Pareja: "Amo a mi novio pero nunca estamos solos, siempre hay amigos de por medio"
Todo el tiempo tienen planes con otros y tu casa se transformó en un club. Entran y salen amigos, su hermano, tu prima y hasta esos que conoció ayer en el partido de fútbol. Almuerzo con unos, asado con otros, y ustedes dos..., ¿cuándo?
¿Qué pasa cuando la vida social se va de mambo y no tienen espacio para la pareja? ¿Se pierde ese lugar especial o simplemente el vínculo mutó un poco o podría estar en jaque?
¿Por qué están siempre con gente?
Un día hacés el clic y caés en la cuenta de que hace meses que no están solos. Cuando te das cuenta de eso, te acordás también de todo eso que no le contaste, dando por sentado que no te iban a gustar sus respuestas o creyendo que ya las sabías. Empezás a preguntarte qué pasa y a veces no hay un motivo que lo explique, pero podés recorrer estos puntos a ver si con alguno te identificás.
Demasiada previsibilidad
Este primer punto tiene que ver con el aburrimiento de estar con el otro, generalmente porque ya sabés lo que te va a contar y lo que te va a responder. Sentís que su discurso ya te cansa. Entonces, resulta más atractivo compartir tus cosas con otros y recibir una mirada distinta.
Se acabaron las ideas
Hay parejas que no son tan creativas, entonces las propuestas de planes juntos se van agotando y repitiendo, y eso no te atrae. "¿Vamos al cine y a comer algo este viernes?": te resulta un embole, pero tampoco sabés qué proponer. La vida social, en cambio, hace que se abran las charlas y discusiones, y ese espacio nuevo trae vitalidad.
El sexo te aburrió
No tiene que ver con zafar del sexo, sino con el aburrimiento que te genera la rutina. El deseo en la etapa inicial de una relación es espontáneo y forma parte de la adrenalina de la conquista. El tiempo y los preparativos que ponemos en el plan de seducción son dopamina pura. Luego, con la consolidación de la pareja, el vértigo de lo nuevo cae para dar lugar a la intimidad y la seguridad. Es todo un desafío sostener el deseo y la intimidad en una relación estable y duradera.
Te desconectaste de tu energía sexual
A veces, en una relación estable, uno o los dos le escapan a la intimidad porque les cuesta conectarse. El sexo, cuando uno está desconectado de su energía sexual, puede generar cierta exigencia, por lo que uno se resiste y le escapa a la situación erótica.
No se bancan la intimidad
A veces sentís que si estás con tu persona más cercana, alguno de los dos va a sacar ese tema que les preocupa o eso de lo que estás tratando de zafar. Y como no tenés ganas de pasarla mal, sugerís salir con alguien y evitarte esas conversaciones incómodas. Es más pesado lo que implica estar solo con el otro que las ganas de estar con él. A veces, cuando la desconexión tomó mucho tiempo de sus vidas, cuesta volver a mirarse. La intimidad los pone cara a cara y no se quieren enfrentar a lo que son ahora estando solos. ¿Y si no se encuentran? Da miedo pensar en lo que se transformaron, y lo social funciona como distractor.
Tienen vida social compartida
Hay parejas que salen con otras porque tienen una propuesta o costumbre divertida: "Nos reunimos porque tenemos un taller de cine o hacemos un deporte en el río, y vamos todos juntos". O bien, los dos –o uno– son muy amigueros y siempre tuvieron varios compromisos sociales. Esto es distinto y no tiene que ver con tapar algo, pero hay que ver el valor que les damos a los planes sociales y medir el impacto que esa constancia tiene en nuestra relación más importante.
El valor del espacio íntimo
Solemos desestimar lo que la intimidad con los más cercanos puede darnos. A veces son ellos los más descuidados por creer que lo demás –lo urgente– es más importante. Es cierto, hay temas por resolver, relaciones por mantener y quizá planes muy divertidos por otros lados. Pero es importante pasar tiempo juntos y solos, tener momentos de intimidad emocional y sexual, para que no te pase, después de mucho tiempo, de estar durmiendo al lado de alguien de quien ya no sabés lo que le pasa, lo que piensa ni lo que siente.
