Mientras los días pasan
Hola Sofi,
¡Hermanita linda! Tu último post me llegó en todos los sentidos. Una travesía por tus emociones y por las imponentes - e inesperadas - experiencias sudafricanas. ¡Te extrañé mucho cuando te leí! Pero hubo palabras que me impactaron por sobre todo: que sientas que quizás tu vida está siendo como una sucesión de paréntesis, antes del destino final.
Quisiera que lo que sigue lo leas escuchando este tema. No es el tipo de música que me guste más, pero es contundente:
Creo que los paréntesis son un recurso muy peculiar. A veces, lo que está entre ellos resulta ser lo más llamativo, rico e inolvidable. Otras, es un detalle, un impasse; una pausa dentro de lo trascendente.
A veces, prolongamos los paréntesis de nuestra vida esperando que la trama de la historia anhelada llegue como por casualidad al rescate; estiramos ese estado supuestamente momentáneo, y los días pasan. Es que ese es el tema: a veces nos olvidamos de cerrar los paréntesis.
Es martes a la noche mientras te escribo. Acá, en Argentina, cuando leas mis palabras, mi cabeza, mi corazón, mis sentimientos y mi cuerpo van a estar dirigidos a una sola causa: que las mujeres, junto a los hombres, tomemos el mando de nuestra historia, y cerremos esos paréntesis que incluyen la violencia de género en todas sus formas.
Este post podría haberse llamado "Ni una menos". Porque por supuesto no debe morir ni una sola mujer más por causas relacionadas a la dominación física y psicológica por parte de un hombre. Me gusta la expresión, sin embargo tengo motivos para no llamarlo así hoy. Recuerdo a un profesor de periodismo que nos decía que al querer transmitir un concepto a través de un "slogan", era esencial que tengamos extremo cuidado en no naturalizar, normalizar y, peor aún, ficcionalizar el contenido al usar este recurso. Debemos cuidar que las formas no ahoguen el mensaje, un mensaje que contiene mucha gravedad y que causa un daño infinito en nuestra sociedad. Basta de poseer, dominar, disminuir, violentar y matar a nuestras mujeres.
También tenía la intención de agregarte algunos números a estas palabras, cifras de muertes por esta causa en la Argentina; pero ¿no habría ahí también un desprendimiento del mensaje, un enfriamiento?
Por eso Sofi, te voy a contar algo mío, de mi entorno, algo concreto. En uno de mis primeros trabajos me hice un grupo de amigas de las cuales dos, de las cinco que éramos, habían tenido parejas golpeadoras. Años después pasé a otra empresa. Allí éramos sólo seis mujeres en la oficina. Cuatro de estas chicas habían pasado por historias de violencia con sus novios/maridos.
Nadie habla de esto y te aseguro que es más frecuente de lo que uno cree. ¡Las violentadas en mi entorno eran la mayoría! Ninguna de mis compañeras se abrió a contarlo de un día para otro, y sólo pudo pasar porque -por suerte y fortaleza- ya habían dejado atrás esos paréntesis de sus vidas. Recuerdo que una de ellas contó que era ferozmente golpeada por su novio y que sus propios padres -los de ella-, lo defendían y le creían cuando él decía que se había caído, o que fue sin querer. Claro, era un tipo encantador, manipulador como la mayoría de los violentos. Hay historias terribles.
La canción que elegí para este post se llama "salir corriendo". Su letra es fuerte y su mensaje alentador. Pero sabés qué, cuando escuché estas historias de abuso, entendí que no es tan sencillo y que parte de este movimiento es comprender este punto para no estigmatizar y acusar a la víctima de querer estar en este tipo de relaciones. La vergüenza es protagonista pero, ante todo, ¡estas mujeres están justamente con hombres violentos! No es tan fácil como dar la media vuelta e irse. La amenaza y el acoso son protagonistas.
Por eso, personalmente creo que para generar un cambio real la verdadera solución, como en la mayoría de los casos, está en la base. ¿Cómo educamos a los niños? Hoy tenemos el poder de trazar el futuro.
Y mientras tanto, como en todos los aspectos de la vida, siento que hay un costado bueno: percibo que las mujeres estamos dimensionado lo que significa la fortaleza femenina, nos estamos uniendo y la estamos potenciando. En mi opinión, no hay más violencia que antes, no, lo que sucede es que nos estamos animando a hablar, a compartir. Y es esto mismo lo que creo que nos va a llevar por el mejor camino: el de buscar ayuda a tiempo, sentirnos acompañadas y cambiar nuestra visión y dinámica estigmatizante de la vida a la hora de formar nuevas familias. ¿Vos qué opinás?
En fin Sofi, en un rato también estaremos marchando porque, como dice nuestra amiga Vero: " no queremos que nos violen, nos maten y nos tiren a la basura. Tan sencillo como eso." Sé que vos quisieras estar movilizándote con nosotras también. En espíritu vas a estar. Por todas, por vos y por la futura mujer que crece dentro tuyo. Por otro lado, las masas pueden causar un gran impacto en las conciencias, pero creo que la revolución se hace todos los días, desafiando lo establecido y siendo consecuentes con nuestros ideales.
Me pregunto cuántos hombres estarán en la marcha acompañando la causa. Porque esto es un tema de todos.
La próxima te cuento.
¡Beso y te quiero!
Cari
PD: Sabías que iba a tocar este tema, te pedí un dibujo alusivo y quedé impactada por lo que hiciste. ¡Gracias! ¡Sos una genia!
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