No te enrosques
No lo podés controlar, en esta época del año tus rollos mentales te envuelven. Consejos para no caer en el efecto pionono. La buena noticia: siempre podemos cambiar el menú.
Diciembre: ¡mes complejo, si los hay! Muchas emociones juntas. El balance obligado. La impresión de que el año se nos escapó de las manos como por arte de magia y nos quedamos con asignaturas pendientes. Una cierta sensación de final que se mezcla con las expectativas por lo que vendrá. Encima, las Fiestas en general revisten el carácter de "ritual". Esa sensación de "todos los años la misma historia", que a algunas nos encanta y que otras aborrecemos con ganas. Cuando decimos "ritual", léase la llegada de un tiempo sagrado, que está envuelto en cierta "atemporalidad", con la impresión de que el tiempo se detiene por un momento. Cada fin de año, sentimos que nos sacamos una "foto" de ese año que pasó. Es la oportunidad de hacer un parate luego de haber vivido el día a día y de "condensar" de alguna forma el año. Poder decir: "OK, este fue mi 2014", cuando las cosas lindas nos llenan de satisfacción y las cosas feas..., bueh, también pesan bastante. Entonces, es lógico que todo lo que rodea al ritual se tiña también de las sensaciones alrededor de ese año. ¿Estoy satisfecha con esta foto? ¿Me gusta? ¿Salí bien parada? ¿Me representa o esta definitivamente no soy yo?
¿POR QUÉ NOS ENROSCAMOS?
Las pérdidas y las ausencias. En las Fiestas hay como un clima generalizado que tiene que ver con la familia y la transmisión de emociones lindas. De repente, abrimos una puerta y aparecen esos "muertos del placard" que nos traen las pérdidas, las ausencias, las cosas que no fueron o que no salieron tal como queríamos. Tu abuela que se murió, ese novio del que te separaste, esas decisiones que sentís que fueron mal tomadas, las distancias que no supiste acortar, ese proyecto con el que estabas tan entusiasmada y se cayó... Las mil y una formas que adoptan las ausencias colaboran con nuestro enrosque.
No nos bancamos algunas "conclusiones" de nuestro año. De chicas, esta época era sinónimo de recibir regalos y pedir deseos. Pero ya de grandes, si pensamos el fin de año como una "foto" donde se cristaliza nuestro año, con todos sus logros y sus falencias, quizá lo que nos pase sea que eso que vemos no nos guste para nada. O que no tengamos nada lindo para mostrar. Y nos sintamos un poco en offside por eso.
La incertidumbre sobre el futuro. Para algunos, sentir que "algo nuevo" viene se traduce en cierta inseguridad o sensación de abismo. De querer cambiar y no saber cómo o hacia dónde. El famoso "año nuevo, vida nueva" siempre aparece como una fantasía posible, aunque todavía no tenga una forma concreta.
La elección de las compañías y el entorno. Hasta el verdulero de la vuelta de tu casa te pregunta: "Y vos, ¿con quién las pasás?". Maldita pregunta. Porque nos abre a todo un mundo de sensaciones (¡muchas veces encontradas!). Lo complicado es cuando esa decisión lleva a conflictos familiares que se cristalizan a la hora de invitar a la mesa. ¡Un embole total! Si este es un punto de enrosque –sobre todo con tu pareja–, quizás haya llegado el momento de practicar la equidad y la renuncia, o simplemente la lógica: a veces, un programa es más tentador que otro y no querés dejar pasar esa oportunidad. La madurez es directamente proporcional al desenrosque de las Fiestas.
Nos sobreexigimos. ¿Es necesario hacer 18 despedidas, una con cada uno de nuestros grupos sociales? Como en ninguna otra época del año, en las Fiestas la sociedad se ve presa de las tendencias de consumo, que nos van triturando con ciertas exigencias. Regalar es tan lindo, pero algunas veces, en vez de vivirlo como un "puente" o una forma de celebrar el vínculo, se vuelve una exigencia más con la que no podemos cumplir.
El clima como un "bonus track". Cuando hace calor, TODO se potencia. Como si a veces los treintipico de térmica funcionaran como un caldo de cultivo para estallar o sentirnos agobiadas. Como si el calor nos volviera más susceptibles, quejosas o intolerantes a ciertas situaciones.
¿CÓMO DESENROSCARTE?
- Tratá de simplificar. Sé previsora y no te enganches con planes chinos. Privilegiá aquellos en los que puedas resolver con practicidad y comodidad. Porque difícilmente puedas disfrutar de las fiestas si toda la previa es un estresazo.
- Quitale trascendencia a la fecha. Pensá que son tan solo un par de noches más. Iguales a cualquier otra. No pasa nada. Después del 1 de enero, viene el 2... ¡y la vida sigue! No lo vivas como "un antes y un después". Si estás triste y querés estar a las 12:15 durmiendo, está todo bien.
- Aceptá tu humor (¡y el de los demás!). Es sano y maduro aceptar que tu fin de año va a venir como haya venido tu año. Tan simple como eso. También tranquilizate pensando que la foto de esa noche quizá sea el reflejo de tus últimos dos meses, no de TODO tu año.
- No te tortures de más ni te victimices. Bienvenido el meterse un poco para adentro y hacer balances. Pero si el resultado no es el que esperabas, no te regodees en esa tristeza y esa melancolía y no pretendas que todo el mundo ande persiguiéndote y tratando de ayudarte con tu "pionono mental".
- No te contagies del enrosque ajeno. Hay mucha gente que contagia y que pretende que te subas a exigencias o te transmite su bajón. No seas la mayonesa del pionono ajeno.
- Sé genuina. Pero que nada de lo que elijas hacer para celebrar se transforme en un "tengo que" más en tu agenda. Hacé todo lo que tengas ganas, pero por convicción propia.
- Las Fiestas NO te definen. A veces no tienen que ver con vos ni con tus valores. Pero si esta foto de fin de año no te gusta, tranquila..., eso no significa que seas mala fotógrafa.
ENFOCÁ EN LO NUEVO
La gente religiosa tiene la reparadora ventaja de poder sumergirse en el sentido renovador de la Navidad. Pero aunque no abracemos esta fe, de todas maneras todas podemos – sea como fuere que haya sido nuestro año y la situación en que nos encuentra – intentar ahondar en este sentido de "algo que nace", que también se repite en el arquetipo del año nuevo: es nuevo porque trae nuevas oportunidades y la sensación de que todo puede ocurrir de acuerdo con nuestros deseos. Como una hoja en blanco para empezar de cero. Ahí hay un significado para explorar en estas Fiestas.
¿Qué ideas se te ocurren para no enroscarte estas fiestas? Contanos tu iniciativa. Además: Ocho pasos para soltar el estrés y Desafío: fin de año
Experta consultada: Lic. Paula Mayorga. Psicóloga.
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