Mariana Genesio: "Siempre va a haber prejuicios. Lo bueno es ir trascendiéndolos"
Mariana llama la atención. Por lo linda, por lo alta. Llega al bar donde nos encontramos detrás de sus gafas de sol, con su pelo largo, suelto, con ondas y una túnica colorida con un tajo que deja ver sus eternas piernas. Irradia seguridad, se la escucha confiada y tranquila cuando habla de su primera experiencia en una tira televisiva, Pequeña Victoria, nada más y nada menos que en el prime time de Telefe, que acaba de terminar de grabar. En los últimos días, viene de atravesar un rally de entrevistas y producciones, una atrás de la otra, y también está por empezar a ensayar para una nueva obra de teatro de la que todavía no quiere contar mucho –"para no quemarlo", dice–. Porque la exposición ya hizo su adrenalínico trabajo: hoy le explotan las redes sociales y la reconocen en todos lados. Pero, luego de pedir un jugo y sacarse un poco el día de encima, finalmente nos dice: "Soy toda suya" y se entrega a la charla.
¿Qué te está pasando con la gente en la calle?
Cosas re lindas. La gente es muy cálida, se me acercan y me dicen "Emma", el nombre de mi personaje; no saben mi nombre real, pero igual se quieren sacar una foto conmigo.
¿Y qué aprendizajes te dejó hacer Pequeña Victoria?
Miles. Nunca había hecho una tira así que no solamente es un registro actoral distinto de lo que yo venía haciendo, que era teatro, sino que hay cuestiones técnicas, como incorporar la posición de las cámaras, el sonido, las luces. Es un mundo totalmente nuevo. Todos los compañeros que tuve fueron muy generosos conmigo y me empujaban a lucirme.
Y ahora te queda por delante un camino enorme.
Sí, ahora quiero mi propia tira. Quiero ser la única protagonista (risas).
Nos pasó cuando contamos quién era la chica de tapa que decíamos: "Mariana Genesio", pero la gente no te tiene de nombre, te conocen como "la actriz trans". ¿Sentís que tenés que empezar a quitarte ese rótulo de "actriz trans" para ser "actriz", a secas?
Me peleé muchísimo con este rótulo al comienzo de mi carrera, cuando se me decía en una nota que era "la actriz trans". Es más, a veces hasta exigía: "Si me quieren hacer una nota, está prohibido que me digan ‘trans’". Ahora sigue sin gustarme, pero me di por vencida.
Es que lo naturalizaste mucho más que el resto, que es lo primero que ve.
Sí, justamente pasa por ese lado. Cuando vos marcás algo, estás haciendo todo lo contrario de lo inclusivo. No estás naturalizando nada, cuando vos le marcás la diferencia al otro, estás siendo discriminatorio porque estás haciéndolo sentir diferente.
"Me peleé muchísimo con el rótulo de ‘actriz trans’ al comienzo de mi carrera, a veces hasta les prohibía que lo dijeran. Pero ahora me di por vencida".
Bueno, el título de nuestra nota de tapa este mes es "Reseteá tu paradigma", que aplica un montón a este momento en el que la sociedad realmente está haciendo un cambio. ¿Vos sentís esa apertura?
Sí, absolutamente. Siempre nos va a faltar, pero va avanzando. Es naturalizarlo, como decíamos. Me parece que mi militancia por la inclusión tiene que ver más con el día a día. Siento que hacer lo mío como cualquier persona, siendo trans, es mi militancia.
Igualmente, ¿te sentís en algún punto una privilegiada? Porque no todas las personas trans tienen la oportunidad de vivir como les gusta, por los muchos prejuicios que hay todavía.
Me siento una privilegiada y esto trae una gran responsabilidad. Pero no me siento obligada a cumplir con nadie. En ese sentido soy bastante egoísta e individualista. Vivo por mí, mi vida es mi vida. Pero sí siento una gran responsabilidad y si puedo ayudar, lo hago con total gusto.
Pero ¿tenés contacto con la comunidad trans o grupos militantes?
Sí y no. Tengo contacto, pero no soy de congregarme. Mi filosofía de vida no pasa por ahí. No estoy en contra, les agradezco porque gracias a muchos de estos grupos gozo de ciertos beneficios como la Ley de identidad de género, pero me parece que mi lugar no está ahí, sino en la actuación. Esa es mi militancia, mi responsabilidad. Yo estoy poniendo en mi cuerpo, en mis personajes, muchas historias. Los besos en la tira con Facundo Arena simbolizan miles de besos escondidos.
"No soy de congregarme con grupos militantes. Mi lugar no está ahí, sino en la actuación. Esa es mi militancia, mi responsabilidad".
