Por qué está bueno seguir tus deseos
Como enuncia un antiguo concepto budista, los humanos somos seres deseantes . Queremos, queremos, queremos. Siempre. Más. Y cuando lo conseguimos –ya que nuuuunca es suficiente–, vamos por otro deseo. Y por eso, entrás a un negocio y escuchás música, aromas y vendedoras sonrientes que prometen felicidad. Y en la tele hay familias perfectas, y papas fritas que crujen, y yogures descremados con poderes mágicos, y niños lindos y sonrientes que obedecen a su mamá. Y queremos ser madres, pero también trabajar de lo que nos copa, y sentirnos libres pero tener una pareja estable, y despojarnos de lo que sobra pero conservar ciertos estándares de confort. Mmm..., no nos alcanzaría la vida si nos pusiéramos a enumerar todo lo que nos atrae. Pero ¿y si, en vez de hacer eso, frenáramos un ratito y nos dedicáramos simplemente a estar presentes, sentir y observar? Porque, en definitiva..., ¿dónde vive el deseo? Y lo más importante... ¿Cómo hacer para reconocerlo, elegirlo, pero sobre todo vivirlo con conciencia para así decidir qué camino tomar?
Deseo versus deseíto
Las historias mínimas son encantadoras: el instante de placer hogareño que nos regalamos después de todo un día de trabajo, la torta de Paw Patrol que hicimos para el cumple de nuestro hijo o una buena peli en pareja el fin de semana. Ya lo sabemos: la vida está hecha de pequeños momentos. También ya aprendimos que de eso se trata estar presente y de ninguna manera lo vamos a minimizar.
Pero estos "deseítos mínimos", más de la vida diaria, conviven con otros, más grandes y profundos, que podríamos llamarlos los deseos del alma. Deseos que nos definen y con los que cada tanto también está bueno conectarse. Para no olvidarnos de que, por ejemplo, desde chicas nos gustó la fotografía o siempre quisimos estudiar francés, o que antes, cuando teníamos más tiempo disponible o menos compromisos, amábamos pintar.
Conectarnos, en definitiva, para no alejarnos de aquella pasión o ese sueño que tenemos abandonado pero que, cuando lo recuperamos, nos llena el espíritu de felicidad. Porque todo se puede lograr si se ordenan las prioridades, y también todo es posible si se toman decisiones con conciencia y (sí, de nuevo) responsabilidad. Por eso, además de hacerle lugar al deseíto diario, cada tanto date una vuelta por tu anhelo del alma y preguntale, hoy, si tiene algo nuevo que contarte o traerle a tu presente.
Beneficios de ir tras nuestros deseos
1. Nos conecta con la magia: la magia es lo desconocido, lo que viene, lo que nos espera. La magia es aventura. Porque las cosas a veces giran inesperadas, porque no salen como las planeamos, porque quizá lo que resulta diferente hasta puede ser mejor. Y además, no tengas dudas, todo, absolutamente todo, tiene un porqué.
3. Desarma el ego: preparate para todo durante tu búsqueda, y tené en cuenta que la frustración también puede estar dentro del menú y ser, además, un excelente entrenamiento.
3. Nos aleja del miedo: en la pulsión no hay temores. Hay energía, luz y desarrollo. Porque animarnos a avanzar siempre nos hace poderosas. Pase lo que pase después.
4. Nos acerca a nosotras mismas: a lo que sentimos, a lo que anhelamos. A lo que nos resuena internamente y a lo que no. Por eso el camino debe ser cauto y silencioso. Por eso debe ser privado y, sobre todo, muy, pero muy personal.
5. Fortalece nuestra confianza: confianza en la vida y en los procesos, pero sobre todo en un plan mayor que tarde o temprano acomoda todo en su lugar.
Sé tu propio Cupido
Cuando hablamos de deseo, la palabra sola también nos lleva al terreno de lo amoroso y lo sexual. Y ya sabemos que, cuando se trata de parejas, no existen fórmulas mágicas y la realidad también es que, por más trillado que suene, cada relación es un mundo único y particular. Pero atenti, hay maneras de sostener nuestra Venus encendida a través del tiempo, y aunque lleva su laburo, la gratificación siempre es mayor.
Por eso, si dejaste tu propio deseo olvidado bajo la pila de papeles del escritorio de la oficina o quedó pospuesto al último lugar debajo de la lista del súper, te damos algunas claves para recuperarlo; sé tu propio Cupido :
1. Innovar: lo nuevo puede ser amigo íntimo del erotismo inteligente, y no necesariamente implica grandes desafíos; a veces un conjunto de ropa interior nuevo, algún sex-toy o una peli pueden hacer maravillas combinadas con entusiasmo y actitud.
2. Dejar de lado la pereza: estamos de acuerdo, a veces es una fiaca toda la movida. Llamar a tu mamá, proponerle un plan con los chicos, armar la logística... Pero no queda otra y podemos asegurarte que lo que sea que tengas que organizar, sin dudas, horas después va a haber valido la pena.
3. Aprender a pedir: nunca des nada por sentado. Quizás él simplemente no lo sepa o tal vez ni se le haya ocurrido. Pedí. Hablá. Hablá.
4. Reconectarse con lo que los unió: la pasión por la música o el cine, charlar de viajes o cocinar juntos. ¿Cuántas cosas que amaban hacer fueron quedando de a poco por el camino?
5. Amigarte con tus fantasías: todos las tenemos y, bien utilizadas, pueden ser excelentes disparadores. Hacé la prueba sin culpa ni miedos. Lo que pase en privado... ahí se quedará.
¿Cómo vienen tus niveles de deseo? ¿Estás conectada con lo que deseás? También te proponemos: Hice nudismo por primera vez y Seductores seriales: cómo saber si sos (o si salís con) una de ellos
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