Me cambié a la copa menstrual
La copa menstrual es uno de esos inventos que uno no entiende por qué tardaron tanto en llegar. De un tiempo a esta parte, son cada vez más las mujeres que la eligen durante su ciclo, y se lo cuentan a sus amigas, el boca a boca funciona mejor que cualquier publicidad. De silicona o de termoplástico, la diversidad de marcas, entre importadas y nacionales, es variada y garantiza que haya una copa adaptable a cada cuerpo. Pero tomar la decisión puede resultar difícil, se trata de dejar atrás una costumbre que durante años aceptamos sin cuestionar. Las toallitas descartables, y también los tampones, nos acompañaron desde la primera menstruación. La copa propone un desafío: no solo se trata de aprender a usarla, sino de modificar la imagen que teníamos del “asunto”, como un tabú que nos causaba vergüenza.
“Es como no tener nada, casi que te olvidás de que estás en esos días”, asegura Lucía (28) que hace dos años las usa. Cintia (31), por su parte, dice que las elige porque son más ecológicas. En épocas en que nos toca medir -y reducir- la huella de carbono, las toallitas tardan años en degradarse y se acumulan como basura. Andrea (23), después de seis meses de uso, dice que contra todos los prejuicios, es fácil mantenerla limpia.
La copa es una tendencia que se afianzó en los últimos tres años. Empezó como un secreto de las argentinas que viajaban al exterior y traían alguna, pero ahora se publicita con éxito por varios canales, sobre todo en las redes sociales. Mariana Celis es ginecóloga y trabaja para Maggacup, que fue la primera y única marca nacional en desarrollar el producto. Aunque por su edad ya no la precisa, tuvo la oportunidad de experimentarla. Resalta que además de económica y ecológica, es muy cómoda. “Te despreocupas por cambiarla, o porque te podés manchar, podés dejarla doce horas, tanto que podés dormir con ella”.
Animarse a usar la copa menstrual es una elección, de acuerdo a nuestras creencias, filosofía y cómo nos vinculamos con nuestro propio cuerpo, dice Mariana Celis. “Está claro que la mujer debe tener un buen vínculo con su anatomía, no tener miedo o aprensión a colocar elementos dentro de su vagina, entendiendo que simplemente es una parte más de su cuerpo y no una zona tabú, y aquí hay todavía y lamentablemente mucho camino por recorrer”.
Años de educación patriarcal tuvieron sus consecuencias. En una publicación de una revista femenina de 1971 se invita a las mujeres a usar protectores y hablar sobre la menstruación “como lo que es, algo natural que debe enorgullecer a la mujer”. Todavía hoy, cuando se publica información sobre el tema, provoca rechazo o comentarios burlones por parte de los hombres, es probable que eso influya para que a muchas le cueste hablar del tema.
Copita Menstrual está integrada por una pareja que supo ver que una necesidad de las mujeres podía transformarse en un buen emprendimiento. Hicieron una web, un perfil en las redes y comenzaron a vender las marcas que traían de otros países, y también la de nuestro país. A nosotros nos gusta difundir el concepto. No vendemos una marca en particular.
Hace algunos años Carolina conoció el sistema a través de un amiga, y aunque probó una y no le resultó porque tenía pérdidas, le gustó la idea. Cuando tuvo problemas de alergia con los tampones y toallitas se decidió a usarla con más frecuencia. La ginecóloga le había comentado que los materiales de fabricación de los tampones había cambiado y eso provocaba irritación e infecciones, le recomendó que investigara cuál se podía ajustar a su cavidad. En un viaje a Europa se encontró con muchas opciones, y conoció chicas que vendían otras marcas.
A su pareja, Martín se le encendió la lamparita, ¿por qué no averiguas el precio por cantidad? Al principio la copa le dio un poco de impresión, le resultaba algo ajeno. El tabú pesaba, pero después se acostumbró y lo empezó a tomar como algo natural, tanto que es un experto y muchas veces en las ferias se encarga de contestar preguntas y despejar dudas sobre el funcionamiento, armaron un buen equipo. Al mismo tiempo que fueron aprendiendo, la copa empezó a tener más aceptación y las marcas también crecieron.
-¿Cómo nos podemos dar cuenta de cuál es la más adecuada para el cuerpo?
