Plantas inteligentes y sensibles
Hace unos meses tuve un sueño lúcido, todavía era verano y estaba previsto que la luna llena saliera a la madrugada. Pero cuando me asomé al patio noté que las estrellas brillaban mucho más de lo habitual, y que las plantas también se habían iluminado con unos destellos verdes en sus contornos (¿su aura, tal vez?) Por un momento me quedé extasiada, no entendía bien lo que pasaba pero tuve la sensación de que nunca antes había podido observarlas de esa manera, que en realidad era su verdadero aspecto, y que me había conectado con ellas desde lo más profundo de mi ser. Sentí amor y agradecimiento, una mezcla de emociones difíciles de explicar con palabras. Comprendí a todas esas personas a las que les gusta andar abrazando árboles, ¿me habría convertido en una de ellas? No lo sé, pero desde aquella noche, tengo la certeza de que hay una verdad que los humanos debemos conocer, que está delante de nuestros ojos, y que tenemos que aprender a verla.
El año pasado, por el Día de la Tierra, escribía: “La Tierra somos nosotros, estamos unidos a ella de manera indisoluble. Lo que hagamos la afecta, lo que le pase a ella puede determinar nuestra permanencia”.
Aprender es, para mí, la palabra.
Aprender de la naturaleza, despojarnos de nuestra mirada antropocéntrica y poner en cuestión todo lo que damos por sentado, tal vez sea la única manera de abrirnos a la verdadera sabiduría. Si con las reglas que usamos hasta ahora el mundo es un caos, ¿no es hora de cambiar las reglas?
Una persona que cayó del cielo, o en realidad bajó de un avión mientras estaba en el sur, me recomendó un libro que se llama “Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal” (2015) y es del profesor italiano Stefano Mancuso. El director del Laboratorio de Neurobiología Vegetal plantea algo que no es tan nuevo pero que todavía es resistido por algunos científicos. Él dice que las plantas sienten, piensan, y tienen una capacidad perceptiva mayor a la de los animales, que aunque no tienen órganos, pueden ver, oír, y cuentan con quince sentidos más que los nuestros; son capaces de distinguir a las que son de su propia familia de las que no lo son, enviarles nutrientes, cooperar o competir por ellos, y producir químicos volátiles para comunicarse entre ellas y con otros animales, (como en la polinización), o para combatir posibles predadores.
Es muy interesante su charla TED:
Algo que llama la atención es el tema de la inteligencia. El profesor menciona que ya en 1880 Charles Darwin publicó “El poder del movimiento en las plantas”, y en el último párrafo escribía: “no es exagerado decir que la punta de la radícula de las plantas actúa como el cerebro de los animales inferiores”. En esa zona hay estudios que registran mayor consumo de oxígeno y una actividad potencial de acción similar a la que se registra entre las neuronas de nuestro cerebro, como una sinapsis. Y no es que las plantas tengan cerebro o sistema nervioso, sino que la mayoría de las células ejercen la función de producir y transportar señales eléctricas, y eso es más que suficiente para resolver problemas, memorizar (y mantener esa información por varios días), aprender, pueden percibir cambios eléctricos, el campo magnético, las vibraciones, y la presencia de agentes patógenos (¿qué sentirán ante los herbicidas?).
El biólogo polaco Frantisek Baluska escribió “Comunicación de plantas. Aspectos neuronal en la vida vegetal” (2007) donde indica que las plantas "reconocen otros organismos tales como bacterias, hongos, otros plantas, insectos, aves y animales que pueden incluir a los humanos". Me intriga mucho este punto, si nos reconocen, ¿qué sentirán? ¿Nos verán como posibles predadores? ¿Son conscientes sobre ellas mismas, sobre la red que crean con otras plantas?
Otras charlas, como la del profesor Ariel Novoplansky y Florianne Koechlin, con estudios de Química y Biología giran en torno a este tema y a repensar la capacidad y los derechos de las plantas. Desde la Sociedad de Señales y Comportamiento de las Plantas, se invita a la gente a suscribirse y apoyar las investigaciones de los científicos alrededor del mundo.
Recuerda Mancuso que el 97% de la biomasa (materia orgánica), del planeta es producido por las ellas. Como parte de una sociedad organizada, es probablemente un ejemplo que no estamos teniendo en cuenta para copiar y asimilar.
Hoy, más que nunca, pienso que la sabiduría está en las plantas.
Me encuentran en kariuenverde@gmail.com o Kariu en Verde
Abrazo enorme.
Kariu