Nuevos aires y diseño de autor para la avenida Mendoza
En Ingeniero Maschwitz, dos paseos con sello propio; restaurantes con interesante cocina, ropa, decoración personal y un bar con sello marino
En la medida que uno se va internando en la avenida Mendoza, los ruidos de la Panamericana comienzan a diluirse y, como contrapartida, el trinar de los pájaros, que encuentran hogar en una frondosa vegetación, se hacen más evidentes.
Pero no es la única presencia grata. Ahí nomás de la colectora, un primer indicio: un simpático local, todo de madera, que ofrece cosas ricas para el té. Y basta caminar unos pocos metros más por la asfaltada Mendoza para darse cuenta de que esta zona, a unas 20 cuadras del centro de Ingeniero Maschwitz, ya no es la misma. En unos pocos años todo cambió, viró de punta a punta, con nuevas propuestas que van de la gastronomía al diseño y la decoración.
Una trabajada puerta de hierro da la bienvenida en Mercado de Maschwitz, un emprendimiento que, en algún punto, tiene en su arquitectura algo de La Boca. Está claro, se trata de una galería, con 35 locales y construcciones en la que abundan la madera con aire de añejos, los techos de chapa y los pasillos con trabajados balcones. Reminiscencias de aquel barrio de Quinquela Martín.
Pero también contribuye a esa cosa de pueblo la verdulería Del Tomate, en la entrada del paseo, con sus cajones llenos de coloridas frutas y verduras, y donde se abastecen vecinos y visitantes.
En la planta baja, que se transita por una calle de gruesos adoquines, están los restaurantes. La oferta es amplia: desde una parrillada clásica, como Ley Primera, con todos los cortes tradicionales y una simpática galería cubierta con ocho mesas (se puede comer por $ 130 pesos, con vino incluido), hasta La Anita, una vieja conocida en el Bajo de San Isidro. "Es un almacén orgánico, naturalista y restaurante. Tenemos mucho de vegetariano y también pescados, nuestra especialidad", cuenta Gabriela, la encargada del local, donde además se consiguen aceites y semillas de todos los tipos y colores, entre otros productos.
Mientras prepara las mesas para el mediodía, con sus manteles azules y blancos, y mobiliario bien ecléctico, Gabriela cuenta que los días de semana suelen tener un público local, de la zona, pero todo cambia los fines de semana. "Sábado y domingo se acerca gente de todos lados, incluso muchos turistas extranjeros que han empezado a descubrir esta zona", asegura.
Arriba, otro escenario
En la planta alta hay locales de diseño, con percheros en los pasillos colmados de ropa, y también hilados y coloridos tejidos. Otros ofrecen masajes, muebles de autor y, en un extremo, una pintoresca peluquería, Martín y Martín, para los que quieren renovarse.
Cata, puesto de quesos y vinos, está en la planta baja y abrió hace dos años y pico como fiambrería. Pero le fue tan bien que hace poco más de un año anexó el local contiguo y ahora también ofrece almuerzos y cenas. Sin embargo, los fiambres, si hablamos de comidas rápidas y picadas, siguen siendo el fuerte de su propuesta, con 20 tipos de sándwiches. ¿El más pedido? Por lejos, el de jamón crudo, queso brie, tomates confitados, rúcula y aceite de oliva ($ 54).
Cata abre de 11 a 24, pero los fines de semana, como en todo el complejo, las puertas siguen abiertas hasta las 2 y un poco más también. Todo queda en manos del comensal.
"La carta cambia cada dos meses, con seis entradas y cinco platos principales, y siempre con productos de estación. Incluso tenemos nuestra propia huerta, que abastece al restaurante. El aceite de oliva lo traemos de San Rafael, Mendoza; también tenemos mostaza francesa y una bodega con más de 200 etiquetas", explica Mariano Pugliese, el chef del lugar.
Los fines de semana, Paseo Mendoza cobra más movimiento, desde al mediodía y hasta la caída del sol, que suele ser amenizada hasta bien entrada la noche con grupos de música en vivo, que cultivan jazz, blues, chill out y música muy tranquila, a tono con el gusto de los comensales. Un show que sorprende cerca de cada una de las mesas exteriores, en su gran mayoría redondas y de metal, o en el los cálidos interiores de cada uno de los restó.
Apenas se deja atrás Mercados..., por Mendoza, tres restaurantes: uno especializado en pescados, un almacén de un clásico argentino: las milanesas, y una chivitería, todos con mesitas en la calle.
Pero más allá de este paseo, lo recomendable es largarse a caminar. A unos 250 metros de la colectora de la Panamericana está Paseo Mendoza, distribuido en dos plantas, que pueden recorrerse por amplias pasarelas de madera, entre frondosos árboles. ¿La propuesta? Diseño de autor, decoración, un taller de pintura y otro de percusión, indumentaria con sello personal, y piedras y cristalería de todo tipo y color.
A esta altura es necesario un alto, que bien puede hacerse en El Chiringuito, que abrió hace dos meses, con mesas en el patio central del paseo. "El nombre del bar remite a los barcitos españoles, al borde de la playa", explica Patricia, una de las encargadas del local.
Más allá de las cosas ricas que allí se ofrecen, el bar, muy pequeño, tiene su onda: circular, banquetas y una barra adornada con motivos náuticos, entre estrellas de mar y caracoles de todos lados.
"Todo lo hicieron los dueños (Maximiliano y Luciana, su pareja). La barra la armaron con tablones de un viejo vagón de tren y los caracoles los trajeron de sus viajes", cuenta Patricia, con los codos en la barra, donde medio barco de madera hace de estantería para vasos, copas, bebidas y cervezas artesanales; las mismas que se sirven para acompañar picadas, tapas y pinchos de langostinos.
Pero si se quiere estar afuera, un par de barcos de madera devenidos mesas son ideales para disfrutar de un paseo que impone su propio ritmo, enemistado con el vértigo.
Datos útiles
Cómo llegar
Ingeniero Maschwitz está a casi 50 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, por la Panamericana, ramal Escobar (ruta 9).
Dónde y cuándo
Paseo Mendoza. Avda. Mendoza 1578, de 10 a 13 y de 16 a 20. Restó con horario extendido.Mercado de Maschwitz. Avda. Mendoza 1731; (0348) 462-9469.
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