Mia Astral: "Cuanto más trabajo interno haces, más sensible eres a todo"
Venimos siguiendo este encuentro con Mia desde hace casi un año. Es, en 12 años, nuestra primera tapa extranjera, que justo coincide –mágicamente– con nuestra edición aniversario. Cuando se lo comento se emociona, como si no supiera de la admiración y el cariño argentino, y le pregunto: "Pero vos ves la cantidad de seguidores que te siguen desde nuestro país, ¿no?". "Sí lo veo, pero los números son números. Es muy diferente vivirlo a solamente verlo", me responde, y nos embarcamos en una charla que nos atraviesa a ambas, en la que comparte sus hallazgos personales y la integración de una rica búsqueda interna. Mia es intensa, abundante, poderosa, así como la ves en redes, igualita. Construyó en estos últimos 10 años un imperio que, como define Isa, su mano derecha, es un "one woman show", todo depende de ella, pero, a su vez, supo formar un gran equipo y trabaja duro para ser una líder empática y empoderadora. Pero ella es, todavía –sin tiempo de formar a nadie nuevo–, la única astróloga y la productora de todo el material que sube a redes y a la membresía digital. Porque ella sabe lo que quiere, y lo que quiere es comunicar y darles herramientas de despertar a los demás.
Tenés 1.700.000 seguidores en IG, pero entiendo que arrancaste de manera orgánica, incluso resistiendo un poco las redes y mostrarte.
Las resisto mucho ahora también. Es cómico porque, si estás presente, es porque estás muy presente, y si no estás muy presente, es porque no estás muy presente... Yo monto los posts en la mañana, me quedo a ver cuál es la reacción del primero, que es la energía del día, pero ya después no estoy. No programo los posts, no programo los tweets y tampoco nadie me maneja a mí; Mia Astral lo manejo yo, nadie más. Las redes digitales tienen algo que te obliga como a quedarte ahí, a conversar, pero yo siempre estoy haciendo otra cosa: puedo estar grabando, viviendo el presente o simplemente no estoy ahí. Entonces, lo que hago seguro es que a la mañana me quedo un ratito, a la tarde me quedo otro para responder todas las preguntas que veo, pero trato de no quedarme más que eso.
O sea que respondés vos los mensajes.
Sí, solo los que puedo, porque Instagram se volvió un consultorio. Imagínate que sigues a un abogado, el abogado pone un post y te dice que estamos en un buen momento para iniciar un proceso migratorio, tú no puedes preguntarle: "Mira, este es mi caso, ¿qué hago?", porque hay una formación y tienes que respetar eso. No es cuestión de ser egoísta, tú no puedes esperar que te responda una duda personal. Muchas veces también pasa que no tengo la carta de la persona, pero pregunta: "¿Cuándo me puedo operar?", y no es ético responder. Se pueden responder preguntas genéricas, porque tú no sabes quién te está preguntando. No sabes si esa persona va a tomar la decisión de ir al doctor o no por algo que tú estás diciendo. Tienes que ser muy consciente con lo que comunicás.
¿Cómo sos cuando te equivocás o quedás atrapada en alguna emoción, cómo te acompañás en esos momentos?
A veces lo disfruto y hasta me río. También me doy el permiso de reunirme con Francesca, una persona de mi equipo, y descargarme de la manera más brava, sincera e infantil. Porque eso también hace falta, yo no puedo ponerme como "no sientas esto, que no te dé rabia, no digas esa palabra". Y yo, por ejemplo, con Francesca puedo descargarme. Tiene que salir, aguantarlo es peor. Me cuesta llegar a ese punto donde puedo solo ver lo que me sucede, porque hay cosas que te afectan. Cuando la persona no ha hecho un trabajo interno, hay muchas cosas de las que no se da cuenta; por ejemplo, si eres alérgica al queso y comes queso, no reconoces ningún problema. En cambio, cuando empiezas a escucharte, pausarte, empiezas a notar que cuando comes queso te sientes mal. Entonces piensas: "Estoy cada vez más vulnerable, débil y sensible, cuando yo pensé que el trabajo interno implicaba ser más fuerte". Cuanto más trabajo interno haces, más sensible eres a todo. No te pasaba antes de tomar conciencia, porque estabas tan metida en tu cabeza que era como estar sola con el hámster en la rueda. En cambio, cuando haces un trabajo interno, aunque estás más sensible, tu mente se fortalece y entiendes que no es personal. Y, al mismo tiempo, tienes las herramientas para recargarte.
Hay que estar consciente, a veces somos medio Bob Esponja...
