Probé una clase de hit box y esto es lo que viví
Esta disciplina reconoce a la luchadora dentro de vos. Eso sentí la primera clase. De pronto, le daba con ganas a la pelota de box como en mi propia versión de Rocky femenina.
¿Cómo es?
Entre secuencia y secuencia de golpes, tenés sesiones de HIIT (high intensity interval training), que alterna combos cortos de ejercicio de alta intensidad. Ahí me sentía morir, miraba para los costados para saber si todos estaban chivados como yo, pero entre la velocidad y el ánimo del profe –Agus es un genio– volvía a mí, a mi propio ritmo cardíaco, a mi fuerza. Yo vengo entrenando (mi #proyectopampita), pero esta actividad fue como pasar a otro nivel, porque se intensifica el ejercicio, se te disparan las pulsaciones y se pone a prueba tu resistencia. Hay algo de la mística del lugar, medio en penumbras, música hitera y la energía del grupo que te inspira, que te hace sentir que –aunque no des más– es posible.
¿Qué aprendés?
De pronto estás con los guantes de box (por eso está bueno llegar 15 minutos antes para vendarte las manos tranquila) y aprendés seis golpes básicos, que se combinan en velocidad y ponen a prueba tu coordinación con movimientos no solo de brazos, sino también de caderas. A veces, una buena medida para identificar el resultado de una práctica es ver quiénes la practican, y yo no sé si lo lograré algún día, pero son todos potros, porque trabaja específicamente en quemar grasas y tonificar. Es cierto, hay que ponerle el cuerpo, hay que entregarse.
¿Cómo me resultó?
Cuando salía, le pregunté a una compañera que jadeaba como yo: "¿En algún momento te acostumbrás?". Se rió. Pero los profes me aseguraron que después de un par de semanas te adaptás al ritmo. No me fui con el cuerpo dolorido, para nada, me fui con entusiasmo, como cuando te exponés a un nuevo desafío, me gustó que fuera grupal porque venía entrenando sola, sentí un shock de endorfinas.
¿Quiénes lo enseñan?
Me sentí muy cómoda en el lugar porque lo llevan adelante dos hermanos argentinos, pero criados en México, donde aprendieron la técnica, Agus y Jose, que te reciben como en su propia casa. A veces les huía a este tipo de propuestas porque me resultaban un poco esnob y superficiales. Acá me encontré con un mensaje positivo, que te propone ser tu propia vara para medir el crecimiento, un entorno muy amoroso y una potencia increíble.
Aún no me dieron los horarios para volver, pero será mi aventura 2019.
Si querés probar
Dónde: Humboldt 1981, Palermo.
Más info: www.hitbox-boxing.com.
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