Tenemos la falsa creencia de que el otro se quedará ahí para siempre, también nos convencemos de que ya conocemos todo del otro –incluso sus facetas más profundas, esas que lo mueven en la vida y que, eventualmente, lo podrían alejar de una–. Pero las personas cambian y las fotos (momentos) se ponen viejas. Es en los espacios íntimos donde realmente saboreamos a la otra persona, y no rodeados de muchos otros. Estar solos sirve para ir entendiendo por dónde va el otro, qué le va pasando con sus emociones, con su vida, con sus miedos y deseos.
Además, tu pareja es el interlocutor más privilegiado, es quien conoce todas tus zonas oscuras, tus miserias; es quien desde hace mucho tiempo sabe de vos, de tu familia y de tus amigas. A veces te dice cosas que no querés escuchar pero que son ciertas, y suele ser necesario escuchar una crítica, o bien un punto de vista distinto al tuyo pero con todo amor. Tu pareja –si es una pareja sana, de buen amor– te devuelve la mejor mirada sobre vos misma.
¿Cómo reencontrarte?
Como todo en la vida, la pareja requiere equilibrio. Evaluá si tu espacio individual, el social y el de la pareja están en armonía y, a la vez, preguntate: ¿estás construyendo lo que realmente querés con tu pareja? Si un ámbito crece mucho, será en detrimento de otros, es una cuestión energética. Claro que puede haber momentos, pero lo ideal es que se mantenga el equilibrio. Entonces, luego de analizar esto, si ves que te faltan momentos íntimos con tu pareja, pensá en estas opciones para reencontrarte:
1. Buceá en tu interior y reconectate con el amor que sentís por tu pareja
Dale valor a la intimidad que hizo que fueran construyendo todo lo que son juntos. Sabés que son imperfectos como pareja y tenés presente que van a tener dificultades y problemas, pero también conocés lo increíble que se siente cuando alguien te quiere bien, te cuida y desea lo mejor para vos. Esa persona que es feliz cuando vos lo sos. Apoyate en todo lo lindo que se desprende de la certeza de que el otro está.
2. Después podés elegir tener una charla
Quizá no sea la mejor, pero puede que tu pareja valore el acercamiento y el interés por tenerla, aunque hay personas que no se sienten cómodas hablando de las emociones y se encuentran mejor desde otro lugar.
3. Buscá disparadores de encuentro nuevos
Puede ser una película, un poco de música, quedarse sentados en un parque o salir a caminar. La química empezará a vibrar en el aire cuando estén un tiempo solos.
4. Valorá el silencio
El silencio también es un gran motor de intimidad, incluso en situaciones en las que sentimos que hay que saber lo que le está pasando al otro: dos personas que se conocen pueden comunicarse en el silencio.
5. Evitá los "espasmos" en el vínculo
Los espasmos no suelen ser buenos amigos de las relaciones. Planear una cena sorpresa o invitarlo a un viaje relámpago puede ser buena idea, como no. Hay casos en que la pareja está desconectada y ponerle mucha expectativa a un plan puede terminar en frustración. Menos espuma para los momentos de crisis.
Una agenda cargada puede alejarte de tu pareja, como así también puede reavivar la llama, ya que la falta mueve al deseo. Todo depende de cómo alimentes la fantasía: podés aprovechar los momentos para tener encuentros fugaces en el baño de un bar o para decir "estoy cansada". La clave está en no perder el misterio ni la complicidad. Si en los encuentros sociales con tu pareja te desconectás, resta. Si, en cambio, estás en un evento social y tratás de verlo como si fuese un extraño al que te querés levantar, la situación es la misma, pero la predisposición cambia.
Cuando el tiempo pasó, la idealización queda lejos. El cambio está en hacernos cargo de cómo dejamos que el juego desaparezca y el fuego se apague y en buscar revertirlo, o si ya probaron todo para reencontrarse, dejar de tapar una pregunta más crucial: ¿realmente queremos estar juntos? •
Expertas consultadas:
Lic. Patricia Faur , psicóloga especialista en pareja.
Lic. Cecilia Canzonetta, psicóloga sistémica y sexóloga (@lic.ceciliace).
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