Para pasar las mil y una noches: recorrido por Estambul
Un viaje sensorial con los secretos y contrastes de una de las ciudades más caóticamente hermosas de Europa. Pasen y vean.
Poné en alerta tus sentidos y preparate para sorprenderte: Estambul es un mundo de detalles que va a fascinarte desde el primer momento. Es la ciudad más poblada de Turquía (¡las calles son un caos!) y, por los contrastes de sus palacios y el mar Bósforo, es una de las ciudades más llamativas de Europa. No tengas miedo de caminarla y explorarla: aunque tengas una lista de los imperdibles, vas a querer salirte del itinerario y simplemente observar la vida local de su gente entre los mercados, el centro antiguo, los cafés y las plazas. Una vez que recorras Sultanahmet, el centro viejo, animate a descubrir los barrios más modernos (y bohemios) y menos turísticos, como Karakoy o Galata, ¡te van a encantar! Además, Estambul es una de las pocas ciudades en el mundo que están ubicadas entre dos continentes y conecta la cultura oriental con la occidental, lo que te va a hacer vivir una experiencia de mucha historia, pero también de sorpresas modernas. Como dijo Napoleón Bonaparte, “si la Tierra fuera un estado, Estambul sería su capital”.
Sentite una reina
- Palacio Topkapi: con sus 70 hectáreas, más que un palacio, era una especie de ciudad para los sultanes del imperio Otomano. Hoy es un museo y su tesoro expone algunas de las piezas más valiosas del mundo, como un diamante de 88 kilates que perteneció a la mamá de Napoleón. Abre todos los días, de 9 a 16 (excepto los martes), y la entrada cuesta 12 euros. Si lo visitás al mediodía, quedate a almorzar en Konyali, su restaurante exclusivo con vista al mar.
- Palacio de Dolmabahçe: con un estilo más barroco, este palacio fue el que reemplazó al Topkapi como residencia oficial de los sultanes. Es el edificio más grande de Turquía y, además de ser impresionante por dentro (¡no te pierdas la escalera de cristal!), es uno de los palacios más lindos por fuera. Está construido sobre el Bósforo y sus portones de rejas dan directamente al mar. La entrada cuesta 16 euros y abre todos los días menos los lunes y jueves. Es clave ir durante la mañana; a partir del mediodía colapsa de turistas.
- Palacio Beylerbeyi: era el palacio de verano para los visitantes extranjeros de los sultanes y está rodeado de estanques, fuentes y jardines. Además, en todas las salas hay alfombras de Hereke, un símbolo de Turquía. Está ubicado sobre el lado asiático del Bósforo, abre todos los días excepto lunes y jueves y la entrada cuesta 8 euros. Podés llegar por tierra o agua: si vas en ferry, vas a poder ver la fachada del palacio desde el mar, que es imperdible.
Sale un baño turco
¿Escuchaste hablar de los baños turcos o hammam? Son espacios de mármol que hacen de variante húmeda del sauna y son un hit en Turquía. Sirven para limpiar la piel y liberar toxinas. Hay muchas opciones en la ciudad: la clave es que sepas cuáles son mixtos, cuáles para ir en pareja y cuáles son exclusivos para mujeres. Algunos son muy modernos e incluyen paquetes de spa, como el Samraan, que ofrece desde masajes de ayurveda hasta máscaras faciales de oro. Podés reservar turnos online en www.samraan.com
Los clásicos
Santa Sofía: es esa cúpula gigante en el horizonte de Estambul que aparece en varias postales. Es parte de la basílica bizantina de Santa Sofía, una de las más famosas del mundo. Eso sí, no tengas miedo de salir contracturada: la cúpula es tan imponente que va a obligarte a mirar para arriba todo el tiempo.
Mezquita Azul: sobre la plaza de Sultanahmet, y enfrente de Santa Sofía, vas a encontrar otra de las mezquitas más famosas de Estambul, solo que mide la mitad del tamaño que la anterior. Cuando entrás, te das cuenta de por qué la llaman así: hay más de ¡20.000! azulejos azules que adornan la cúpula y los techos. Para ambas mezquitas, acordate de ir con pantalón largo y los brazos cubiertos y sacarte los zapatos antes de entrar. Además, las mujeres tienen que taparse el pelo con un pañuelo.
Gran Bazar: también conocido como “Kapaliçarsi”, en turco, está ubicado en el centro de la ciudad vieja y es uno de los más grandes y antiguos del mundo. Tiene más de 80 calles y 4000 puestos en donde vas a encontrar de todo, además de cafecitos locales para un break entre compras. Los nombres de las calles corresponden a los artículos que se venden en sus negocios, datazo clave para no marearte. Abre todos los días excepto los domingos, de 8:30 a 18:30. Las alfombras y las especias son irresistibles. Acordate de regatear los precios; es una costumbre cultural.
Mar Bósforo: no te vayas de Estambul sin subirte a un crucero por el estrecho del Bósforo, que conecta el mar de Mármara con el mar Negro. En verano, el ambiente alrededor del Bósforo es súper juvenil y hay ganas de fiesta constantemente: hay muchas terrazas y barcitos copados para tomar algo y disfrutar de un tremendo atardecer.
Fin de semana en Capadocia
Uno de los lugares más mágicos de Turquía (¡y del mundo!) está a solo 700 km de la ciudad de Estambul y es buscado por millones de viajeros internacionales. Capadocia fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es una formación histórica de rocas inmensas en la región de Anatolia Central, del lado asiático del país.
La atracción más famosa es el vuelo en globo aerostático (los mejores son los de Butterfly Balloons) sobrevolando lo que parece una superficie lunar que va a dejarte sin palabras. Si no te animás, podés programar el despertador antes del amanecer y ver desde la altura el ejército de globos de colores que invaden el cielo en un espectáculo fascinante.
Los hoteles van a impactarte porque están construidos dentro de cuevas naturales, respetando el paisaje. Una opción súper acorde en precio, calidad y ubicación es el Aydinli. Asegurate de tomar un desayuno en la terraza porque la vista es de otro planeta.
Al mejor estilo “elige tu propia aventura”, podés optar entre dos circuitos (si te alcanza el tiempo, anotate en los dos): uno es el Sendero Rojo, en el que vas a recorrer las formaciones de rocas, las cuevas, las chimeneas naturales y el castillo de piedra; y el otro es el Sendero Verde, con otro paisaje totalmente diferente (verde, obvio), en el que podés conocer la ciudad de Derinkuyu, ¡a 85 metros de profundidad!
Para llegar a Capadocia desde Estambul, podés tomar un vuelo interno con Turkish Airlines que dura 90 minutos o un bus nocturno que tarda entre 10 y 12 horas y cuesta alrededor de 30 euros.
Los cafecitos turcos más lindos
- Huzur Kiraathanesi: parece suspendido en el tiempo, en una calle angosta que pasa desapercibida. Acá se toma sobre banquitos de lana y madera en compañía de viajeros hipsters y ancianos.
- Velvet: no hay una taza igual que otra y cada una es tan chic que vas a querer llevártela a tu casa. Los apoyavasos de cerámica son un lujo y las bolsitas artesanales en donde traen el té son tan delicadas que no vas a querer abrirlas.
- Karabatak: en el barrio de Karakoy, un café con árboles, reposeras y un jardín interno divino. Probá la mosaic cake, que es imperdible.
Cómo llegar
Turkish Airlines ofrece vuelos directos de Buenos Aires a Estambul, desde US$ 1581, con cinco salidas semanales (no vuela ni los martes ni los sábados).
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