Melisa Pereyra, de Gineconline: "La anticoncepción es una forma de independencia"
Cuando le contamos por teléfono la idea de esta tapa, la Dra. Pereyra no se tomó mucho tiempo para dudar o pensarlo. "Si es para concientizar y para llevar un mensaje poderoso a todas las mujeres, cuenten conmigo, claro que la hacemos...", dijo resuelta. Algunos días después de ese llamado, nos conocimos personalmente y –después de tantos meses haciendo entrevistas a distancia vía Zoom– pudimos volver a vernos en un encuentro cara a cara, con distanciamiento social y barbijos mediante, en la casa de una de nosotras, invadidas por la alegría y la emoción. Pero no solo por el reencuentro después de más de seis meses sin vernos, claro. Sino por la importancia y la potencia de tener una chica de tapa como Melisa en el mes que nos une a todas bajo una lucha conjunta: la de cuidar nuestra salud. Por eso, bajo el título "Chequeate" y el hashtag #YoTocoMisTetas, ¿quién mejor que ella para ayudarnos a contagiar este mensaje que nos llena de orgullo, compromiso y responsabilidad?
Así, la cercanía con la que Meli difunde sus contenidos médicos en @gineconline fue la misma con la que durante más de una hora y media charlamos, distendidas, en el living de una casa. Y es la misma con la que atiende a sus pacientes en su consultorio. Su misión, nos cuenta, es llegar a todos con buena información, de manera clara y fácil, para desterrar tabúes, para concientizar y generar lo que ella llama "movimiento mental", para que la llamada "hipertensión del guardapolvo blanco" se diluya y así educar desde la ciencia y la empatía, y no desde el miedo o los prejuicios.
¿Desde chica ya sabías que querías ser médica?
Sí. Agarraba las revistas o los libros de biología y los leía. Mi abuela era la que me daba los libros esos de Johnson & Johnson de las toallitas femeninas. Tengo todavía uno que habla de la menstruación. Mi mamá siempre fue más conservadora, le costaba más hablar sobre estos temas. Y yo leía mucho, lo que podía leer lo leía. Sin embargo, recién cuando cursé Ginecología en la carrera, dije: "Quiero dedicarme a la medicina de la mujer". Me atrajo que fuera un universo tan complejo...
¿Más complejo que el del hombre?
Yo considero que sí. Más con todo lo que es de obstetricia, el embarazo.
"Mi tarea es ablandar ciertas cosas y reafirmar ciertas otras. La clave es educar desde la información y la seguridad, no desde el miedo".
Son procesos únicos en cada mujer, ninguna repite lo mismo.
Además eso. Si quiere tener hijos, si no quiere... Si puede o no puede... Y si lo logra y los pierde. Es un sinfín de situaciones. La menopausia que llega antes, y que, cuando llega, cómo se siente, cómo es ese proceso. La pubertad, la menarca, la primera menstruación, antes el desarrollo de las mamas. Son un montón de cosas.
¿Y por qué decidiste empezar con tu cuenta en las redes?
Yo no tenía Instagram, pero cuando nació mi segundo hijo, me lo instalé y empecé a ver páginas de maternidad, de chicas embarazadas, bien de puérpera. Me encontré con que había bastante desinformación, y pensé que estaría bueno empezar a generar contenido de ginecología, de salud femenina, desde un lugar que se entienda y también que sea amigable para las mismas mujeres que consumen páginas de maternidad, de experiencias, contadas desde una mamá, pero profesional, con información más chequeada, con un sustento más sólido. Y ahí empecé. Además, recién salía de la residencia y me encontraba con que, sin importar la edad, el estatus social ni el nivel educativo, hay mucha desinformación. A veces, una "culpa" y dice cosas como: "¿Qué pasa en la casa de esa adolescente que llegó con un embarazo no planificado? ¿Nadie la educa?". Pero los papás quizá tampoco sepan, se arrastra toda una desinformación. No es solo informar a quien está aprendiendo, creo que todos estamos aprendiendo.
Y todavía debemos cargar con muchos tabúes...
A veces digo: "Repito siempre lo mismo", pero siempre está la misma pregunta, porque todavía no se llega a todo el mundo.
¿Cuáles sentís que son los tabúes más fuertes con los que te topás y que todavía circulan?
Hay muchos sobre infecciones de transmisión sexual; tenés los que se estigmatizan al máximo y los que desconocen infecciones que existen desde el tiempo del ñaupa –como diría mi abuela– y no puede ser que no las conozcan. O pensar que, por ejemplo, la sífilis no existe más, cuando tenemos un pico de sífilis importantísimo. Existe y está en tus narices. O quizás el otro extremo, pensar que el HPV es lo peor de lo peor, pero es una infección superfrecuente, y ya piensan que es ¡cáncer de útero! Mi tarea es ablandar ciertas cosas y reafirmar ciertas otras. La clave es educar desde la información y la seguridad, no desde el miedo.
