Mitos y verdades del estrés: ¿Qué es y qué no es?
Este sentimiento de tensión física o emocional está asociado a múltiples situaciones negativas, lo cual es cierto; también nos aporta algo positivo a nuestras vidas; cómo cuidarnos en este tiempo de tantas exigencias y agobio
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Cada vez se habla más del estrés. Pero ¿cómo identificamos los mitos que suelen encontrarse en internet alrededor del tema? Si sos de los googlean todo, te vamos a contar la verdad detrás de los mitos que podés encontrar en la web.
La médica Laura Maffei, especialista en endocrinología clínica, nos cuenta que siempre asociamos el estrés a situaciones negativas como el agobio, falta de sueño, depresión, hipertensión arterial, arritmias, infartos, ACV, caída de cabello, alergia, entre muchas otras. Todo lo mencionado indica que el estrés no es nada bueno, pero esto es parcialmente un mito.
“El estrés es una reacción que surge en la mente y el cuerpo cuando una amenaza o cambio se manifiesta en el ambiente externo. Detectada por el cerebro, éste dispara un estímulo a las glándulas suprarrenales para que liberen dos hormonas: cortisol y adrenalina. Ellas tienen la función hacer sobrevivir al sistema biológico comprometido relacionado con la supervivencia de la especie, por lo tanto, tan malo no es”, explica.
Según nos cuenta, ambas hormonas vuelven al cerebro y actúan en la memoria, así como también generan latidos del corazón más rápidos para oxigenar el cuerpo, respirar más ligero, tensar los músculos y aumentar el azúcar en sangre para alimentar a las células exigidas por el desafío. “Ahora sí, si las alertas son continuas, como sucede en nuestros tiempos, no le damos respiro al cerebro que manda cortisol y adrenalina al cuerpo con una frecuencia exagerada, lo cual termina desregulando el sistema. El cortisol permanece elevado o ya no responden cuando se lo necesita”, nos informa.
Así es que, la reacción de estrés, bien regulada, puede ser el mejor aliado a la hora de salir delante de un desafío por más importante que sea, preparando el cuerpo, pero también la mente, motivando y estimulando la creatividad. El cerebro se vuelve memorioso, focalizado e hipervigilante. Sin embargo, cuando estas hormonas permanecen elevadas demasiado tiempo los resultados no son buenos. Lo que en forma aguda es positivo, en forma crónica se vuelve tóxico.
¿Qué pasa con el estrés crónico?
Nos explica Maffei que, según el grado, frecuencia e intensidad de los estímulos se puede llegar al estrés crónico y también a su punto extremo que es el burnout, descripto el síndrome del quemado en el ámbito laboral en el que la persona no logra tener recursos para enfrentar su vida cotidiana como si estuviera “quemada”.
“Es un mito que el estrés siempre es malo y que es uno solo, ya que cada ser humano percibe como amenazante diferentes estresores, que son los estímulos, condiciones o escenarios que generan estrés, pero es verdad que hay quienes se sienten muy estresados frente a situaciones que no controlan y otros no tanto, sin embargo, reaccionan fuertemente a los imprevistos o a nuevas circunstancias. Es entonces una verdad que cada uno tiene su estrés y también su antídoto”, señala.
¿Cómo mitigar el estrés en nuestro organismo?
Para algunas personas, el yoga es una actividad beneficiosa y, para otros, puede serlo descargar energía con el baile, por ejemplo. Pero sí es claro -nos cuenta la médica- que a todos nos favorece mover el cuerpo. Hay quienes se relajan escuchando música, leyendo o haciendo pausas cada dos horas en el trabajo para tomarse un respiro. En este sentido, es fundamental que cada uno encuentre el método que mejor le funcione.
El contacto físico es bueno en general para todos, ya que estimula la oxitocina, que es la hormona del abrazo. Por lo tanto, se puede afirmar que el cortisol tiene su antídoto, pero es un mito que existe una pastilla maravillosa que cure el estrés. Sin él no existiríamos, aunque optimizarlo nos permite ser nuestra mejor versión.
¿Hay que evitarle el estrés en la infancia?
“En relación a los más chicos, existe el mito de que hay que protegerlos del estrés porque les puede traer consecuencias negativas. Esto es falso, dado que exponerlos a dosis superables de situaciones de estrés les permite ser resilientes, tener más herramientas para enfrentar los desafíos de la vida y sobreprotegerlos puede resultar muy dañino para ellos”, expresa la directora de Maffei Centro Médico, miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología y de la Endocrine Society.
“También es falso que las amenazas que desencadenan la reacción del estrés son siempre reales. Lo cierto es que las que imaginamos también lo son, ya que todo depende de la dimensión que les de nuestro cerebro”, se explaya.
¿Cómo impactan la comida y la bebida en el estrés?
“Otro de los mitos es pensar que si comemos y tomamos nos olvidamos del estrés y este desaparece. Es falso, puesto que alimentarse y beber en demasía nada tiene que ver con optimizar el estrés; al contrario, cuando nos estresamos tenemos más hambre y solemos “picar” lo que sea que encontremos por ahí”, dice la endocrinóloga. Recomienda que, para que el aumento de apetito producto del estrés no haga mella en nuestra salud, es importante consumir alimentos saludables, que nos sacien y que calmen nuestro interior.
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