Obesidad infantil, ¿cómo podemos frenarla?
Manu tiene once años. Su mamá trabaja ocho horas en una oficina, su papá es administrativo en una empresa de zona norte y vuelve a la noche. Por la mañana, cuando lo dejan en el colegio, siempre le dan un paquete de galletitas que come en los recreos, le gustan las de chocolate o las que tienen mermelada roja adentro, a veces compra gomitas y caramelos en el quiosco. Al mediodía lo busca la abuela, por lo general calienta lo que quedó de la noche anterior, y si no ella prepara algunas hamburguesas, salchichas o patitas de pollo con papas fritas o puré instantáneo. A él no le gusta la verdura, la mamá se cansó de insistir y ya ni le ofrecen. Tampoco fruta, casi nunca compran y en el supermercado al que van consiguen todo empaquetado. En el canal de dibujitos que mira durante varias horas antes de jugar a la play, pasan la publicidad de los chocolates y los postres con figuras coleccionables. Manu sabe que si termina la comida y se porta bien va a tener un premio dulce.
Sobrepeso y obesidad. Dos problemas graves a nivel mundial. Recuerdo que hace un tiempo leí que por primera vez en la historia, la cifra de la gente con sobrepeso superaba a la de desnutridos. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en el continente americano la tendencia continúa en alza en América Latina y el Caribe -salvo Haití-, y la enfermedad afecta más a las mujeres y es preocupante en los niños. Las razones de esta situación son complejas pero tienen un mayor responsable: la industria alimentaria. La producción de ultraprocesados y el exceso de sal, azúcar, grasas, aditivos y conservantes, nos convirtieron casi sin darnos cuenta en adictos a la comida.
El 1 y 2 de junio la Organización Panamericana de la Salud/ Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), Unicef y la Dirección de Relaciones Internacionales de la Presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación convocaron a las “Jornadas sobre políticas regulatorias para la prevención del sobrepeso y la obesidad en la niñez y la adolescencia”. Entre los participantes se destacaron médicos, nutricionistas, ONGs, legisladores, abogados, técnicos, representantes de empresas y gente de medios, para avanzar sobre este asunto en el que estamos atrasados con respecto a otros países que ya aplicaron un marco regulatorio para la promoción de alimentos saludables y están observando los resultados.
En nuestro país, aproximadamente el 60% de la población adulta tiene exceso de peso y el 20% padece obesidad. En un artículo de la periodista y editora de Salud, Nora Bär, que participó como moderadora en uno de los paneles, la Argentina ocupa el segundo lugar en América latina y el Caribe por su tasa de sobrepeso en menores de 5 años. Y en los estudiantes de 13 a 15 años, afecta a uno de cada tres, según la Encuesta Mundial de Salud Escolar realizada en 2012.
Queda claro, después de las jornadas, que no podemos dejar que la solución provenga del mercado, es importante que intervenga el Estado y se apliquen leyes que regulen este problema. Por eso, en este momento, un proyecto de Ley de Promoción Saludable espera avanzar en el Congreso, y hay más de cien que tratan el tema. Pero de nada sirve una ley no se trabaja en conjunto desde todos los ámbitos, estamos obligados a actuar antes de que las estadísticas aumenten.
El doctor Fabio Da Silva Gomes, que es asesor regional de OPS en nutrición y actividad física, presentó estudios sobre la región. Afirma que el marketing de los alimentos es efectivo para incrementar el consumo de productos que no necesitamos, sobre todo en el caso de ultraprocesados, una empresa grande, como Unilever, gastó cerca de 8 mil millones de euros durante 2016 en mercadeo. La manipulación de la publicidad a la que estamos expuestos, es un elemento de persuasión que pesa a la hora de elegir: tardamos de 4 a 6 segundos en seleccionar los alimentos en las góndolas. También habló sobre la presión de la industria que puede interferir en las regulaciones sobre productos poco saludables, o intentar debilitar las leyes. No es una tarea fácil, pero es posible.
