Marcela Kloosterboer, embarazada de su segundo hijo: "Me preparo para un tiempo más lejos de las cámaras"
Nos juntamos a celebrar y a cerrar otro gran año con ella. Marcela Kloosterboer ya fue nuestra chica de tapa otras veces, pero siempre nos sorprende lo mismo: su determinación, su manera de poner límites con dulzura y su carácter para pelear por lo que quiere. Igual que cuando, con solo ocho años, decidió que quería ser vegetariana y abrazó para siempre esa causa, hoy también sabe muy bien lo que quiere. Después del éxito de Las estrellas el año pasado, está abocada a full a su marca de zapatos, acaba de anunciar que va a ser mamá por segunda vez y se prepara para unos meses, o años, quién sabe, más alejada de las cámaras.
¿Qué sentís cuando estás mucho sin hacer tele? ¿Abstinencia?
Es difícil, es algo que tengo que trabajar. No es que digo: "Bueno, me relajo, disfruto de la vida, de ocuparme de mi casa...". Obvio que por un tiempo está bueno y hay días que disfrutás más que otros. Pero soy muy activa y estoy muy acostumbrada a trabajar sin parar. Me termino aburriendo.
¿Y sentís mucha diferencia en el contacto con el público cuando estás y cuando no estás en TV o en algo masivo?
Sí, 100%. Pero eso es un alivio; es para bien. Me acuerdo de que cuando era chica y empecé a trabajar me costó un montón el tema de la fama y de que me reconocieran. De un día para el otro, perdí mi privacidad. Y era muy invasivo. Cuando no estás en la tele, es un alivio; si no, la exposición es muy alta, la tele es muy demandante.
¿Sos de planificar qué vas a hacer cada año o vas viendo?
Sí, soy de planificar bastante. Después están los imprevistos. Te ofrecen algo que está bueno y decís: "Este año no pensaba hacer, pero no me lo puedo perder". Pero sí, últimamente trato de, por ejemplo, no hacer televisión dos años seguidos porque es agotador para mí y para el público.
¿Pasa eso, que el público se cansa de los actores si los ven mucho?
Sí, salvo con algunos. Mirá a Luciano Castro. Luciano hace todos éxitos, no para, en todo le va bien (se ríe). Hay que saber elegir también.
¿Y qué onda esto de que la tele está perdiendo audiencia con respecto a las series, a Netflix? ¿Cómo lo viven ustedes?
Creo que es parte del futuro, hay que aggiornarse. Hay propuestas que quedaron viejas y que ya no van. Hay que adelantarse y tocar temas más actuales, más comprometidos. También pasa que con Netflix surgieron otros formatos y además hay otro presupuesto, otro tiempo para hacerlo, para editarlo. Son un montón de factores los que hacen que después la serie on demand sea espectacular y se diferencie tanto de una tira.
¿Y con tus redes? ¿Cómo es el ida y vuelta con tus seguidores?
Por suerte tengo muy buenos seguidores. Igual, yo nunca fui de meterme en muchos quilombos o exponerme como para que hablen demasiado. Pero me cuesta un poco, soy de otra generación, evidentemente.
Y encima es otro trabajo más.
Sí, totalmente, es mucho trabajo. Aparte, creo que te sale o no. A mí no me sale. Tampoco tengo ganas de que todo el tiempo se sepa paso a paso qué es lo que estoy haciendo. Sí lo uso para algunas cosas que creo que vale la pena contar, porque es algo que tengo a mano, es inmediato. El otro día, por ejemplo, habían encontrado unos perros, me llamaron y me dijeron: "Che, encontraron estos perros", lo publiqué y al toque apareció el dueño.
¿Seguís apadrinando refugios de perros?
Trato, pero creo que desde que nació mi hija, esa sensibilidad un poco se me corrió para otro lado. Antes, perro que veía, perro que frenaba. Y ahora no puedo, no se puede todo. Pero trato de seguir dando una mano.
El título de tapa de la revista de diciembre es "Creé en vos", ¿sos de creértela bien, en el buen sentido, de confiar en tu instinto?
Soy de hablar y consultar bastantes cosas, con mis amigas, mi familia, mi marido. Pero sí, confío mucho en mi instinto y en mí. Soy bastante determinada, por ejemplo, con el trabajo. Me ofrecen algo y veo quién lo escribe, quien lo dirige, quiénes actúan, y es sí o no. Lo decido así.
¿Y hay momentos o situaciones que te vuelvan más insegura?
Con la maternidad agarré inseguridades, sobre todo al principio. Era "¿estará bien esto?". Querés hacer todo perfecto, después supongo que te relajás un poco. Pero nunca fui muy insegura, creo que también eso es algo que rescato de mi madre, que desde chica me dio mucha seguridad en mí misma. Me dio herramientas para tener mucha confianza, algo con lo que también me ayudó trabajar de chica, para defenderme y poder pasarla lo mejor posible siempre.