Nuestro cuerpo es muy sensible. Si tú te vas mañana a Buenos Aires y hay frío, tu cuerpo es muy sensible al cambio, al jet lag de haber viajado 9 horas. Cuando aquí oscurece a las 4 de la tarde, yo no funciono; ahora van a cambiar la hora y va a oscurecer a las 7 y para mí es el período más productivo del año. Somos muy sensibles a muchísimas cosas, pero no nos damos cuenta. Lo que sí pasa es que te cuidas más. No es cuidado de protegerse –de "no entres a mi vida"–, tiene que ver con saber lo que me cae bien, lo que no me cae bien...Nosotros somos nuestro propio talismán, pero muchas veces la gente está buscando bastones externos cuando cada uno tiene la fuerza necesaria.Toda persona que te ayuda, lo que hace es ponerte un espejo enfrente para que veas ciertas cosas. Yo no creo que ningún coach o gurú pueda arreglarte la vida, tienes que tener disposición. Estamos en un mundo donde todo el tiempo se refuerza la visión de separación y de que todo está mal, pero va a venir alguien (sea un libro, una charla o una persona) que te va a recordar que puede haber otro punto de vista. Eso es lo máximo que puede hacer por ti, y ahí tú te animas, pero tiene que haber disposición de tu parte; si no, no hay manera.
¿Cuál es el puente entre el "aha! moment", así llamás vos a ese instante de revelación personal, y la real transformación?, ¿creés que solo tomando conciencia viene el cambio?
No, porque tú debes haber tenido alguna amiga que sabía que estaba en una relación que no era para ella. Lo sabía, lo discutió contigo y ¡volvió! Ella tuvo su aha! moment, tuvo conciencia, entonces, ¿por qué crees tú que se queda en lo mismo?Por los patrones que repetimos una y otra vez...Porque incluso lo malo es familiar. A lo mejor no es familiar porque tiene años con el tipo, sino porque se parece a algo que conoce de antes.
El paradigma que tenemos en la cabeza.
Exacto. Lo único que te lleva del aha! moment a la transformación es vivir de intención todos los días, siendo demasiado honesta contigo. Eso no quiere decir que yo lo logro, hay muchas cosas que me han costado, pero sí sé que es eso. Sé que las cosas que he logrado cambiar es porque he cachado mi bullshit y también porque no tengo miedo a hablarlo con alguna persona para que me lo cache, porque sé que en el momento en que lo converse con otras personas…
Hay un compromiso.
Sí, pero es bueno, porque en el momento en que lo converso digo: "Estoy lista, estoy trabajando en esto". Me gusta sentir esa sensación de compromiso, porque es lo que me acompaña en la incomodidad, porque muchas otras cosas empiezan a romperse y también viene un caos, que no todo el mundo está dispuesto a soportar. Es lo que siempre explico sobre los límites: si te costaba poner límites, en el momento en que los pones se molestan quienes tenían acceso a ti todo el tiempo, y tú también te pones triste porque no te necesitan. Tienes que aprender a ser, de manera muy figurativa, la mala de la película. Quizás al principio se sienta muy automático y muy policía, pero las grandes cosas en esta vida están hechas de disciplina. Yo soy muy pro libertad y muy pro "relájate", "no te des con un látigo" –porque yo he pasado por eso–, pero las cosas que se construyen en la vida se construyen con disciplina.
Hay otra corriente que es "me voy a escuchar a mí misma", y muchas veces escucharte a vos misma es llamar al ex que sabés que no te suma para nada...
El problema es que cuando dices "me voy a escuchar a mí misma", ¿qué estás escuchando?, ¿la voz de la vieja narrativa o te estás escuchando a ti de verdad? Tu voz interna no te dice "¡sí, llámalo!". Cuando nos habla, esa voz es más como un feeling. Puedes escucharte y decir "sí, lo tengo que llamar", pero cuando no es para ti, hay algo en ti que no se siente bien. Pero queremos escuchar la voz que nos conviene escuchar. Sin embargo, bien adentro una sabe cuando está escogiendo algo que no. Yo tuve una relación en la cual pensaba que estaba escuchándome y que todo era para mí, pero cada vez que pasaba algo importante en nuestra relación, me enfermaba: vómitos, no me podía levantar de la cama... Fueron dos veces puntuales. Pensé que yo sabía, pero mi cuerpo sabía mejor que yo y me decía: "Por acá no". Era una cosa instantánea. El cuerpo te está hablando todo el día.
Pero hay que darle espacio para escucharse...
Y toma tiempo. Porque si quieres escucharte mañana, a lo mejor no podrías. Lo primero que hay que hacer es calmar el sistema nervioso.
Ir bajando las velocidades...
