Pareja: "Éramos mejores como amigos, que como novios"
Nuestra amistad era perfecta, pero nuestra pareja es un caos. ¿Qué sucede cuando se mezclan los sentimientos? ¿Cómo saber si es amor o estamos confundidos?
Teníamos una amistad ideal, tan buena que las emociones fueron dándole forma a la relación, y cuando nos quisimos acordar ya estábamos de novios. Nada parece más romántico que enamorarnos de esa persona que primero se ganó nuestra amistad. Pero como ya sabemos, en la vida, no todo funciona como debería, y mucho menos en el amor, donde aún las ecuaciones más exactas son dignas de tener error. Por lo tanto, lo que prometía ser la mejor historia de amor, se convierte en una relación que ni se asoma a lo que creíamos que íbamos a vivir.
Pareja versus mejores amigos
Vamos a empezar diciendo que es imposible comparar una amistad con una relación de pareja, básicamente porque se trata de vínculos diferentes. Por lo tanto una amistad que se transformó en amor, no mantiene los mismos roles, sino que nos pone a los dos en lugares nuevos. No podemos pretender que todo sea igual cuando los sentimientos que sostienen la relación cambiaron y por más que ambos nos conozcamos de toda la vida, tenemos que aceptar que no sabemos cómo es cada uno en lo que respecta a su forma de amar.
Si nos enfocamos en buscar como pareja lo mismo que encontrábamos cuando éramos amigos, siempre terminaremos confundidos. Necesitamos ser claros con lo que sentimos para poder juntos gestar un nuevo vínculo, intentar forzar las cosas para que sean de un modo particular, no sólo le va a quitar la espontaneidad a la relación, sino que también va a limitar su crecimiento. Cuando nos enamoramos siendo amigos, y nos elegimos para formar una pareja debemos estar dispuestos a no quedar atados a los principios que antes regían nuestra amistad, y comprometernos en elaborar cimientos sobre los cuales podamos darle carácter propio a la vida que elijamos compartir juntos.
Por supuesto que muchas cosas de nuestra amistad se van a reeditar en nuestra pareja, pero no necesariamente tiene que ser así. A veces es difícil ser consciente de esto a la hora de enamorarnos, pero es importante tenerlo en cuenta porque una vez que lo amoroso tiene lugar, es imposible que todo vuelva a su punto de origen. Las cosas pueden volver atrás, pero nunca se partirá de lo mismo.
Cómo evitar confusiones
No caer en reproches. Es imposible que una pareja se abra paso, si constantemente carga con las expectativas formadas en base a la amistad que teníamos. Ninguno puede culparse ni culpar al otro de no ser aquello que pudimos proyectar sobre una idealización.
Darnos tiempos para conocernos en roles diferentes. Toda relación nueva necesita espacio para descubrir su dinámica. Esto se construye juntos y descubriendo cómo somos en facetas que el alcance de una amistad no permite entrever.
No evitar decir lo que sentimos por miedo a perder el vínculo. Lo que nunca se debe perder en la relación es la honestidad. Ser sinceros con el otro respecto a nuestros sentimientos, es lo que nos va a permitir no caer en situaciones que lleven a diferencias insalvables.
Aceptar la incertidumbre que conlleva una pareja nueva. Cuando arrancamos una relación ninguno de los dos sabemos si va a funcionar, y esta no es la excepción. Ser grandes amigos no garantiza enamorarnos profundamente, somos nosotros los que debemos estar dispuestos a descubrir si lo que realmente sentimos es amor.
¿Qué estás buscando?
La amistad no es excluyente en el amor y viceversa, pero tener en cuenta las diferencias de cada vínculo es lo que hace que podamos conservarlos. Lo que tiene de incondicional un amigo no siempre es igual a lo que le exigimos como condición a una pareja. A veces las similitudes que nos hacen únicos en lo amistoso, son las que nos hacen chocar cuando nos enamoramos. Los sentimientos se pueden mezclar, pero a la hora de amar todas las emociones quedan expuestas ante nosotros, dándonos la oportunidad de ver que es lo que realmente queremos. Cuando todo encaja perfectamente, es lo mejor que nos puede pasar, nada más sólido que dos personas que se aman y se acompañan, pero si la pareja no resulta, tampoco nos equivocamos, porque peor es quedar atrapados en una confusión de sentimientos hacia el otro. Como se suele decir, cuando una relación no nos ofrece lo que esperábamos, sirve para que logremos distinguir qué es aquello que estamos buscando.
¿A vos te pasó? ¿Tuviste una amistad que terminó siendo tu pareja? Leé también: Sexo y pareja: ¿quién cede en la relación?yElla murió, pero su corazón aún late en el bosque.
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