¿Por qué hay que ir a Vancouver, la ciudad de cristal?
La mejor ciudad americana para vivir es moderna y multicultural, pero no abruma porque también conserva el aire de un pueblo tranquilo, rodeado de bosque y mar.
Sobre la costa del pacífico, al suroeste de la provincia de Columbia Británica, se encuentra la ciudad de Vancouver, multicultural como ninguna. Sinónimo de bienestar, es la mejor urbe americana para vivir, según varios índices internacionales, y el sitio ideal para experimentar la intensidad de una ciudad joven (tiene solo 131 años) y vanguardista junto con bellísimos paisajes a minutos de distancia, que permiten practicar deportes de invierno en las montañas, disfrutar las espectaculares playas o avistar la exótica fauna marina en su hábitat original.
La zona turística por excelencia es el Downtown, que al norte se conecta con el continente a través de puentes emblemáticos como el Lions Gate o por medio del seabus, un ferri que forma parte del sistema de transporte público, para llegar en 15 minutos a North Vancouver o West Vancouver, municipios frente al mar y donde están las montañas y los centros de ski. Al sur del Downtown, hay pequeñas islas como Grandville, un enclave alternativo con un imperdible mercado, las mejores playas de la zona, el inmenso parque Pacific Spirit y la Universidad estatal de Columbia Británica, entre otros puntos interesantes.
Un poco de todo
Una de las ventajas es que los diferentes barrios y atracciones quedan realmente muy cerca entre sí, por eso la mejor manera de recorrer la ciudad es caminando. Desde varios lados se aprecia el perfecto balance entre lo urbano y lo agreste, y el contraste entre los rascacielos brillantes y las casas de los primeros colonos buscadores de oro construidas con ladrillo a la vista, que fueron recicladas para albergar bares, tiendas o galerías de arte. El barrio de Gastown es el epicentro de la vida bohemia. Con calles de adoquines y faroles, es el más antiguo de la ciudad, y la zona donde están los mejores restaurantes. Aquí se encuentra el famoso Reloj de Vapor, una de las fotos obligadas de Vancouver, y el lugar desde donde parte el primer hop-on hop off (los buses turísticos que tienen diferentes paradas) del día (8.31 am). A pocas cuadras está el Vancouver Lookout, un edificio de 167 metros al que se sube en ascensores de vidrio para tener desde las alturas las mejores vistas 360°. Cerquísima, hacia el sur, Gastown linda con Chinatown, un clásico de varias urbes del mundo y el más grande de América del Norte, que en los días de primavera y verano se hace peatonal para dar lugar a un mercadillo nocturno.
La zona de negocios y grandes oficinas está situada en la parte norte del Downtown y termina frente al mar. Va desde la calle Burrard hasta Canada Place, un edificio emblemático cuyo techo representa cinco velas de barco en los muelles, junto a un enorme centro de convenciones y a FlyOver Canada, un alucinante vuelo virtual por las mayores atracciones del país. En esta parte también están las terminales fluviales y donde se pueden contratar excursiones inolvidables como los paseos en hidroavión.
La arteria comercial por excelencia es Robson,repleta de tiendas elegantes, terrazas donde tomar un trago o un café, y el sitio ideal para cenar. En cambio en la parte sur de la calle Granville, se respira un aire más joven y alternativo, repleto de pubs y discotecas.
A tan solo unas pocas cuadras de los altos edificios de cristal, en una península que pareciera desprenderse, se encuentra Stanley Park, el pulmón de Vancouver, un oasis de bosques y lagos inmenso que funciona como el centro recreativo para turistas y locales. Tiene más de 120 años, 4000 km2 de extensión y se parece a una microciudad con áreas de playas como English Bay Beach, parques acuáticos, el acuario más antiguo y grande del país, nueve tótems que son réplicas de los tallados en la zona por antiguas tribus y un tren en miniatura que recorre 2 kilómetros entre túneles.
En los alrededores
Hacia el sur del centro de Vancouver sorprende uno de los lugares más de vanguardia y tranquilos, ubicado en una pequeña península que solía ser un área industrial y fabril. En un water taxi o caminando sobre uno de los veinte puentes que conectan la ciudad, luego de unos minutos aparece Granville Island. Una buena cantidad de galerías de arte, una fábrica de cerveza, un ícono del street art como es la obra Gigantes, pintada sobre unos silos por los hermanos brasileños Os Gemeos y el mercado público son los protagonistas. En el Granville Island Public Market, ícono del lugar, decenas y decenas de puestos ofrecen infinidad de delicias mundiales junto a antigüedades, ropa o juguetes de madera.
