Primer viaje a Europa: 5 ciudades que no podés dejar de visitar
Organizar qué lugares vamos a recorrer en nuestro primer viaje a Europa no es fácil. Por eso, en esta nota, te recomiendo 5 ciudades que no pueden faltar para que puedas disfrutar a pleno cada día.
Barcelona
Barcelona es de esas ciudades que te invitan a volver; ideal para ser visitada en cualquier época del año y caminar por La Rambla desde Plaza Cataluña hasta el monumento a Cristóbal Colón que se encuentra en el puerto viejo y por el Paseo de Gracia, avenida donde se encuentran los edificios modernos y tiendas de lujo a nivel mundial. Pero, lo que más se destaca de este paseo, son las joyas de Antonio Gaudí: la Casa Batlló, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco, y La Casa Milà o La Pedrera.
Uno de los sitios que más me gustó visitar es el Barrio Gótico, que además es el más antiguo de Barcelona. Fue construido en la época romana y aún quedan algunos rastros de la vieja ciudad. Los edificios y palacios góticos del medioevo le dan un toque mágico a cada callecita estrecha por la que vamos a caminar.
Si sos fanatico de Gaudí, el Park Güell, situado en la parte alta de Barcelona, es otra de las obras maestras que no podés perderte, inspirado en la naturaleza es uno de los parques más hermosos que visité. Para coronar el paso por Barcelona, es obligatorio visitar La Sagrada Familia: la obra maestra inacabada de Antoni Gaudí. Podés comprar las entradas al Park Güell y La Sagrada Familia por Internet para evitar colas.
Lisboa
Lisboa tiene un encanto único: sus edificios y azulejos de colores te obligan a estar con los ojos abiertos todo el día, admirando la belleza del lugar. Uno de los sitios más lindos para visitar es el Barrio Alto, al que se puede acceder con el famoso Tranvía 28. Después podés caminar hacia el tradicional Barrio Alfama, ideal para alejarse del ruido y descansar mientras cae el sol.
Todo paso por una nueva ciudad está impregnado por sus sabores, y Lisboa no es la excepción. No podés irte de aquí sin probar los pasteles de Belem: un pastel de nata que vas a encontrar por todos lados, pero solo en esta ciudad está el mejor. Además de probar este manjar, te recomiendo que no dejes de fotografiar la Torre de Belém que se construyó a principios del siglo XVI a orillas del río Tajo. Esta joya de la arquitectura es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Un buen consejo es dedicar un día a Sintra. Nosotros compramos un Tour que nos llevó con guía en español en tren desde Lisboa. Lo bueno de esta opción es que podés conocer en profundidad cada lugarcito que estás recorriendo, pero si lo preferís, ir por tus propios medios es una buena alternativa para poder visitar más lugares. En nuestra excursión, conocimos la Quinta da Regaleira, el lugar más místico y cautivador de Sintra, rodeado de jardines y miles de rincones secretos que fueron diseñados por su creador.
París
La mejor forma de conocer una ciudad y sus costumbres es caminando, y París es ideal para hacerlo: por más de que te canses un poco, te animo a que recorras a pie estas callecitas llenas de historia.
Podés apreciar la belleza de la Torre Eiffel desde abajo, tomando todas las fotos que quieras de forma gratuita, o subir hasta la tercer planta, donde se encuentra la mejor vista de la ciudad. Lo mismo pasa con el Arco del Triunfo: si bien caminar por los Champs Elysees hasta este monumento es todo un evento en sí mismo, no te pierdas la experiencia de subir hasta la terraza y quedarte un largo rato admirando la ciudad.
El primer jardín público en París fue el de las Tullerías, que se encuentra de camino al Museo del Louvre, por lo cual su visita es obligatoria e impactante. Para visitar el Louvre te recomiendo destinar unas 4 o 5 horas de tu día, si es que te gusta el arte y apreciar las joyas históricas de este museo tan particular. Pero ojo, también es ideal planear tu visita para no perderte en sus pasillos y obras de arte.
