"Me das vergüenza, ma". 8 situaciones en las que nuestros hijos nos quieren...lejos
SI SE VAN DE VIAJE Y HABLÁS EN OTRO IDIOMA
Apenas aterrizan, escuchás un "mamá, no digas nada, me das vergüenza". ¡Y eso que solo te oyó esbozar un "good morning" o un tímido "bon dia"! Si así arranca el día en el nuevo destino, ¡lo que te espera el resto del viaje! En lugar de poner en práctica (por fin) tus habilidades idiomáticas, decidís relajarte y derivar en ellos la comunicación por el resto de las vacaciones.
TE CRITICA EL LOOK
O dice que sos "demasiado simple" (ergo, sin onda) o más formal (dícese, aseñorada), el tema es que nunca la vas a pegar con tu outfit, porque nunca va a ser atinado. "¿Qué te hacés la joven?", "tenés mal gusto", "te queda mal", pero si tan mal gusto tenés…, ¿por qué será, entonces, que tu hija te roba la ropa de tu armario?
NO SOPORTA QUE BAILES
Situación: se casa el primo. Te divertís, te relajás, tomás una copa, bailás. Tu hija elige irse directamente a la mesa a internarse en el celu antes de verte esbozar tus mejores pasos (ni hablar de hacerlo con vos y que se diviertan juntos). Decidís, por una vez, ignorar su mirada condenatoria y poner en práctica lo que hiciste en zumba, sin dejar de preguntarte interiormente: "¿Realmente bailo tan mal? Con lo bien que la estoy pasando...".
TE PIDE QUE LO DEJES A 5 CUADRAS DE LA ESCUELA
O del club, de una fiestita, de lo de un amigo o de adonde sea que lo lleves o vayas a buscarlo, ¡no sea cosa que sus amigos adviertan tu presencia! De yapa, y por las dudas, te pide que vayas de incógnito. Te falta ponerte un gorro, unos lentes y sentarte en un banco atrás de un diario para sentirte –ahora sí– en una peli de espías, pero de las malas.
TE PROHÍBE SUBIR FOTOS
Antes subías cada sonrisa, cada palabra, cada gesto... Ahora, ¡que ni se te ocurra mostrarle al mundo que juntos la pasan bien! Hay que hacer el duelo: el álbum familiar es ahora puertas adentro.
TE EXIGE QUE NO TE DIRIJAS A SUS AMIGOS
"¿Cómo anda tu mamá?". "¿Qué tal la escuela?". "¿Qué secundaria vas a elegir?". Cualquier pregunta o comentario que se te ocurra hacerles a sus amigos en su presencia culmina con una mirada inquisidora, mediante la que te asesina con los ojos. Te inhibís tanto que optás por ser invisible cuando vienen visitas suyas. Cuando están solos, te lo explicita: "No les hables a mis amigos". ¿Sus pares te verán tan aparata como tu hijo? Y vos que te creías la mamá con más onda del universo... Bueno, parece que no lo sos.
TE EXCLUYE DE SUS REDES
No pudiste evitar likear o comentar... y la consecuencia era obvia. Luego de meses sin advertir actividad en sus redes, descubrís una de sus (miles de) artimañas: deja en desuso la red en la que lo seguís y abre otra (la que realmente usa) con otro apodo. No insistas, si sos tan hacker para sortear esta trampa, vendrán otras.
HAY TEMAS QUE PREFIERE NO HABLAR CON VOS
No bien mencionás la palabra "sexo", se pone bordó y se quiere esconder abajo de la mesa. Ni hablar de enseñarles a usar un forro o decirles cosas como "es algo natural que nosotros hacemos y disfrutamos mucho". Además de la vergüenza..., es una imagen que quieren borrar YA de su mente.
ACOMPAÑAR SIN INVADIR
Por Marisa Russomando.
El día llegó: en un momento, tus hijos dejan de idolatrarte, no acuden a vos cada vez que les pasa algo, les dan vergüenza las muestras de afecto y hasta podés llegar a preguntarte qué estás haciendo mal. La respuesta es evidente: no sos vos el problema, sino que tu hijo está atravesando un proceso en el que está construyendo su propia identidad, y para eso es necesario tomar distancia. ¿Esa distancia se manifiesta como una necesidad natural? No, se produce a los saltos, a los golpes, a fuerza de caras largas, portazos y un nuevo sentimiento que desarrolla hacia sus padres: la vergüenza.
¿Por qué aparece? Porque confrontar con el otro manifiesta las características propias, y los diferencia. En una etapa en la que empieza a importar la mirada de los demás, comienzan a funcionar las censuras y a caer como ideales las figuras de los padres.
¿Qué tener en cuenta para atravesar esta etapa? Lo primero, que el blanco de sus críticas sos vos por el lugar que ocupás, no por características propias. Segundo, que aunque parezca que no, te necesitan más que nunca. Por eso, es importante encontrar la forma de acompañarlos en esta difícil etapa: sin invadir, pero estando disponibles. Ubicarte a una distancia en la que lo dejes hacer, sin dejar de supervisar y cuidar. Escucharlo sin intentar opinar de todo ni bajarle línea, y, sobre todo, no confundir flexibilidad con falta de límites o de autoridad.
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