Panamá City: mucha historia, ritmo y unos buenos patacones
La capital de este país caribeño es más que una ciudad de paso. Descubrí todo lo que tiene para ofrecerte y tomate unos días para recorrerla.
Pensás en Panamá como destino y ya estás poniendo tu bikini en la valija. Sus costas de agua turquesa, limitando al norte con Costa Rica y al sur con Colombia, son lo más pero no son lo único. La ciudad en la que nació Rubén Blades merece un par de días -sino más- para ser recorrida.
En esta capital se conjugan lo antiguo con lo cosmopolita, el verde y el gris cemento. Desde sus alturas ves una ciudad colonial custodiada por enormes rascacielos de vidrios espejados, naturaleza versus conglomerados de edificios y su característica más representativa: el encuentro de dos océanos.
Los highlights
Panamá La Vieja: fue la primera ciudad construida por los españoles en 1519. Por estar enclavada en un lugar estratégico, sufrió distintas invasiones. El famoso pirata Morgan estuvo al frente de una de ellas y terminó incendiando la ciudad que al final fue abandonada. Hoy es Patrimonio Mundial de la Humanidad y cuando la caminás, encontrás restos de iglesias, edificios de gobierno y conventos.
Casco Antiguo: cuando visitás Panamá La Vieja hacés el combo y te vas para el Casco Antiguo, que se construyó después del incendio de la anterior. Sus pintorescas casitas conservan la fachada original pero hoy están convertidas en residencias, bares, restaurantes y tiendas. Además de conocer la historia del lugar, podés picar algo o chusmear algún bar o discoteca (si preguntás por un boliche no te van a entender).
Canal de Panamá: es la obra de ingeniería ícono del país que une el océano Atlántico con el Pacífico, permitiendo el paso de buques y cruceros. En el momento en que lo visites, seguro va a estar cruzando un barco. Vas a ver cómo funciona el sistema de esclusas y cómo logran que la embarcación avance. ¿De qué se trata? Las esclusas son compartimentos a los que entra y sale agua para ir nivelando la diferencia de altura que existe entre mares.
Mi Pueblito: para saber más sobre la cultura panameña, tenés que ir a Mi Pueblito. Es un complejo que se divide en tres y que representa las distintas etnias del país: el pueblo afroantillano, los campesinos y los indígenas. Podés ver danzas típicas con las bailarinas luciendo la pollera panameña y hay una feria con precios muy accesibles. Recomendado de compras: las molas, que son unos tapices con telas bordadas muy característicos y coloridos.
Podés encontrar los tradicionales sombreros Panamá, que en realidad son ecuatorianos. Sucede que eran usados por los trabajadores que construyeron el Canal de Panamá y, cuando el presidente estadounidense Theodore Roosevelt estuvo de visita se puso uno y, a partir de ese momento, este accesorio conoció la fama con el nombre de
Cerro Ancón: después de mi pueblito seguís camino y subís el Cerro Ancón. Es un lindo camino y, cuando llegás, tenés una vista espectacular. Para los panameños este lugar es todo un símbolo: en la cima flamea su bandera pero hasta hace unos años, cuando el Canal estaba en manos de Estados Unidos, se veía la bandera yanqui.
Cinta costera: ya el nombre te lo dice; es la costanera que recorre gran parte de la ciudad. Vas a ver mucha gente haciendo deporte o simplemente paseando. Vos podés sumarte a una caminata o, por qué no, meterle un poco de running a las vacaciones.
Calzada de Amador: cuando decís que querés ir a la Calzada, te repreguntan “¿Al Causeway?”, porque así suelen llamarla. Se trata de un paseo marítimo, rodeado de agua, que te lleva a tres pequeñas islas del Pacífico. Pero más que la llegada a cualquiera de estos destinos, lo que más vas a disfrutar es el trayecto. Tenés bicis y rollers para alquilar y recorrer así todo el camino. Hay barcitos y restaurantes para comer platos típicos frente al mar. Otro dato: encontrás un Duty Free Shop al que solo podés ingresar con pasaporte (no permiten residentes).