Y vos, en tu infancia y adolescencia, ¿tenías que esconderte?
Sí. Todos mis juegos que tenían que ver con mi feminidad eran escondidos. En mi infancia no había ejemplos. Si vos tenías un hijo o un familiar que era trans o travesti, sabías que iba camino a un destino triste, marginal, que iba a morir joven o terminar en la cárcel, o iba a tener una enfermedad, o terminar en la drogadicción o la prostitución.
¿Y en qué momento te plantaste frente a tu familia?
En la adolescencia. Creo que a los 16 o 17 años, sin saber muy bien qué era lo que quería, fue que me planté.
Y a nivel sensaciones en tu cuerpo, ¿qué sentías?
En la infancia lo veía como un juego. Decía: "Cuando crezca me voy a vestir de mujer a escondidas". Después, en la adolescencia, tuve la suerte de que surgieron Cris Miró y Flor de la V, entonces se me abrió una perspectiva de decir: "Hay posibilidad, una se puede operar". Pero no lo viví tanto como un "estoy en el cuerpo equivocado". Nunca tuve rechazo por mis genitales, por mi biología. Sí, por supuesto, algunas cuestiones fueron más frustrantes que otras en cuanto a estética. Por suerte apareció la bendita depilación definitiva (risas), el mejor invento del mundo. Pero yo amo mi cuerpo, soy bastante vanidosa. Me sé linda. Si me veo objetivamente, me encuentro millones de defectos. Pero hay algo de mí que me hace sentir muy cómoda conmigo misma. Y no hay nada más seductor que alguien que se siente cómodo consigo mismo.
¿Y en los demás qué te seduce?
El sentido del humor, una persona inteligente, culta, interesante.
¿Tu marido (el guionista Nicolás Giacobone) te hace reír mucho?
Sí, y es súper culto, súper curioso. Por ahí yo no tengo mucho de eso. A veces siento que soy re básica, pero soy simpática (risas).
Bueno, pero los opuestos se complementan. ¿Qué otras actividades disfrutás de hacer para vos, más allá de la actuación?
Me gusta la playa, andar en bici, salir, juntarme con amigos y amigas, pasarme horas charlando, divertirme, viajar... Soy disfrutadora de la vida.
¿Siempre fuiste así?
Siempre. No creo en el esfuerzo como camino para el éxito. Cuando algo me cuesta, trabajo mucho sobre eso, pero tiene que haber disfrute en ese esfuerzo. Esa cosa de "tenés que sufrir para lograr el éxito" no me va.
¿Y sentís que tu marido tuvo algo que ver con que vos lograras algunos sueños de tu vida?
No directamente, porque no conseguí ningún contacto gracias a él, pero el haberme hecho conocida cuando él se ganó el Oscar posiblemente haya hecho que me vieran productores, directores. Pero bueno, después todo lo demás lo tenés que demostrar con trabajo.
¿Y hace cuánto que están juntos?
Diez años y medio.
"No creo en el esfuerzo como camino para el éxito. Cuando algo me cuesta, trabajo sobre eso, pero tiene que haber disfrute en ese esfuerzo. Esa cosa de ‘tenés que sufrir para lograr el éxito’, no me va".
¿Cuál es su clave para sostener la pareja? Porque, en definitiva, puede ser un laburo.
Justamente lo contrario, la clave es que no haya laburo. Tiene que ser algo natural, simple, que sea fácil convivir. El día que tengamos que trabajar sobre la pareja, ir a terapia de pareja, es porque no va más. En la pareja hay que fluir.
¿Te considerás espiritual o sos más bien terrenal?
Soy espiritual, pero no sigo ninguna religión. Detesto las religiones porque no me puedo encasillar en esos moldes. Pero sí siento una conexión espiritual con el universo. Creo en las energías, en la ley de la atracción.
¿Sentís que todo este presente es fruto de lo que vos atrajiste?
Sí. Una se va guionando su propia vida y, bueno, nunca sucede tal cual lo pensaste. Pero sí se acerca a la sensación de lo que vos imaginabas que ibas a tener con eso que visualizaste.
Y siendo la guionista de tu vida, ¿qué es lo próximo en tu peli?
Soy bastante básica. Sueño con hacer películas icónicas, trabajar con muchos escritores y directores famosos. Me gustaría viajar por el mundo presentando películas. Ese es mi sueño. Mucha red carpet, mucho hotel de lujo (se ríe). Igual, en este momento ya siento que estoy mejor de lo que había soñado para esta edad de mi vida, que no te la voy a decir...