Caminar y dejarse llevar por las callecitas del Barrio Latino o Montmartre no tiene desperdicio. En el Barrio Latino vas a poder sentarte a descansar y tomar algo en algún barcito típico a buen precio. Mientras, en Montmartre no vas a querer parar: es que su historia y las vistas increíbles que hay de la ciudad desde Sacré Cœur te invitan a quedarte horas. La visita a este barrio bohemio puede terminar en el famoso Moulin Rouge.
Para no perderte de nada en la ciudad del amor, el crucero por el Sena es un imperdible: te recomiendo comprar los tickets temprano, para poder aprovechar todo el día y finalizarlo viendo el atardecer desde el río. De esta forma, también apreciarás la ciudad cuando las luces comienzan a prenderse.
Un último dato. Comprar el tour a Versalles es algo que siempre recomiendo para poder aprovechar el día y conocer de la mano de un buen guía la historia de este palacio tan importante y trascendental para los franceses.Una vez finalizado el paseo, podés seguir recorriendo y conocer los secretos del palacio en bicicleta, una experiencia única si las hay.
Londres
Tu primer día en Londres puede comenzar en el Palacio de Buckingham viendo el famoso cambio de guardia para luego caminar por el Hyde Park. A pesar de ser una gran ciudad, Londres está diseñada de forma tal que siempre podrás caminar y alejarte de los ruidos en un parque alucinante. Para llegar a la Abadía de Westminster por ejemplo, no te pierdas de disfrutar del St James's Park para luego ir hacia el Big Ben y el Palacio de Westminster. Al cruzar el puente está el London Eye, donde te recomiendo subir para poder ver la ciudad desde las alturas, ¡es una experiencia inolvidable!
Para finalizar cualquier tardecita y poder compartir un poco de la cultura londinense, no podés perderte de ir a un pub a tomar una cerveza después de las 7 de la tarde. Vas a ver que en las veredas comienzan a llenarse de gente y te va a ser imposible no parar.
Las calles comerciales más famosas en Londres son Oxford Street y Regent Street, y caminando por aquí se llega al Picadilly Circus, uno de los puntos de encuentro más concurridos de la ciudad.
Si buscás alejarte un poco del centro neurálgico de cualquier ciudad, lo ideal es pasar al menos un dia en Candem Market y Notting Hill. El Camden es uno de los barrios más particulares ya que está repleto de tiendas y mercados con puestos de comida y bebida. Además, podés apreciar toda la esencia punk en este lugar y perderte entre sus calles sacando fotos al mejor arte callejero que hay.
Notting Hill es ideal para un fin de semana: los puestos del Mercado de Portobello, las ventas de antigüedades y sus típicas puertas de colores que tanto anhelan los visitantes del lugar son atracciones imperdibles para cualquier turista.
Edimburgo
De un tiempo a esta parte, Edimburgo se convirtió en una de las ciudades que despiertan más curiosidad para los viajeros. No es novedad que es una de mis ciudades favoritas y que siempre recomiendo destinar unos días para poder caminar y saborear Escocia con calma.
Ideal caminar por la Royal Mile, la calle principal que une el Castillo de Edimburgo y el Palacio de Holyroodhouse que, además, está rodeada de bares, cafeterías y miles de puestos para comprar regalos típicos de la ciudad.
La visita al castillo es imperdible para comenzar a comprender la historia de la ciudad: fue construido como fortaleza militar en la Edad Media, y a lo largo de su historia pasó a ser dominio de diferentes reyes. Pero, para quienes se interesan en la historia más actual la visita a el Palacio de Holyroodhouse no puede faltar: aquí se instala la Reina de Inglaterra cuando está en la ciudad.
Si, como a mí, te gusta coleccionar atardeceres, no te pierdas de caminar por Calton Hill o Holyrood Park, desde donde se puede acceder a una vista panorámica alucinante de la ciudad.
Imperdibles: visitar los callejones de Mary King's Close, parte de lo que fue la ciudad antigua de Edimburgo en el siglo XVII y que ahora están sepultados a unos 20 metros de profundidad.
A una hora en tren está el pueblo de Stirling, ciudad que fue protagonista durante la Guerra de la Independencia y su castillo es el más grande de Escocia. Está ubicado, igual que el castillo de Edimburgo, sobre un volcán ya extinguido y construido por diferentes edificios de los siglos XV y XVI.
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