Tarjeteando
Seguramente ya tenés el dato: en Panamá se compra a muy buen precio. Tenés malls para elegir como Multiplaza, Soho Mall, Alta Plaza y Multicentro pero aunque pases por la puerta y te den ganas de entrar, evitalo. En general no vas a encontrar marcas muy reconocidas ni tanta variedad como en Albrook, el shopping panameño por excelencia. Tenés varios pisos y una oferta enooorme. Hay tiendas llenas de percheros y con distintas secciones en las que encontrás desde ropa hasta productos de belleza. También están las marcas internacionales que ya conocés. Podés pedir alguna rebaja diciendo que sos turista.
Si solo pasás por Panamá para conectar con otro destino, podés aprovechar las horas de espera para salir de compras. Hay un servicio de “free shuttle” que va del aeropuerto a Metromall, con salidas cada 45 minutos de las cabeceras. Además, te dan una tarjeta de descuentos.
En la Zona Libre de Colón tienen acceso solo los turistas o mayoristas. Está buenísimo para comprar electrónica, perfumes, zapatillas y ropa sin impuestos. Queda a 45 minutos de Panamá en auto (podés alquilar uno o ir en taxi). También tenés buses o un tren que hace un recorrido con unos paisajes bellísimos. En este caso, demorás, más o menos, una hora.
Dato importante: la moneda oficial es el Balboa pero es principalmente simbólica. En Panamá se manejan directamente con dólares.
Sabrosón: con ritmo y sabor
En todos los puntos turísticos, vas a encontrar restaurantes y bares que te sirven algunos de los platos típicos. No podés visitar la Calzada de Amador sin tomar una cervecita fría acompañada de patacones (plátano frito), mirando el atardecer.
Las cervezas industriales más reconocidas son Panamá y Balboa. Al igual que en Argentina, las cervezas artesanales son tendencia. Las más recomendadas, Casa Bruja y La Rana Dorada.
Además de los restaurantes tradicionales, metete en una fonda, que son los sitios en donde comen los lugareños. Una zona en donde abundan es en Vereda Afroantillana, por la zona de Río Abajo. Deleitate con platos especiados con tomillo, curry y coco.
Si vas a la Vereda Afroantillana, pedite una “piña beer” en Donde Iván. Es una bebida a base de piña, vainilla y azúcar, bien refrescante.
En el Mercado de Mariscos, ubicado cerca del Casco Antiguo, venden toda clase de frutos de mar y es ideal para probar ceviches y platos con pescado fresco. Está abierto de 11.30 a 17.30.
A la noche, subite a una “chiva parrandera”. Es una excursión muy divertida, ideal para hacer con amigas. Vas recorriendo la ciudad a bordo de los antiguos colectivos panameños (chiquitos y pintados de todos colores) con música pachanguera y tragos.
Cómo y por dónde moverte
Para ir de un lado a otro, lo más recomendable es que arregles con un taxista o un conductor de Uber para que te vaya armando el recorrido. Como reciben mucho turismo, ofician de guías a la perfección. Arreglás un precio fijo por día o recorrido y tenés los traslados asegurados. Además, es más copado que meterte en un tour, donde dependés de horarios preestablecidos.
Prestá atención porque las calles no siguen una numeración exacta y los carteles no se ven bien o no están; así que tenés que guiarte por negocios o edificios y tener bastante paciencia porque dos cuadras, se pueden convertir en seis.
Otra opción son los buses (entre 0,25 y 0,50 dólares el pasaje) o el metro (5 dólares). Necesitás una tarjeta que funciona como nuestra SUBE.
Las avenidas principales son España, Balboa, Tumba Muerto, Transísmica y Calle 50. Tenés toda clase de comercios y bastantes opciones para hospedarte. La zona de San Francisco, especialmente en Punta Paitilla, es más residencial y también es súper recomendable.
Cuándo ir
Tienen solo dos estaciones: invierno y verano. Ambas coinciden, meses más, meses menos, con nuestro calendario. La diferencia es que allá siempre hace calor. Los meses menos copados son octubre y noviembre porque es la temporada de lluvias.
¿Ya te convenciste? Panamá City vale la pena visitar antes de disfrutar de unos días de playa.
Agradecemos a Jenny Echeverría y Yovanka Ramos por su buena onda y colaboración.
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