Por qué nos gusta tanto Cortázar: dialogamos con Gustavo Di Pace
¿Cómo están? ¿Listos para leer un cuento de Julio Cortázar? Descarto que la respuesta es un rotundo y entusiasta sí, por lo que deduzco de las propuestas que vinieron intercambiando el jueves pasado. Para quienes no las vieron y sienten curiosidad pueden leerlas en la parte de Comentarios de 5 planes de salidas literarias para junio.
La idea de comentarlo juntos me inquietó un poco por un motivo: nunca pude terminar Rayuela, algo que me da mucha culpa y siempre espero que en algún momento de la vida, el libro me va a llamar y nos vamos a saber entender. Por ahora, la anécdota es que el primer ejemplar de los 4 que convivieron en mi biblioteca en algún momento, me lo regaló en un viaje un querido amigo alemán que adoraba esta obra, que había leído en sus clases de idioma español. Jürgen hablaba perfecto castellano, con las zetas pronunciadas como corresponde, lo que lo hacía algo impostado, pero también era alguien poético, bohemio y descontracturado. Una brisa de aire cálido en el frío de veinte grados bajo cero de Munich. Era, se podría decir, un cronopio perdido en Alemania.
Nos reímos un buen rato cuando le contaba este recuerdo ayer a Gustavo di Pace, escritor que da un curso sobre la vida y la obra de Julio Cortázar en el Bar Cortázar.
Qué mejor lugar para reunirnos y charlar y aprender más sobre este autor, que en el bar de la esquina de Cabrera y Medrano, mientras compartimos una rica picada y una cerveza artesanal. El ambiente, cargado de fotos, libros, decoración en madera, esas sillas típicas de los bares de los 60, las mesas contra la ventana, propiciaba la conversación que se prolongaba ajenos al celular, o al reloj. Me fui con la sensación de que ahora entendía un renglón más y que, tal vez el momento de volver a intentarlo con Rayuela, está muy cerca...
- ¿Se puede decir que Cortázar es uno de los autores esenciales de la literatura argentina del siglo XX, como no quedan dudas de que lo fue Borges?
- La verdad es que tenemos grandes escritores. El gran Cronopio, como llamamos al querido Julio Cortázar, es uno de los tres grandes referentes de la literatura nacional, junto a Borges, junto a Roberto Arlt. Recuerdo que Abelardo Castillo hablaba de la tríada Borges, Arlt y Marechal. Sin duda, todos ellos son autores fundamentales, tal vez deberíamos hablar de un cuarteto más que de una tríada ¿no? Cada uno construye un universo propio y cada uno de esos universos dejó su impronta en nuestras letras. Respecto a la típica comparación entre Borges y Cortázar, fijate que a Borges lo tenemos como a un maestro, él mismo pone esa distancia desde su literatura. Y Cortázar, en cambio, es como un amigo, enseguida te sentís cerca cuando lo leés. Yo creo que, más allá de que tendemos a compararlos, son incomparables, porque hay tantas literaturas posibles como personas. Y cada autor, cada libro, propone un juego diferente.
- Crées que es imprescindible leer Rayuela para disfrutar a Cortázar. Tengo la sensación de que hay fanáticos de esa obra y otros que o no la pudieron terminar de leer o que dicen que no la entienden, en cambio, prefieren los cuentos.
- Bueno, Rayuela es un libro de ruptura, removió el avispero, como se dice. A partir del éxito de esta novela los libreros empezaron a sacar del depósito los libros anteriores de Cortázar, que juntaban polvo. Y los reeditaron. El asunto es que Rayuela no es sólo un éxito comercial. Pone en acto la teoría del túnel en la que Cortázar creía. Esta refiere a la idea de que para construir algo nuevo (un túnel) hay que romper lo que está hecho, o sea, el lenguaje, las formas de presentar un libro, de contar. Con Rayuela, el Gran Cronopio rompe con la linealidad de la trama, establece un libro-artefacto que acude a la intervención del lector, un libro collage, plagado de experimentación, de contenido existencialista pero contado de un modo por momentos surrealista. ¡Impresionante! Ahora bien, hay otros que prefieren sus cuentos, y está muy bien. El trabajo en ellos es otro: básicamente se cuenta una historia, y muchos de ellos son de tono fantástico, razón por la cual podríamos decir que hay un Cortázar para todos los gustos, ja ja.
- ¿Es cierto que su obra está llena de datos autobiográficos?
- Sí, como la de todos los que escribimos. El arte se compone de aquello que entendemos por realidad más una gran cuota de imaginación. Y a eso se le suma el trabajo con las herramientas del oficio para que se constituya en definitiva el hecho artístico. Lo importante no es si un texto tiene más datos autobiográficos o no, lo importante es si la historia que te cuentan está bien contada, me parece.