Estamos adictas a las velocidades. Incluso cuando nos decimos "me voy a tomar tres días de vacaciones" lo llenamos de cosas para hacer. Nos gusta la constante notificación en el celular. Hay una demanda de inmediatez, de "¿por qué no has respondido?". Creo que mucho antes de poder escucharte tienes que pasar un largo tiempo callando muchas cosas.Procurar tiempo para una, eso también es un hábito que hay que setear, ¿no?Sí. Y nadie puede decirte cómo. Porque una cosa es que tú y yo, que no tenemos hijos, podamos decir "me tomo 50 minutos en la mañana", pero hay una mamá que tiene un bebé de dos meses y una hija de cuatro años. Ese tipo de cosas tiene que ser muy delicado, porque el consejo nunca debería pesarle a alguien y que piense "soy mala o soy culpable porque no tengo esos 50 minutos". Encontrarás dos minutos, en la ducha, para respirar profundo. Tienes que entender cuáles son tus circunstancias y que no van a ser iguales que las de las demás...
¿Cuáles son tus oasis?
En estos días una muchacha me escribió y me dijo: "Tómate vacaciones", porque subo muchos posteos, me dio mucha risa porque yo me levanto a las 5 de la mañana, medito y me tomo una hora para hacerme masajes en toda la cara, escucho un podcast, me quedo mirando el horizonte, se me ocurre una idea, grabo, después voy a pilates, tengo una reunión... y recién a la 1 me senté a trabajar. La gente ve el resultado de la producción, pero no sabe cuánto tiempo toma esa producción. Sé lo que tengo pendiente y en ese tiempo no estoy revisando el celular ni nada porque quiero terminar eso. Ven los resultados de organización y productividad y piensan que no descanso. Sin embargo, yo más bien creo que tengo una vida muy relajada, porque no tengo niños. Si tuviera niños, sería una historia completamente diferente; si en algún momento tengo la bendición de que me toque, veré. No siempre fue así: yo llegué a Estados Unidos con una buena chance, después pasamos por una necesidad económica demasiado fuerte, yo estaba estudiando para legales en una universidad y al mismo tiempo era mesera, bartender, atendía casas y era nanny. Desde 2009 hasta 2012, fue muy duro.
¿Ya habías estudiado astrología?
Estudié en Venezuela, pero ni siquiera tuve una educación formal en astrología. Aprendí muchísimo en charlas con mi abuela. En verdad, fue cuando llegué a Miami que empecé a estudiar que se acaba de divorciar, y ellos están in love, pero no de romance. Ella dice: "Esto es lo mejor que me ha pasado en la vida". No sabemos cómo va a ser pasado mañana, pero sí creo que hay ciertos acompañamientos que son atípicos y funcionan. No hay reglas, todo depende de la forma de ser de cada quién.
Empiezan a surgir nuevos formatos de amor.
Sí, pero nadie puede decirte cuál es el tuyo. La otra parte es cómo estar en relación con la capacidad de estar solo. Creo que todos necesitamos una mejor educación en todo esto.
¿Creés que hay que hacer un esfuerzo para estar disponible para una pareja o que "ya va a llegar" y que hay que relajarse?
Hay que encontrar el punto medio. Por un lado, es contraproducente hacer actividades que no son para ti con tal de conocer a alguien. Por ejemplo, si yo fuera a un concierto de Metallica, no creo que encontrara alguien que gustara de lo que a mí me gusta. Forzarte a hacer cosas que no eres tú hace que te desplomes cada vez más feo. En cambio, si a mí me gusta la escritura creativa y me meto en un taller de escritura creativa y conozco a alguien, una amiga, por ejemplo, y el fin de semana salimos y ahí conozco a alguien, hay menos chance de decepción, que, cuanto más grande estamos, se siente peor. Empieza el miedo y es como un pasillo en el que todas las puertas se empiezan a cerrar. Entonces, comienza a hacer cosas que de verdad te gusten, sin importar la edad que tengas, teniendo paciencia, saliendo, socializando. Sobre todo, dándote el permiso de escoger; porque a veces a una la escogen, pero yo quiero escoger y que me escojan, pero que sea algo consciente. Lo cierto es que quedarte encerrada a esperar y que te toquen la puerta es un caso en mil. Y al mismo tiempo, sé que todo tiene su plan.
¿Te pesa no haber sido mamá o lo llevás bien?
