María Teresa Andruetto: los libros fundamentales para conocer a la “Nobel de literatura infantil”
El recorrido de la escritora cordobesa que le da voz a sus ancestras; los libros fundamentales para conocerla
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Si María Teresa Andruetto no hubiera tenido esa convalecencia tan larga tal vez no sería una de las escritoras más reconocidas del país. Entre el primer y el segundo embarazo –tiene dos hijas- se le cortó una arteria en el cuello del útero. Ella dormía y se despertó milagrosamente. “Te conté de aquella noche/ llegando más muerta que viva al hospital”, escribió en un poema a su hija Josefina. “Mi relación con la escritura cambió en ese momento”, dice. “En ese año de recuperación empecé a tener un deseo de mí como escritora”.
En cama Andruetto, la Tere como se la conoce en su provincia, Córdoba, escribió buena parte de su primera novela, Tama. Supo que para una mujer del interior del país publicar no sería fácil. Ella escribía sin lectores. Seguía su deseo. Recién diez años después –casi a los 40 años- pudo publicar esa novela, cuando recibió un premio municipal.
Y el primer libro abrió el camino a los demás, 42 hasta ahora: siguieron novelas, cuentos, ensayos, poesía, teatro, una veintena de libros infantiles. Algunas de sus obras fueron premiadas internacionalmente: el de más renombre, en 2012, fue el premio Hans Christian Andersen, considerado el “pequeño Nobel de la literatura”.
Otra virtud de Andruetto es que se ocupa de leer y difundir escritoras. “Una está hecha de todas ellas”, dice, una tarde calurosa de fin de año en una visita a Río Cuarto, Córdoba. Y en su obra las mujeres son las que narran, las sabedoras de la memoria. Las mujeres de su casa tienen una relevancia fundante. “Siempre hay algo me lleva a las que estuvieron antes, lo que hicieron por nosotras, como una suerte de agradecimiento”, dice. Y cita el poema Pudiera ser, de Alfonsina Storni: “Todo esto que se hallaba en su alma encerrado,/ pienso que sin quererlo lo he libertado yo”.
-¿Quiénes fueron tus maestras?
-Las primeras son las mujeres de mi casa. Hay una mujer de la familia de mi papá que está muy presente, que es mi abuela Teresa. Era sastre, no costurera. Había aprendido el oficio desarmando un saco de su marido; de ahí sacó moldes y empezó con la sastrería. Y luego las mujeres de la familia de mi mamá: mi abuela Felicita, que era colchonera, armaba los colchones de lana de oveja, después había que renovarlos, y ella iba a los campos; era un trabajo de varón por la fuerza que se necesitaba. Eran una tradición de mujeres empoderadas, no en el sentido que las entendemos hoy, del feminismo, pero sí mujeres jefas de hogar. Siempre tuve admiración o registro de esas mujeres fuertes.
-¿Cómo era tu mamá?
-Fue ama de casa. Tenía el primario, porque en su pueblo no había secundario. Tuvo mucha apetencia intelectual, un poco esa siempre fue una falta. Aprendió francés sola, se hizo muy lectora a partir de libros que le prestaba un hombre del pueblo. Como maestra no titulada dio clases muchos años y enseñó a leer a muchas personas. En Arroyo Cabral de vieja todavía iban alumnos a llevarle flores a la señorita Cleofé.
Había una cosa muy fuerte con la lectura también en mi abuela y mi bisabuela. Era la lectura de libros religiosos: la biblia, historias de santos en el deseo de una vida proba, digamos. Hay un relato que me toca mucho, de que mi bisabuela se alfabetizó sola con unos libros religiosos porque limpiaban una iglesia en Italia, ella y su madre. Era en Casa Vecchia, un paraje del Piemonte, cerca de Torino. Algo viene de ahí: el amor por las palabras, la valoración de la lectura también estaba en esas mujeres pobres anteriores.
-¿Ellas eran de narrar?
-Sí, muchísimo. Y tanto mi abuela como mi bisabuela escribían y hablaban tres lenguas: italiano, piamontés y castellano, un castellano rústico, pero en el pueblo escribían las cartas a los inmigrantes que no sabían escribir y que tenían que mandarles a sus parientes en Italia. Y después ellos se las llevaban para que les leyeran las respuestas. Muchas mujeres habían quedado allá.
En su obra se entretejen las voces, los relatos de todas sus ancestras. Y también se abren lugar, al decir de Jorge Monteleone, “las víctimas y las cuestionadas, las olvidadas y las ausentes, las estridentes y las notables, las muertas y las vivas”. En el libro de poemas Cleofé, en “Conversaciones con mi madre”, cita a Hélène Cixous: “La lengua que se hablan las mujeres cuando/ nadie las escucha para corregirlas”. María Teresa revela que, mientras estuvo en cama, perdida su madre, que murió en 2017, ella fue anotando ideas que pronunciaba, a otras las memorizó. De ese material surgió un libro escrito “con” su madre, con esa voz que se iba perdiendo y en ese irse le iba dejando frases como revelaciones que hoy son poesía.
-¿Cómo empezaste a enfocarte en la lectura de literatura escrita por mujeres?
-En la época de Alfonsín me convocaron para dar talleres a mujeres en barrios vulnerables. A través de una disciplina artística la búsqueda era apuntar a la restauración del tejido social destruido después de la dictadura. Muchas no estaban alfabetizadas y, otras, muy precariamente. Ninguna era lectora de literatura. Se me ocurrió seleccionar fragmentos de obras de mujeres escritoras que hablaran de cosas diversas y a partir de ahí empezar a conversar. Fue un gran descubrimiento para ellas y para mí.
Desde entonces ya no se detuvo en esa búsqueda. Leyó cada vez más mujeres y tuvo talleres por más de 30 años. En cada espacio que fue abriendo llevaba la voz de escritoras: eso hizo en una columna del diario La voz, de Córdoba, en un blog personal de narradoras, en una columna radial y en la colección Narradoras Argentinas, de la editorial universitaria de Villa María Eduvim, que dirige hace 15 años.
Una escritora y una lectora que supo oír voces de mujeres y que se anticipó a la marea de publicaciones feministas.
Los libros fundamentales de María Teresa Andruetto
- Poesía reunida (poesía)
- Lengua madre (novela)
- Todo movimiento es cacería (cuentos)
- No a todo el mundo le gusta esta tranquilidad (cuentos)
- Stefano (nouvelle juvenil)
- El árbol de lilas (cuento infantil)
- La lectura, otra revolución (ensayo)
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