Y, al mismo tiempo, conocer tu cuerpo...
Es tan básico como mirarse. A muchas mujeres les da vergüenza hasta mirarse solas. Ahí es donde ves los cuadros infecciosos enormes y vos decís: "¿¡Cómo nunca te diste cuenta de que había esto!?". Y es porque ni siquiera atinan a mirar para abajo, o al menos pasarse la mano al higienizarse y notar algo raro. Incluso hablás del clítoris y algunas mujeres ni siquiera saben dónde está o no registran la uretra, que es el agujerito que está arriba de la vagina. Lo que sucede es que en la escuela una ve en Biología el aparato reproductor por dentro, pero nadie te muestra una vulva o la parte externa de un pene.
La mujer, en muchos casos, sigue siendo la responsable de la planificación familiar, ¿creés que es bueno o malo que ese poder recaiga en nosotras?
Y sí, el 90% de las herramientas que se ofrecen hoy en día son todavía "decisión" femenina. Si tomás pastillas, si te ponés un DIU, si te ligás las trompas. Muchas preguntan: "¿Por qué todos los métodos de los que hablás son para nosotras? Y yo les digo: "Sintámonos con la dicha de poder elegir el método". He visto en la residencia un montón de parejas en las que el hombre no se quería cuidar, no quería usar preservativo, menos que menos hacerse una vasectomía, incluso tampoco quería que la mujer se cuidara. ¿El resultado? La mujer queda embarazada, con un montón de hijos. La anticoncepción es una forma de independencia. Ahora se está hablando más sobre la vasectomía, que es mucho más sencilla que una ligadura de trompas.
¿Cómo hacés para lograr la confianza con el paciente? Yo me acuerdo de que durante años le mentí a mi ginecóloga con cosas que me daban vergüenza. Por ejemplo, cuándo debuté. En ese sentido, ¿ayudan las redes?
Exacto, porque ya saben con quién se van a encontrar. La idea es sacar esa relación médico-paciente tan distante. No sucede la famosa hipertensión del guardapolvo blanco, que te miden la presión y la tenés alta porque ves el guardapolvo y ya estás estresada. Tenés que tener la confianza para decir: "No me cuidé" o "tengo miedo de tener una infección de transmisión sexual", hablarlo abiertamente y romper esa barrera de "solo es para un control". O eso de: "No le dije tal cosa porque me dio vergüenza"; si no se lo decís a tu ginecólogo o ginecóloga..., ¡¿a quién se lo vas a decir?!
"La idea es sacar esa relación médico-paciente tan distante. Tenés que tener la confianza para decir: "No me cuidé", hablar abiertamente y romper esas barreras".
¿Y vos también sos de indagar cuando por ahí ves que la otra persona tiene alguna duda y no lo quiere blanquear?
Sí, mi manera de trabajar es preguntar primero por qué vinieron. Muchas veces la causa o motivo de consulta no está en esa primera oración, y después es ir hablando y completando la historia. Por ejemplo: "¿Tenés alguna patología crónica?"; a veces es más difícil responder eso que: "¿Tomás alguna medicación todos los días por algo?". Entonces, empezar por lo más simple y ahí ir entrando en confianza. Hablar de la primera menstruación, preguntarle si tuvo embarazos o no. No decirle directamente: "¿Tenés hijos?", porque vos pudiste haber tenido embarazos y haberlos perdido, haber tenido abortos, pérdidas provocadas. Es abordar el interrogatorio de una manera más sencilla, pero también más real.
¿Qué sentís que no aprendiste en la facultad que te dio la cancha, la práctica profesional?
Algo que me cambió mucho fue el haber estado embarazada, al menos en obstetricia. Porque a partir de ahí traté de empezar a actuar como a mí me gustaría ser atendida. En los trabajos de parto, una mujer está en una situación de vulnerabilidad, de dolor; sin embargo, antes lo hacía de manera automática: "Bueno, bueno, ya va a pasar", o hacía un tacto continuamente o subestimaba diciéndole: "Tratá de relajarte, si gritás, te vas a cansar más". Tratar de entender a la otra persona, si necesita una mano, si necesita silencio o a veces simplemente estar a solas. No convertirnos en algo tan invasivo o, por ejemplo, no usar el celular o estar hablando de cualquier otra cosa mientras la otra persona está en pleno trabajo de parto, hay que respetar ese momento. Hablo del trabajo de parto, porque fue lo que más me impactó a mí. Igual, desde que nacieron mis hijos, dejé la obstetricia.