Siguiendo hacia el sur, se encuentran algunos de los barrios que forman parte del área metropolitana. La costa de esta parte de la ciudad es increíble, con playas muy glamorosas, al mejor estilo Venice Beach, en Los Ángeles. La estrella es Kitsilano Beach, el lugar a donde van a mostrarse los más jóvenes, pero también el que disfrutan familias no solo por el paisaje espectacular sino por la enorme piscina que hay junto al mar. Otras de las playas más destacadas son: Spanish Banks, Jericho Beach para deportes de agua y la nudista Wreck Beach.
Para realmente ser testigos de la enorme influencia asiática hay que ir hasta Richmond, un barrio a 20 minutos al sur del Downtown y cerca del aeropuerto internacional, al que se llega con el metro, donde la mayoría de la población es de origen asiático. Si bien es un área mayormente residencial, su atracción principal son los exquisitos restaurantes, el puerto y los centros comerciales.
Al norte de Stanley Park, a través del puente Lions Gate o por agua, se llega a dos sitios que sí o sí hay que visitar tanto en verano como en invierno. El primero es el puente colgante de Capilano, de 137 metros de longitud y 70 metros de altura, rodeado de bosques con árboles gigantes y ríos cristalinos. El movimiento es intenso, pero el paisaje lo justifica. Todo el parque es un reducto ideal para los amantes del ecoturismo a solo 15 minutos del centro. Cerca está Grouse Mountain, conocida como el “pico de Vancouver”, un lugar al que se llega desde el Downtown con el seabus hacia North Vancouver. Si bien es el centro de ski más habitual para los locales, que lo visitan incluso después de la oficina, también en verano ofrece una buena cantidad de actividades como senderismo y ala delta, restaurantes y observación de aves y osos. Se sube en teleférico hasta la cima, que funciona de 8 a 20 horas, y en verano existe la posibilidad de ir “surfeando” al aire libre sobre el techo de las cabinas, en un viaje altamente emocionante.
Durante los meses fríos, otros centros de ski a 30 minutos de la ciudad son Cypress Mountain y Mount Seymour, dos verdaderos parques de nieve con pistas y atracciones para todas las edades y niveles.
El lado más salvaje
A pocos kilómetros de la ciudad, la Isla de Vancouver es un viaje en sí mismo. Se puede llegar en avión, en hidroavión o en ferri y pasar unos días entre lo más extremo de la naturaleza. Es el lugar ideal para avistar delfines, orcas y ballenas de marzo a octubre, ver focas, pescar salmón o contratar excursiones para estar cerca del oso negro. Tiene diez parques naturales, más de 700 lagos y senderos de trekking mundialmente conocidos. Hay un par de playas donde los surfers luchan contra la fuerza del océano Pacífico, varias rutas del vino, bosques para recorrer a caballo o en bicicleta y lodges para disfrutar el turismo aventura.
Victoria es la capital, tiene una bella reminiscencia de su pasado inglés, donde se puede tomar el té en las clásicas teterías, recorrer las calles a bordo de un típico bus británico o visitar los edificios de estilo victoriano. Desde el puerto, salen las excursiones para ver la fauna marina, también tiene su barrio chino, jardines plagados de vegetación y un centro histórico sumamente agradable.
Dónde dormir
- Four Seasons Hotel: en pleno centro, a pocas cuadras del Waterfront, tiene un reconocido restaurante y una terraza para descansar (AR$ 5700 la habitación deluxe para dos por noche).
- Hotel Blu: un espacio boutique donde el lujo y la tecnología se unen con una visión sustentable, sobre la calle Robson (AR$4540 la habitación deluxe King en base doble por noche).
- Grandville Island Hotel: recién renovado, elegante y boutique, una gema escondida en el lugar de moda (AR$4100 la habitación estándar para dos personas).
Datos útiles
- Para pocos días en la ciudad, es ideal tomar el bus hop-on hop off, que tiene 24 paradas y una frecuencia de 15/20 minutos. Cuesta 47 dólares canadienses por adulto (AR$648). Más: westcoastsightseeing.com
- Los cruceros son uno de los paseos más tradicionales. Hay de diferentes tipos y por distintas rutas. Depende la duración y los servicios, varían los precios, pero el promedio es 35 dólares canadienses por persona (AR$500 aprox.). Más info: www.boatcruises.com
- Para el 2020, Vancouver tiene el objetivo de convertirse en la ciudad más verde del mundo. Ya se ven varios autos y buses eléctricos por las calles y abundan las ciclovías.
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