-Hay que tener en cuenta la sensibilidad y cómo se puede adaptar. No es lo mismo el aro que el cuerpo de la copa, y tienen distinta rigidez, eso hace la diferencia. A veces las chicas buscan que sean blandas pero pueden quedar dobladas, incluso para sellar cuesta más. Si hacés ejercicio te conviene que sea más dura, porque tu musculatura puede llegar a aplastarla y necesitás una copa que ejerza cierta resistencia. Si la copa está bien puesta, y es la adecuada, no la vas a sentir ni vas a tener pérdidas.
-¿Tiene alguna contra o desventaja?
No encontramos contras todavía. A veces nos preguntan si se puede quedar adentro pero no, no hay posibilidad. Si te cuesta sacarla, entendé que es un músculo, relajá, pujá. Cuando lo ves gráficamente entendés que no se va a ir al útero, es imposible. Tuvimos consultas por algunas copas que no vendemos, que tiene un reborde largo y las lastiman, o que vinieron mal de fábrica. Es importante comprobar que tengan certificación de calidad.
Hablemos de marcas
MeLuna : Es de origen alemán. Tiene variantes de colores, agarres, durezas. Hay copas para deportistas, para mujeres con suelo pélvico débil, para chicas con un canal vaginal corto. Está fabricada con un termoplástico (TPE) suave e hipoalergénico. Recolecta el flujo menstrual en lugar de absorberlo. Es reutilizable y tiene una vida útil de más de 5 años. Aclaran que no se usa ningún producto animal en su producción.
MaggaCup: Es nacional, el emprendimiento de dos mujeres que quisieron compartir su experiencia con la copa y ayudar a cuidar el ambiente. Está realizada con silicona de origen alemán. Tiene dos talles, influye en la medida la edad y si tuviste hijos. Dice en su web: la palabra Magga significa “camino del medio” y “autoconocimiento” en Pali, idioma antiguo de la India.
Lily Cup: Es una marca española de silicona de grado médico. Tiene variedad de modelos, hay algunos que se pliegan para guardar más fácil y llevar su estuche en la cartera. También hay uno para la primera menstruación y otra que es para mujeres que tuvieron más de dos partos. Dura hasta doce horas.
Naturcup: Es española, tiene fama de ser la mejor, es más rígida. Dice en su web: aunque te parezca algo nuevo, las copas menstruales existen desde 1930. Las primeras copas aparecieron al mismo tiempo que los tampones y eran de plástico. Con el tiempo se ha ido mejorando el diseño y los materiales han ido evolucionando pasando posteriormente al látex y con la tecnología actual a la silicona médica.
Fleurity: La copita es flexible, se usa silicona hipoalergénica de Dow Corning, tecnología reconocida de Estados Unidos. Vienen dos copas en cada kit, y dura cerca de diez años.
Hay otras marcas, ¿recomiendan alguna por experiencia?
Según el libro “La Argentina Fumigada” de la periodista y docente Fernanda Sández, el impacto de los agroquímicos también llegó a la industria del algodón, de las gasas estériles, y también de los tampones. “Ese elemento que introducimos en nuestro cuerpo, puede contener herbicidas como el glifosato, o su metabolito, AMPA, que aún no demostraron ser inocuos a largo plazo”.
Paula, que distribuye la marca MeLuna , agrega que la copa nos permite tomar distancia de los componentes de las toallitas y tampones industriales como la dioxina, el poliacrilato, el rayón, el plástico etc. Es interesante entender que cada toallita demora unos 500 años en biodegradarse y esto es por sus materiales de fabricación. Una mujer usa en un año entre 240 y 360 toallitas, generando residuos altamente tóxicos para el planeta y exponiendo su cuerpo a químicos nocivos para la salud y el medio ambiente.
Aceptar que nuestro ciclo tiene un ritmo lunar y entender la posibilidad maravillosa que esa sangre implica es parte de un paradigma que también busca cuidarnos y conectarnos a la naturaleza, volver a un mundo que no sea descartable. Ese es también el mensaje de quienes producen y venden copas menstruales. La posibilidad de elegir una que se adapte a nosotras es toda una experiencia que vale la pena transitar. Hace algunos meses yo sentí que estaba preparada para dar ese paso que iba en resonancia con la responsabilidad de cuidar el planeta, y no me arrepiento, fue una de las mejores decisiones que tomé.
Me encuentran en kariuenverde@gmail.com o Kariu en Verde
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