Por qué el amor nunca "cierra"
Un diálogo filosófico para dilucidar el misterio del amor
–Perdoname, pero a mí de chiquito me dijeron otra cosa. Mis padres me anticiparon que de grande iba a encontrar en algún momento al amor de mi vida, algo así como la persona indicada, mi otra mitad; y que en ese momento me iba a sentir más seguro, más pleno, más estable, más armónico.
–¿Y cómo te fue?
–No, bueno; es cierto que en la práctica cuesta mucho, pero los ideales no por eso se derrumban. Hay varias diferencias, pero una vocación de ir por lo común.
–¿Y si la dificultad de la puesta en práctica fuese una prueba de que el problema en realidad lo tiene el ideal? ¿Y si se pudiese repensar el ideal desde otra perspectiva? Fijate que en tus palabras hay una multitud de supuestos: primero, que sos alguien incompleto; segundo, que estás en falta; tercero que el amor tiene que ver con la seguridad o con la estabilidad...
–Pero, perdoname de nuevo; para mí el amor tiene que ver con eso, con una sensación de cierre, de bienestar. Es como que estás siempre buscando algo que no sabés qué es, y cuando el amor llega, esa falencia se completa, se satisface.
–¿Y no sentís a veces que, aunque encuentres supuestamente a alguien, esa falta sigue abierta? Otra persona puede ayudar a que uno se vaya realizando en su búsqueda, pero ¿pensar al amor como realización plena no es demasiado? Tal vez el problema sea el ideal, o más bien la idealización. ¿Por qué conectarse con el otro más en función de lo que te puede proveer y no tanto de lo que el otro es en tanto otro?
–Fácil respuesta: porque si no, no tendría sentido el amor. ¿De qué serviría el amor si no lograra suturar esa sensación de orfandad eterna? A mí, si el amor no me hace bien, entonces no me interesa, prefiero incluso no tenerlo...
–Es que se puede partir de otro esquema: no tanto pensando el amor como utilidad, sino como entrega; no tanto pensando el amor en función de uno, sino en función del otro. Si en el amor lo más importante es uno mismo, entonces solo vale el amor que “me” cierra; pero si lo más importante es el otro, entonces se vuelve más importante mantener al otro con sus diferencias.
–No entiendo. Si el otro mantiene sus diferencias, no hay contacto sino conflicto. Lo ideal del amor es ir encontrando lo que tenemos en común con el otro.
–Si el otro no mantiene las diferencias, no hay contacto con el otro sino con uno mismo proyectado en el otro. Lo más interesante del amor es que, priorizando las diferencias, el otro me saca de mí mismo...
–No entiendo por qué no habría posibilidad de acuerdo...
–Es que los acuerdos, una vez más, privilegian la seguridad de cada uno y no la discontinuidad que el otro puede generarnos. O, dicho de otro modo: si el amor cierra, me da la sensación de que uno de los dos se apropió del otro e impuso su propio interés sobre el otro en nombre de la supuesta necesidad de un acuerdo. Además, si hubiere ese tipo de amor, el acuerdo mismo sería inocuo. Justamente, el acuerdo existe en el amor porque el amor no es pleno.
–Es que me llevás a un estado de vértigo insoportable. Siempre creí que el amor brindaba sosiego. Para mí, la clave del amor es la sensación de que hay algo histórico en mí que finalmente puede cerrar.
–Mucho “mí” y mucho “me”. Lo que queda abierto es plantearse, sin hipocresía: ¿quién es más importante en el amor: uno o el otro? •
¿Cuál es tu respuesta al planteo de nuestro filósofo? Con una mano en el corazón... ¿Vivís el amor como utilidad o como entrega? También analizá: Date por amaday¿Querés matchear? 3 caminos para conocer a alguien
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