Seguís en consultorio y llevás sola @gineconline, ¿desde qué espacio lo hacés, qué te proponés?
El objetivo de los posteos es generar movimiento mental. Decir: "A mí me está pasando esto, consulto", "ah, no es normal que me pase esto, quiero consultar" o "me gustaría probar esto, lo consulto". Un montón de colegas me dicen: "Me vino a ver una paciente porque vos habías comentado tal cosa".
Fuiste una de las primeras médicas que abrieron sus redes, ¿cómo fueron los comienzos?, ¿qué generó en la comunidad médica?
Al principio fue duro porque muy pocas personas apoyaban mi iniciativa, muy pocas. Me decían: "¿Por qué hablás de esas cosas en Internet?", "¿no es muy fuerte lo que decís?", "¿hace falta hablar del flujo de la mujer o la menstruación?" o "esas cosas nos quitan consultas"; ¡todo lo contrario! Celebro que los que no estaban de acuerdo ahora estén en las redes. Me gusta, no digo: "Ah, mirá lo que dijiste", al contrario, me hace sentir tranquila. Ahora se dan cuenta de que las chicas piden otra cosa, necesitan ese reflejo de alguien que se ponga en su lugar con una empatía, una escucha y una atención no tan sistematizadas. El tema es que nuestro sistema de salud está bastante complicado. Yo no culpo cuando dicen: "Me atendió rápido", yo en un momento trabajaba en un sindicato que me ponía pacientes cada 5 minutos. Estaría bueno tener más tiempo, pero, a la vez, no te es rentable.
¿La única manera es salir del sistema? O sea, hacer consultas privadas...
Es duro, pero sí... Algo debería modificarse. Ahora, con la pandemia, que dejan atender cada media hora, quizá se logre que haya un poco más de tiempo para tener una consulta más completa.
¿Cómo hiciste para sostener tu voz frente a una mirada de pares prejuiciosa?
Siempre tuve carácter, me plantaba en lo que yo pensaba, siempre escuchando, pero tengo como esa manera de decir: "Bueno, estoy convencida de que este es el camino y lo sigo", siempre observando si me estoy equivocando. Cuando las opiniones no eran buenas o me criticaban por algo, yo todo lo tomaba, no es que decía: "Estoy haciendo las cosas perfecto". Al día de hoy, me pregunto: "¿Esto estará bien o estará mal?", me autoevalúo todo el tiempo.
Al mismo tiempo, una paciente con información es una paciente con poder, que incluso incomoda; para algunos médicos, seguro era mejor cuando no sabíamos tanto...
Sí, tal cual. Bueno, eso mismo es lo que no quiero. Es incómoda una consulta en la que la persona no te dice nada, porque quizá te estás perdiendo una oportunidad de ayudarla. Están quienes lo celebran y otros que dirán: "¿Qué no me está diciendo?".
¿Sentís que con el Covid-19 hubo una reivindicación del sistema sanitario o fue todo pour la galerie?
No; al principio fueron los aplausos, después nada. El médico, en otros países, tiene otro peso. Acá están como: "Es lo que tiene que hacer". Sí, es lo que tiene que hacer, pero los salarios no son los adecuados. Te pagan un bono por Covid que es un chiste. Yo le decía a mi esposo –que también es médico – que ojalá no tuviéramos nosotros primero Covid en nuestro edificio, porque veíamos las noticias y los prejuicios: "Ah, porque son médicos trajeron el Covid". Eso también es difícil porque sentís que estás en deuda cuando, en realidad, estás ayudando.
Lo peor que hay es decirle a una mujer de 40 que no consigue el embarazo: ‘Tu reserva ovárica ya declinó’. Hoy una mujer de 40 está en el auge de su vida".
El otro día leí Mamá desobediente, donde la autora, Esther Vivas, cuenta cómo las mujeres fuimos retrasando la maternidad, mientras que hay otras que directamente no quieren ser mamás, ¿qué cosas cambiaron con relación a nuestra planificación familiar?
Nuestros proyectos. Las carreras largas, los proyectos en el trabajo, los avances laborales: la mujer ya no es la que está en la casa y se embaraza a los 24. Y ahí están los problemas de fertilidad.
El ciclo no se acomodó a nuestros proyectos...
Nuestra biología es primitiva. A los 35 empieza a declinar, a los 40 es un poco más complicado y a los 42 ya empiezan los riesgos genéticos. Ahí no nos ayuda nadie, es nuestra especie.