Lo llevo bien, me empezó a despertar la curiosidad a los 33. Me parece que sería una bendición, pero si no pasa, no pasa. Si no sucede, buscaría involucrarme más con niños que estén a mi alrededor... Pero hasta ahora no me ha pesado. Tampoco tengo miedo en el caso de que me toque tenerlo tarde, no tengo miedo a no poder quedar embarazada ni tengo ese miedo de que el cuerpo se vaya a echar a perder. No sé por qué, pero tengo un feeling de que lo puedo hacer, que si decido hacerlo, no voy a tener problema. Considero que me cuido mucho, que trato de ser lo más saludable posible, que soy un buen lugar para un bebé.
¿Qué te enseñó la kabbalah?
Me enseñó que todo es potencial, que nada está decretado. Ellos lo llaman las reglas de la vida, te enseñan a ver todo desde el punto de vista de la neutralidad. Si tú eres capaz de ver algo desde un punto de vista neutral, cosa que es casi imposible porque una siempre, cuando ve algo, tiene un juicio, se empiezan a revelar otras cosas que no habías visto, entonces te cambia la manera de pensar. Todo lo que puede entrar en tu cabeza y convertirse en una creencia tiene que ser de manera cuidadosa. No soy muy fan de algunas prácticas que te dicen qué tienes que hacer, así como no fui fan de ir a misa los domingos cuando era chiquita.
No sos una chica de instituciones…
No, no me gusta el fanatismo ese de "OK, todo lo que tú digas". Creo que del psicoanálisis aprendí más cuando terminé que cuando estaba ahí adentro. Tuve un break up con mi terapeuta, le dije: "Hasta aquí nomás, no podemos seguir hablando de esto", necesitaba respirar de otra manera, cambiar la cabeza. Empecé porque estaba en esa relación en la que me empecé a enfermar y a tener unos arranques de rabia horribles cuando hablábamos de compromiso, al punto que yo decía: "¿Qué es esto que me habita en el cuerpo?". Empecé a entender muchas cosas que no tenían nada que ver con él, pero ya habían pasado dos años y medio y mi terapeuta seguía sacando el tema de mi ex. Le dije: "Pero ya entendimos que no era él, que tenía que ver con aquello", había un punto en el que si seguía hablando de él, seguía siendo mi presente. Seguía velando al muerto. Hay momentos en los que sí necesitamos entender el programa que no hemos visto, hay muchas herramientas para hacerlo, no solamente psicoanálisis. Y también creo que tenemos que saber cuándo decir incluso, por ejemplo, no más Mia Astral.
¿Cómo sería eso?
Yo digo mucho en mis clases de la sección para miembros: "Si te sientes abrumada, para". Estoy aquí todos los días porque mi trabajo es informar sobre esto…, pero tú puedes no querer verme. Hay gente que me dice: "Toma vacaciones, ¿hasta cuándo con el horóscopo?". Este es mi trabajo. Al doctor no le reclamas que esté todos los días en el hospital, él está esperando a que llegue alguien. Yo estoy esperando a que llegue alguien que necesita la información. Así como yo he dicho: "No más psicoanálisis" o "ya estoy bien con la terapia del niño interno" o "ya no escucho clases de kabbalah", cada uno puede elegir. La semana pasada tuve una consulta y la chica me dijo: "No me lo vas a creer, pero llegó un momento en el que escuchaba tu voz y me daban ganas de vomitar". Yo le dije: "Bueno, para". Fue súper interesante. Yo soy como una ciudad: Miami siempre está para cuando tú la quieras visitar, pero a lo mejor no quieres ir todos los años, quizá solo quieres ir cuando necesitas un poco de sol o playa. Una elige cuándo parar y empezar a escucharse, porque llega el momento en que el trabajo interno ya no es un "tengo que".
Deja de ser un método para sobrevivir para convertirse en un nuevo hábito.
Exacto. Cuando empecé con el jugo verde, era "qué asco, esto no me gusta, pero me hace bien". Ahora ya no lo pienso, ya es parte de mí, no siento que sea un deber. Hay días que no puedo, esta mañana no pude y lo tomé a la tarde. No pasa nada, porque lo tomo todos los días, es un hábito, yo lo hago por mí. Tú trabajas por y para ti. Cuando el trabajo interno ya no es un pesar, sino una elección, puedes tomar una clase y después decir "ya está", e identificar cuál es el kit de emergencia que necesitas hoy.
Fotos de Gerardo Briceño (@gerardobriceno). Producción de Isabel Homez (@isahomez) y Luli Ballestrin (@luliblovely). Estilismo de Alexa Homez (@imalexastyle). Peinó Elizabeth Sariya (@elizabeth_s_hair); maquilló María Claudia Soto (@macasotom). Agradecemos a Plant The Future y a Josefina Campiani y a Airbnb por su colaboración en esta nota.
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