Me voy a Brasil

Si cuatro años atrás alguien me hubiese dicho que en mayo del 2014 iba a estar preparando una valija para viajar a Río de Janeiro a cubrir el Mundial para la radio y televisión, lo hubiese dudado. Y bastante.

Pero eso tiene de maravillosa la vida, te presenta oportunidades con las que nunca hubieses soñado, y te permite avanzar.

En mi trabajo se logra tener experiencias que a veces hasta yo misma no puedo creer que me sucedan.

Así que acá estoy. Despidiendo a mi novio porque soy la que se va a vivir esa euforia que trae el mundial. Nunca fui a uno, nunca lo tuve como objetivo, pero ahora sabiendo que es algo real, estoy ansiosa y con una felicidad enorme por viajar.

No se sabe bien el por qué. Es algo universal, en todo el mundo se siente algo especial en esta fecha. Y no es para menos, en cada partido que juega la selección, se para el país.

En esta época, a una gran mayoría nos agarra el fanatismo, ponemos imanes en la heladera con el escudo de la selección, le compramos una camiseta a nuestra mascota, las madres permiten que sus hijos se pinten la cara con los colores de la bandera nacional. El merchandising es infinito, y justificamos gastar unos pesos extra con tal de sentirnos parte de esta movida mundial que dura treinta días.

Pero claro, la mayoría de ustedes lo vivirá en sus casas, con sus hijos, o en la de alguna amiga o familiar, muy diferente a como lo voy a vivir yo: rodeada de hombres de distintas partes del mundo que sólo vienen a una cosa, ver a su equipo llegar a la final.

Después de hacer algunos cálculos me di cuenta que en un principio son sólo tres partidos los que se le asignan a cada selección, por eso me pregunto: ¿y el resto del tiempo qué?

El resto del tiempo estoy en Río de Janeiro, una de las ciudades más intrigantes y sexies del mundo y el destino turístico número uno de Brasil.

Por eso, además de recorrer los lugares clásicos de Rio, como el Pan de Azúcar, el Corcovado y las playas de Ipanema, quiero conocer su movida cultural, salir a correr alrededor de Barra da Lagoa, tomar caipirinhas en los bares de Lapa y Gamboa, tomar clases de capoeira en el Circo Volador y pasar una tarde a la sombra de los árboles del Jardim Botânico. Esta ciudad tiene la mezcla perfecta entre naturaleza y urbanidad: podés pasar la mañana relajada en la playa, la tarde en el Museo de Arte Contemporáneo creado por Oscar Niemeyer y la noche en la terraza de un hotel 5 estrellas de Arpoador o bailando samba en un bar de Lapa. Río es una ciudad vibrante, llena de propuestas para todos los gustos y bolsillos, y así pienso vivirla, con la intensidad que se merece.

Es lo que voy a compartir con ustedes. Quiero contarles de qué se trata todo ese universo que se genera en una de las ciudades más impactantes del mundo y en uno de los eventos más importantes del mundo.

Este será un espacio para mostrar las costumbres, moda, arte y curiosidades. No sólo de Brasil, sino de todas partes del mundo porque, durante el Mundial, mucho de lo que se hable en otros países, va a estar pasando allá.

Mientras tanto, voy puliendo la Info básica para llevarme (los días y horarios de los partidos de Argentina y sus contrincantes o algunos nombres menos conocidos de los jugadores de la selección) y tomo clases de portugués, aunque sea para no pasar el papelón de pensar que cambiando la melodía porteña ya somos brasileras.

Espero que les guste la idea de esta nueva sección y que puedan disfrutar esta experiencia conmigo.

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