- ¿Qué nos podés decir de su cuento Casa tomada? Parece que tiene una lectura política.
- Mirá, según confesó el mismo Cortázar, Casa tomada proviene de un sueño que tuvo, más exactamente, de una pesadilla. Cuando despertó, se puso a escribirlo y lo modificó levemente a fines literarios. Cuando le preguntaron si el cuento se podía leer como una queja ante el peronismo triunfante de aquel entonces, él dijo que no lo había pensando, pero que si la historia era fruto de su inconsciente, podría interpretarse así. Acordate que el cuento habla de unos habitantes de una casa que va siendo tomada, habitación por habitación, relegándolos poco a poco hasta dejarlos en la calle. Bueno, de algún modo él sentía eso respecto al ideario político que se venía.
- Julio Cortázar es tan auténtico, lo reconocés con sólo leer unas líneas…
Y sí, es que eso es lo que pasa con los grandes artistas, sean escritores, músicos, pintores. Enseguida los identificás. Tienen una manera de decir, de tocar, de pintar, que los hace auténticos. Yendo a la literatura, fijate que los buenos escritores logran imprimir su huella digital, única e irrepetible, en el papel. Lo mismo pasa con la música. Escuchás a Piazzolla y enseguida sabés que es él. Ves un cuadro de Dalí y pasa lo mismo. Lo que interesa en cuestiones artísticas es la autenticidad. Esa es la gran palabra.
- ¿Cómo son los talleres de escritura que coordinás?
Sí, y esto mismo que te conté es lo que trato de lograr con los asistentes. Que sean ellos cuando escriben, que no quieran ser otros, porque lo válido, más allá de que siempre reescribimos a los maestros, es ser nosotros mismos. A través de nuestros cuentos, novelas y poesías, se escribirá una mirada del mundo que es la nuestra. Para todo esto hay herramientas del oficio, claro, cuestiones técnicas, lecturas más que recomendables. En fin, el entusiasmo y las ganas de escribir van a hacer el resto. Como siempre digo: Leamos, escribamos ¡y que la literatura sea!
Hoy leemos
Mi propuesta es que leamos todos los cuentos nombrados: Continuidad de los parques (con final sorpresa, a mí me hizo acordar un poco a El Nadador de Cheever, en los comentarios les cuento por qué se me ocurrió esta asociación tan extraña), Autopista del sur (un clásico vigente y para nada delirante teniendo en cuenta los últimos sucesos del mundo), La señorita Cora (un lindo cuento para comparar con La madre de Ernesto, de Abelardo Castillo), El perseguidor (la historia de un saxofonista) y todos los que ustedes quieran y propongan. Tenemos una semana para embriagarnos de Cortázar.
Dónde encontrás a Gustavo
Gustavo Di Pace (1969). Publicó los libros de cuentos Los patios interiores, Libris de Longseller, 2003, Mi yo multiplicado y El chico del ataúd, Alción Editora, 2011 y 2014 respectivamente, y la novela Tuya es la sangre, bajo el mismo sello, en 2016. Publicó diversos textos en antologías y revistas de Argentina, México y España. Desde 2006 coordina El Respiradero , su taller literario. Tiene un blog Y que la literatura sea También dicta cursos y talleres de escritura: www.cursosytalleresliterarios.blogspot.com
Sobre el Café Cortázar
Es el primer café temático dedicado al escritor. Abrió en 2015 en una esquina de Palermo y ya es un ícono del recorrido turístico de extranjeros y porteños. El sitio recrea la historia del autor de Octaedro, Bestiario, Todos los fuegos el fuego y De cronopios y famas. Todo el ambiente es muy vintage, las paredes están adornadas con citas y fotos del autor, una rayuela a color, la pintura de René Heisecke y dos murales del artista plástico Ricardo Villar.
El menú es super variado, los precios son accesibles y las porciones son generosas: picadas , tortillas, sandwiches, panes caseros , cerveza artesanal, vinos y aperitivos; también se sirven platos calientes como pastas, locro, guisos. Y, lo mejor, los platitos de maní entero como en los cafés literarios que tan de moda estuvieron en los 80.
Cabrera 3797, Palermo. En FB: Cafecortazar, web www.cafecortazar.com.ar
Recuerden que me encuentran en clubdelecturaohlala@gmail.com y Twitter @danielachueke
Más leídas
Con una frase atribuida a Einstein. Rebord le pidió a Milei que emita “unos billetines” y Martín Menem lo cruzó
Golpes, fracturas y amenazas. Noche de terror en un country de Pilar por el ataque de un cruento grupo comando
Alarma en un country. Delincuentes entraron en Estancias del Pilar y se tirotearon con la policía