Todavía en América Latina hay un porcentaje mayor de comida casera, por eso somos un mercado importante, el objetivo es que esas costumbres no se pierdan. Para ello, la estrategia que se implementó con mayor éxito es:
- Etiquetado frontal de alimentos. Que aparezcan en forma visible y con terminología simple.
- Advertencias en los productos. Especificar si tienen alto contenido de grasa o azúcar.
- Prohibir la publicidad para niños y no dejar que se utilicen dibujos o juguetes que los vuelvan más atractivos.
- Prohibir la venta en entornos específicos, como escuelas y lugares de trabajo. Garantizar la comida real en las escuelas.
- Aumentar impuestos a la comida y bebida no saludable.
El sistema de advertencias, con etiquetado frontal, funciona en Chile y también en México, donde se logró bajar el consumo de ultraprocesados. El plan de acción en contra de la obesidad se aplica además en el Caribe y en Brasil. Mientras atanto, en Colombia se está discutiendo un proyecto, y en Perú y Bolivia se avanza en la reglamentación del etiquetado.
Por su parte, el doctor Tito Pizarro, Jefe de la División de Políticas Públicas Saludables y Promoción, del Ministerio de Salud de Chile, contó que ante la gravedad del problema de la obesidad y del aumento de enfermedades derivadas, se vieron obligados a limitar el consumo de alimentos bajos en nutrientes y perjudiciales para la salud. Debido a la obesidad, muere una persona por hora, y la patología también aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, entre otras. A casi un año de la implementación de Ley 20.606 , de la Composición Nutricional de los Alimentos que comprometió a gran parte de los ciudadanos (incluidos los chicos), el resultado es exitoso. Se mejoraron los entornos a través de la promoción de una Guía Alimentaria Sana, que incluye actividad física y aumentó el consumo de comida local. Se subieron los impuestos para las bebidas azucaradas y gaseosas, y bajaron los impuestos al agua. Además se sancionó la Ley 20.869 sobre Publicidad de Alimentos que prohíbe la publicidad en niños menores de 14 años y la actividad publicitaria de las fórmulas infantiles. Estas leyes son un buen antecedente para los proyectos de ley argentinos.
La Diputada Graciela Cousinet, la Senadora Anabel Fernández Sagasti y el DiputadoHéctor Olivares contaron algunas de las leyes que se presentaron, pero que hasta ahora no fueron tratadas en el recinto. La presentada por la senadora mendocina, Fernández Sagasti, que está en la espera de que la comisión de salud trate el dictamen unificado, propone etiquetar y limitar el consumo de azúcar y también el jarabe de maíz de alta fructosa (JAM), hacer obligatorio el etiquetado visible de alimentos y bebidas no alcohólicas procesadas, no realizar publicidad engañosa, como mostrar frutas que no contienen entre los ingredientes, no promocionar ni comercializar productos altos en azúcares, grasas o sodio. Agrega que de no cumplir la reglamentación fijaría multas, decomiso y clausura de los lugares que no se atengan a la ley.
Estamos frente a un momento decisivo en el que no podemos mirar para otro lado, volver a comer alimentos tradicionales y poder elegirlos libremente en las tiendas, desarrollar la agricultura familiar y promover nuestro vínculo con lo más natural, son tareas que nos corresponde a todos. Necesitamos la participación política de gente que actúe sin conflictos de interés y por el bien común. Nuestro ejemplo es fundamental para las nuevas generaciones.
El viernes seguiré con la segunda parte de esta nota, ya que quiero compartir algo de lo que fue la intervención de la Cátedra de Soberanía Alimentaria de la Escuela de Nutrición de la UBA, representada por la Licenciada Myriam Gorban y el docente y abogado ambientalista Marcos Filardi.
Ustedes, ¿cómo cuidan su alimentación? ¿Cómo eligen la comida? ¿Qué eligen darle a sus hijos? ¿Qué les gustaría que se reglamente por ley?
Me encuentran en kariuenverde@gmail.com o Kariu en Verde
Abrazo
Kariu