Papel plantable, la semilla del cambio
Cuando de hábitos sustentables se trata, es imprescindible buscar la forma de aprovechar los recursos al máximo, antes de considerarlos basura. En la naturaleza nada se pierde. Por eso la idea de reciclar papel es un gran paso, pero si a ese papel le agregamos semillas que generan nueva vida, se vuelve una genialidad. Ese es parte del trabajo que realiza VeoVerde a través de su papel plantable: en la tierra y con un poco de agua, pasa de ser una simple tarjeta a una planta que algún día podrá crecer en una maceta o en una huerta.
Carlos Davite es de Córdoba y tiene 28 años. A los 20 llegó a Buenos Aires con el objetivo de estudiar Sociología en la UBA, y se quedó a vivir en la ciudad que nunca duerme. Durante sus años de aprendizaje intensivo tuvo algunas experiencias laborales que dejaron su huella, como la ONG Huerta Niño, un proyecto pedagógico y productivo que utiliza las huertas orgánicas como herramienta para que los chicos aprendan a cultivar la tierra en su propia escuela, pero que además cumple una función social dentro de los comedores escolares.
El estudiante de sociología viajó a las provincias, se involucró con los chicos y sus familias, conoció la problemática de la malnutrición infantil en las comunidades rurales del interior y colaboró para acortar las distancias en esa brecha enorme entre los que tienen mucho y los que apenas acceden a un plato de comida. En su carrera siempre le había interesado la relación entre el hombre y naturaleza -entre la sociedad y la naturaleza-, por lo que orientó las materias que hacía, y los cursos por fuera de la facultad, hacia la permacultura, la agricultura orgánica y biodinámica, y la gestión de residuos.
Una vez que dejó de trabajar en la Fundación quería seguir involucrado con esos intereses. Dicen que las buenas ideas pueden surgir en cualquier lugar, mientras corrés, en la ducha o en un bar. A Carlos Davite le apareció una gran idea en una fotocopiadora. En la facultad veía muchísimo desperdicio de papel, entonces pensó: ¿Por qué no aprovecharlo y juntar dos propósitos?
Así empezó su emprendimiento junto a Sebastián Luna Lazcano y Constanza Feldman, como una fusión de temáticas. Una vez armado el proyecto, empezó la tarea de búsqueda. Se encontraron con que ya había antecedentes similares en otros países, pero no había ningún manual de procedimiento, así que fue una cuestión de prueba y error. En seis meses lograron hacer un producto listo para salir al mercado, con semillas insertas en el papel reciclado, que podían crecer en donde se plantaran. Pero los objetivos no se agotan.
-La idea es ir incorporando otras líneas, siempre lo supimos. En términos de capacidad de producción pensamos que el papel plantable fue un buen comienzo para ser lo que queremos: una usina de materiales que se consigan a partir de una economía circular.
Algo similar al objetivo del empresario Gunter Pauli, y su Blue Economy, que los desperdicios puedan integrarse a los ciclos de la naturaleza. Sabemos que los árboles son fundamentales para frenar el cambio climático por lo que evitar la deforestación es uno de los principales compromisos de nuestro tiempo.
Los clientes, dice Carlos Davite, tienen un perfil amplio, desde consumidores finales que buscan tarjetas de invitación o souvenirs para eventos especiales, como casamientos, cumpleaños y bautismos, pasando por productos no personalizados, como señaladores, calendarios, agendas, tarjetas y etiquetas, que se podrán encontrar en tiendas, hasta pedidos corporativos para souvenirs o regalos institucionales. Con diseños elegidos por el cliente, desarrollados por ellos, o de catálogo, las tarjetas se adaptan a cada necesidad.
-¿Se pueden elegir las semillas?
-Trabajamos con semillas de huerta de estación, lo que significa que durante las distintas etapas del año vamos cambiando las semillas que utilizamos. También usamos de flores y de aromáticas. Para pedidos chicos usamos las que hay en stock. Los que más usamos son lechuga, berenjena, tomate, morrón, rúcula, zanahoria. Tuvimos experiencias con mostaza, amaranto, estamos sacando con lino y lavanda. Hemos hecho con romero, menta, se pueden pensar varias opciones.
-Me gustaría que dieras algún mensaje a los lectores para pensar acerca del reciclaje en la vida cotidiana.
-Que el reciclaje sea un disparador para incorporar nuevos hábitos, separar residuos en origen, lo que posibilita que muchos emprendimientos puedan hacer su trabajo. Como también señalar la conciencia y la importancia de las legislaciones que permiten estas prácticas, y el trabajo de las empresas que producen lo que nosotros consumimos. Así que está buenísimo que vayamos incorporando lo más que podamos a nivel individual y no perder el ojo en la acción colectiva sobre el consumo y la producción. A partir de ahí, ser más eficientes en cuanto a los recursos y la capacidad de reincorporarlos a los procesos productivos y a la naturaleza. En cuanto al papel plantable, es interesante porque la materia prima es el desperdicio de otras industrias y nosotros lo transformamos con un valor agregado y una funcionalidad. Evita un problema, o el no uso eficiente de un recurso que estaba apto para ser utilizado, el uso de papeles vírgenes, que es innecesario, y también que se deposite en un basural. En segunda instancia, son papeles que reciclamos una o dos veces. No usamos aglomerantes ni clorados para blanquear el papel, lo que permite una buena biodegradación y germinación de las semillas. Es importante darle a las personas un contacto con la tierra, creo que puede ser un lindo momento. El hecho de poder germinar una planta y verla crecer es un golpecito que nos viene bien, a partir de ver la fragilidad y la responsabilidad que conllevan nuestros actos, puede ser una buena metáfora.
Mil gracias, Carlos, por responder mis preguntas. Me encanta esta propuesta, encontré emprendimientos parecidos como Viví más verde, J. Romaní Plantable y Germina. Ojalá que la idea se siga replicando en otros ámbitos.
Más información en VeoVerde.
Me encuentran en kariuenverde@gmail.com o en Kariu en Verde
Abrazo enorme.
Kariu