¿Y cómo acompañás desde tu lugar a las mujeres que se topan con el reloj biológico?
La clave es que ellas sepan qué etapa están atravesando y cómo es la evolución de su fisiología, de nuestro cuerpo. Yo creo que lo peor que hay es decirle a una mujer de 40 que no consigue el embarazo: "Tu reserva ovárica ya declinó". "¿¡Cómo!?", te dicen. Claro, si hoy una mujer de 40 años está en el auge de su vida.
¿Y cómo se dice mejor?
Tendríamos que saber desde nuestra adolescencia cómo es nuestra evolución. Es un proceso, que está bueno conocer. Lo que pasa es que, antes, la mujer a los 25 ya tenía hijos, a los 40 era abuela, jamás se ponía a pensar si tenía reserva ovárica.
Hoy, con los avances de la medicina, podés monitorear tu fertilidad para saber en qué momento estás...
Claro, pero si no conocés el concepto, no te hacés un control y cuando te lo hacés, te desayunás que el ovario funciona cuando quiere y eso es difícil de explicar, o quizá ya tenés que hablar de ovodonación. Entonces, necesitás varias consultas para decirle que puede usar óvulos de otra mujer, porque muchas veces las pacientes terminan enojándose, o no entienden.
Contanos de los controles para evitar un cáncer de mamá... ¿Qué cosas hay que tener en cuenta más allá de los chequeos ginecológicos?
Primero, ahora con la pandemia, es muy importante no seguir postergando los controles. La fase 1 ya terminó, las consultas se están haciendo, los médicos están atendiendo. Obviamente, si durante el aislamiento no pudiste concurrir al médico, no te preocupes, si es un control sin antecedentes, no va a cambiar nada cinco meses más o cinco meses menos. Sacando esa estructura de hacerte los controles anuales, básicamente, se trata de conocerse, autoexaminarse, es mirarse las mamas. Así como muchos ignoran la parte genital, hay mujeres que nunca se miraron las mamas.
"Está bueno hacerse una inspección de mamas todos los meses, hacerlo fuera de la menstruación, pero también un día previo a la menstruación para notar la diferencia. Hay que generar ese hábito".
A veces ni es tocarse, es mirarse.
Es parte de lo que es el autoexamen mamario, se empieza con la inspección, con mirar las mamas. Porque a veces la mama tiene como una inflamación o cambia de coloración y no hace falta que te la toques, de tan solo mirar te das cuenta de que algo pasa. Un nódulo que se palpa, maligno, es un nódulo que ya está un poco avanzado, pero generalmente los nódulos que se palpan en edad fértil son los benignos. Pero especialmente, está bueno conocerse, hacerse una inspección todos los meses, hacerlo fuera de la menstruación, pero también hacerlo un día previo a la menstruación para notar la diferencia de las mamas más turgentes y después la mama más blanda. Hay que generar ese hábito. Me miro, al menos.
Tiene que ver con el contacto con una misma...
Sí, es decir "soy yo" y no una muñeca que camina y que no está conectada con sí misma. A veces pareciera que estamos como fuera de lo que es nuestro cuerpo físico. A veces me encuentro con algún comentario en las redes que dice: "Cuando @gineconline se pone en poeta no quiero leerla", pero ¡no es poeta! Es algo básico decir: "Conéctense, porque es parte de la prevención", no es que me quiero hacer la Pablo Neruda porque no lo soy. Me gusta a veces escribir desde lo poético, pero para llegar desde otro lado y que se conecten. No de manera automatizada, "hago esto porque lo tengo que hacer y no sé por qué". Al fin y al cabo, vivimos con el cuerpo y si nos pasa algo, nos afecta en todo, a nivel personal, laboral, a la familia.
El otro día te vimos en un vivo donde decías que "cada consulta es una oportunidad".
Eso lo aprendí rotando en ginecología infantojuvenil, en el Clínicas, una doctora que adoro me decía después de cada consulta: "Meli, ¿le hablaste de anticoncepción?". "Ay, me olvidé", le respondía. "¡Melisa, una oportunidad perdida!". Claro, eran adolescentes que quizás en meses no iban a volver al hospital y vos, si las tenías enfrente, les tenías que decir: "Esto, esto, esto y esto". Son cosas que una va a aprendiendo. Esa frase, "oportunidad perdida", la tengo grabada, nunca más me va a pasar. Así, saber captar lo que necesita cada paciente según la edad y el contexto para que se vaya de esa consulta con lo máximo que puedo darle, porque una está en servicio. •
Maquilló y peinó Vero Fox. Agradecemos a Bronx Deco por su colaboración en esta nota.
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