. El uso del hashtag se extendió después del evento y ya se volvió el punto de reunión virtual para posteadores de imágenes de las bibliotecas más lindas y curiosas del mundo.
Cuando el tamaño importa
Después de abandonar un plan muy criticado para trasladar el grueso de su colección de títulos de investigación a Nueva Jersey, la solución surgió de aplicar el pensamiento creativo y de abandonar todos los esquemas ortodoxos. Ahora, en la New York Public Library, los libros se ordenan de acuerdo a su tamaño: los más grandes junto a los más grandes y los más chicos al lado de los más chicos.
Bajo este esquema los bibliotecarios tuvieron que aprender a usar un nuevo sistema de recuperación de los libros devueltos para transportar los volúmenes y otros materiales, que consiste en conducir unos pequeños carritos motorizados, desde el salón hasta las nuevas instalaciones subterráneas.
Para acomodar todos los libros en el espacio asignado, también tuvieron que abandonar su versión del Sistema Decimal de Dewey, en el que los estantes se identifican por temas, a favor de un nuevo protocolo de "alta densidad" en el que lo único que importa es el tamaño. Los libros se apilan por altura y son rastreados por un código de barras, independientemente del tema, género o nivel de conocimientos que contiene.
La solución, además de práctica, también tuvo sus efectos democráticos, pluralistas: ahora un libro de cocina puede encontrarse junto a uno de historia, uno de cómics con otro de física. Y así, si nos ponemos a imaginar que como en Una noche en el museo, los ejemplares cobraran vida, se armaría una fiesta muy particular.
Para que esto suceda, se invirtieron 12 millones de dólares en la construcción de un espacio subterráneo de alta tecnología, al que se trasladaron 2,5 millones de trabajos de investigación que durante mucho tiempo permanecieron en sus estanterías originales. Esto no forma la totalidad de la coleción de la librería En los niveles superiores se conservaron otros 1,5 millones de voúmenes y se devolvieron a las estanterías del salón principal de lectura (24 metros de ancho por 91 de largo y 16 de altura), los 52000 ejemplares, correctamente catalogados y ordenados. Tarea agotadora, pero que en este video de 2 minutos parece muy sencilla.
Nobleza obliga: para contarles todo esto escuché una entrevista en CBC de Nora Young a Jerry Oliva, director de Administración de Instalaciones de la Biblioteca Pública de Nueva York y un artículo del New York Times
¿Y por casa?
¿Como están organizando sus libros? ¿Les importa el tamaño? ¿Dejaron de compra algún libro que les gustaba por darse cuenta de que al querer guardarlo no entraría en sus estantes? ¿O al contrario? ¿Encuentran fácilemente un libro cuando lo necesitan o les pasa que aparece muchos días después? Volviendo al #libraryporn, qué compartirían en las redes? ¿Se animan a hashtagearlo o tuitearlos durante las próximas dos semanas?
Okey, Dani, todo muy bien hasta acá pero ¿qué leemos?
La respuesta, my friend, is blowing in the air -sigo con la inercia de la emoción por el Nobel a Dylan,como verán-, esta vez no hay "deberes". Les propongo que sigamos conversando sobre este tema y los libros que cada uno está leyendo. Yo estoy con El intérprete del dolor de Jhumpa Lahiri, editorial Salamandra.
Recuerden contactos: clubdelecturaohlala@gmail.com, Instagram y Twitter: @danielachueke
Cariños,
Dani