¿Por qué no decís la edad?
Porque no me gusta. De coqueta, de celosa (risas).
¿Tenés algún rollo con el paso del tiempo?
Un poco. Cada vez menos, porque me encuentro a esta edad –perdón la poca modestia– mucho más fantástica de lo que esperaba. Entonces, estoy cada vez más amigada con el paso del tiempo. Pero igual no quiero saber nada con envejecer. Me gusta la belleza, estar garchable.
Y con esto de que sos tan estética, ¿qué te pasa cuando te ves en la tele? ¿Te sentís cómoda, te criticás todo el tiempo?
Me critico un montón, muchísimo. Soy muy exigente conmigo misma. Pero, sinceramente, en este momento estoy muy vanidosa, muy contenta. Me veo en la tele y pienso: "Bueno, está bien, son tus primeros pasos, no tenés que tener la cara de Julia Roberts".
Tenés un poco de compasión con vos misma, también.
Sí, soy muy de hacerme el aguante. Estoy ensayando eso. Sí, soy mi mejor amiga. Bueno, casi siempre…
¿Y cuál es el aspecto más oscuro de tu personalidad? Porque se te ve súper luminosa, pero todos tenemos nuestro dark side.
Bueno, justamente, como soy muy amorosa con todo el mundo y me gusta hacer sentir bien a los que están al lado mío, por momentos necesito volver a mi interior y entonces me aíslo y me convierto en un ser bastante frío, me vuelvo distante con mis seres queridos.
¿Quiénes fueron tus referentes femeninos en tu vida?
Marilyn Monroe, Madonna, Julia Roberts. Mi mamá, alguna que otra tía. Había una vecina, cuando yo era chica, que era prostituta y a mí me encantaba ella, quería ser así. Tanto de ella como de Madonna me encantaba ese costado erótico, desenfadado. Me gusta mucho perturbar a la gente. Puedo ser la persona más educada y amorosa del mundo y, de repente, te tiro una que te pone colorada.
¿Sos muy sexual?
Sí, no sé... Me gusta esto que te digo, perturbar...
Y a las relaciones abiertas, al poliamor, ¿te animarías?
Me parece que es algo natural. No creo en la monogamia. Es parte de esto que vamos deconstruyendo como sociedad. Se empiezan a derrumbar estructuras que ya vemos que no funcionan. Con lo sexual, lo mismo: ¿por qué tenés que tener sexo solo con una sola persona toda tu vida?
Sí, si lo empezás a racionalizar un poco, puede sonar absurdo. Pero es parte del contrato que cada uno quiere vivir con su pareja, mientras estén los términos claros...
Sí, tienen que estar las cosas claras. Hay parejas monogámicas que funcionan perfecto, otras que pueden tener varias relaciones a la vez...
"Siempre va a haber prejuicios. Lo bueno es ir trascendiéndolos. Pero aprendí a desentenderme de los prejuicios de los demás: no es un problema mío, es un problema del otro".
¿Qué te pasa con ser tapa de OHLALÁ!?
Me parece revolucionario, es parte de la apertura mental que hablábamos recién. También me parece..., perdón, estoy egocéntrica, pero tiene que ver con una coherencia en cuanto a mi forma de vida, con correrme de los estereotipos y poder mostrar que una mujer trans no solamente tiene la boa de plumas puestas sino que también puede mostrarse fresca, natural, desestructurada y femenina, como es una tapa de OHLALÁ!
Viniste a derribar el estereotipo.
Gracias, sí. Estoy feliz con lo que está pasando.
¿Te sentís en una especie de burbuja de felicidad?
Sí, soy una militante de la burbuja. Para mí funciona porque soy bastante sensible. Hay que ser egoísta, conectarse con las cosas lindas, con la belleza. Porque, como dice la ley de la atracción, vos te conectás con eso y emanás esa energía, atraés más de eso y te vinculás con la gente que está en la misma sintonía, y contagiás al otro. En cambio, si estamos todos quejándonos de lo mal que está todo, no ayudamos a nadie.
El otro día, pusiste en tu Instagram: "Qué lindo vivir en esta época en la que estamos listos para dejar los prejuicios atrás".
Sí, siempre va a haber prejuicios. Lo bueno es ir trascendiéndolos. Pero aprendí a desentenderme de los prejuicios de los demás: no es un problema mío, es un problema del otro.
Maquilló Lu Romero. Peinó Diego Perla para Estudio Perla con productos L´Oréal Professionel. Agradecemos a Micaela Galarce y Ramiro González por su colaboración en esta nota y a Wendy Dubinicz (@designlovers) por la locación.
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