Pablo Zuca : “Soy muy auditivo en cuanto a las sensaciones”

Empezaste en la radio casi jugando, desde muy chico. ¿Qué te atraía de ese mundo?

Mi viejo era técnico y me gustaba verlo a él, entonces siempre estuve ahí jugueteando entre aparatos y radios. A medida que fui creciendo, la usé como un canal de expresión. Por ahí, en vez de jugar a la pelota, me metía en una radio.

Cuando el “juego” se vuelve “rutina”, a veces se pierde el placer. ¿No te aburrís nunca?

Sí, pero ya tengo el mecanismo incorporado para salir de esa, porque me pongo de muy mal humor cuando me aburro. En lo que sea.

¿Y cómo salís de ahí?

Como no me soporto aburrido, me voy a caminar, me pongo un disco, me tomo una cerveza. Conectarme con la acción me saca de ahí.

¿Cómo equilibrás la parte solitaria de tu trabajo con lo que pasa al aire, con los otros?

A mí me toca básicamente administrar el laburo y las sensibilidades del equipo. Y con el tiempo aprendés a pilotear no solo equipos de trabajo, sino también energías.

¿Qué lugar ocupa el silencio en tu vida?

Es fundamental tener el equilibrio entre el silencio y el ruido, si no, nos desequilibramos. Soy muy usuario del silencio. Especialmente cuando me colapsa la cabeza o me encierro demasiado.

¿No va a morir la radio con la tecnología?

Creo que se va ir adaptando con nuevos formatos de transmisión. Pero decir que la radio puede morir es como decir que van a desaparecer los sueños. La radio es como los sueños, o sea, vos tenés los ojos cerrados, te dormís y te pasan otras cosas en la cabeza. La radio es eso: lo que te pasa por la cabeza no te lo limita nadie.

Es un poco “misteriosa”, la radio... Y vos también tenés algo de misterio que te rodea.

Me gusta cuidar un poco ese “misterio” que queda. También soy introvertido. Me gusta guardar algo. ¿Por qué mostrar todo? De hecho, me quisieron desnudar en las fotos y no quise...

¿Qué aprendiste de laburar con Andy?

Con él, ya nos miramos y nos entendemos. Aprendí que hay que estar pendiente del equipo y tratar de que todos estemos bien. Entonces, eso también te conecta con la persona con la que laburás todos los días, no es una boludez.

Tenés un costado “bon vivant”, de alguien que sabe elegir sus placeres, y algo de Peter Pan. Sos un “niño grande”...

Sí, es una buena ensalada. Tengo mis pequeños placeres: ir a tomar mi cerveza a mi bar favorito, ir a comer a mi bodegón preferido, y si paso por una juguetería, entro porque me encantan.

Y se te viene el “cuarentazo”, que a un nostálgico no creo que le pegue muy bien...

Sí, creo que ya lo estoy pasando por adelantado.

Ah, ¿tenés cuarentazo precoz?

Tengo 38, pero a los 40, ya voy a haber rendido esa materia. Tengo la maldita costumbre de adelantarme a las crisis. Primero me estreso y después me doy cuenta de que no pasaba nada.

“Enroscadito”, sería...

Un poquito, sí.

¿Y ganas de hijos, o a Peter Pan no le copa?

Sí, me estoy permitiendo atravesar por todos los estados hasta que en algún momento decante y me lo pida el cuerpo, pero sí. Sueño con tener “Zuquitas”. Por ahora disfruto de mis sobrinos.

Las mujeres te tiran todos los “perros de la calle” en Instagram, ¿cómo te pega eso?

Es parte del chiste de la radio y del misterio que genera. Me causa gracia, en algún punto.

Ya que sos un bicho de radio, ¿te dejás seducir solo por una voz?

Sí, totalmente. Soy muy auditivo en cuanto a las sensaciones.

Si tuvieras que musicalizar una tarde de domingo relajado, una primera cita y una noche de sexo, ¿qué sonaría en cada una?

Depende de cómo sea ese domingo, de cómo sea la chica de la cita y de dónde se esté teniendo sexo. Pero si me la tengo que jugar, pondría “Garota” (Erlend Oye) para relajar, “Sexual Healing” (Ben Harper) para una primera cita y “Glory Box” (Portishead) para tener sexo.

Asumo que aprendiste mucho sobre la importancia del “timing” en tu laburo...

Aprender a encontrar el momento para cada cosa es fundamental. Sin timing, cortás un clima, es como poner un rock donde va un reggae, o sea, no tiene nada que ver.

Y si tuvieras que dar una clave para lograr timing para la vida... ¿cuál sería?

Hay que aprender a escuchar al otro sobre todo y pelear contra la ansiedad de querer decir algo porque podés arruinar un momento.

¿Te imaginás tu vida sin hacer radio?

No, mi “banda de sonido mental” no para. •

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