¿Qué herramientas propias o adquiridas sentís que te empoderan?
Es clave la confianza en vos misma. Y también tratar de resolver situaciones desde el diálogo y de decir "para mí es así" o "esto va hasta acá". Me tocó mucho en mi trabajo tener que poner límites. Y eso que era difícil tener que ir a hablar con el director o mismo con Adrián Suar y decirle: "No quiero hacer esta escena de sexo".
¿Tuviste alguna situación en la que no pudiste decir que no?
Tuve una situación haciendo una película en que la directora me decía "hacelo" y yo "no, no, no". Y, al contrario, después dije: "Lo podría haber hecho". Pero bueno, siempre fui súper cuidadosa.
¿A qué otras cosas les decís que no? ¿Con qué no transás?
No me gusta la gente que no va con la verdad. La gente muy vueltera, que te dice una cosa pero piensa otra.
Este año estuviste sin hacer tele y ahora se vienen el embarazo y la licencia, ¿estás con ganas de ponerle más foco a tu empresa?
El foco está en Klooster’s desde siempre: tener mi empresa, llevarla adelante con mi prima, que es mi socia. Somos mujeres súper trabajadoras. Yo estoy muy encima, en las colecciones, en las fábricas, viendo las telas y eligiendo combinaciones. Tener un emprendimiento también te da más poder a la hora de trabajar y no estar a la espera de que te ofrezcan algo. Tengo algo mío y no necesito a nadie más, me da autonomía.
¿Qué otras cosas te hacen sentir poderosa?
El embarazo en su momento fue poderoso. ¡Me encantó! Era "estoy embarazada", me creía mil. Con el primero me pasó, ahora con el segundo te dan menos bola. Ni yo caigo mucho todavía.
Hablemos un poco de tu nuevo bebé (está embarazada de 4 meses). El tema de ser madre de dos, ¿te da miedo, te ilusiona?
Es muy reciente, todavía no me hago tanto a la idea. Con Juana me pasó que fui muy exigente conmigo: que comiera bien, que durmiera la siesta, medio obse de las rutinas... Hoy está bueno porque duerme toda la noche en su cuarto, da resultados, pero es agotador. Calculo que con el segundo no va a ser así porque no voy a tener el mismo tiempo.
El otro día le agradeciste a tu mamá en Instagram por los valores que te dio. ¿Sentís que son los mismos que intentás trasmitirle a tu hija?
Algunos sí, pero mi madre es más rígida con algunas ideas. No en la forma de criar, porque nos crió bastante libres, pero sí en ideas. Yo creo que hay que ser un poco más flexible. Es cierto que mamá nos dio mucho: confianza en nosotros mismos, sobre todo. Yo era chica y por ahí me llamaban para un trabajo y yo decía: "No me van a llamar". Mamá me decía: "Te van a llamar; sos la mejor, Negra, te van a llamar". Después me llamaban. Y si no me llamaban, era: "No era para vos". Siempre tuve ese apoyo, esa confianza, eso me parece clave. Que te den las herramientas, no que te hagan las cosas. Acompañando, pero dejando un poco de libertad también, eso sí.
¿Tu familia es matriarcal?
Sí, recontra. En la familia de mi mamá hay muchas mujeres y son el matriarcado, el hombre queda bastante corrido.
¿En tu casa pasa un poco eso o es más parejo?
No, porque Fer (Fernando Sieling, su marido) pelea todo el tiempo para romper con eso. Aparte, vas creciendo y vas viendo cosas que no querés repetir. Pero sí, es una familia de mujeres fuertes. Todas.
¿Y Juana cómo es?
Tremenda. A veces yo puteo y me dicen: "Tiene tu carácter, no te quejes". Ella sabe lo que quiere perfecto y te lo dice.
¿Qué cosas elegís hacer cuando no estás siendo ni emprendedora ni actriz ni mamá?
Dormir ahora (se ríe). Ojo que también hago gimnasia. Pero sí, me gusta mucho dormir la siesta y soy de juntarme mucho con mis amigas. Ahora hay muchas de licencia, así que nos vemos bastante. Soy muy amiguera.
¿Tenés tus amigas de toda la vida? ¿Del colegio?
Sí. Una es abogada, la otra es periodista... Hablamos de muchos temas distintos, de política y cosas que me gustan, me interesan. No hablamos solamente de pañales.
¿Qué pensás del gran movimiento feminista que cada vez cobra más fuerza?
Y, como les decía, vengo de una familia de mujeres fuertes y me considero una mujer fuerte. Fui feminista siempre. Aunque no me gusta mucho el término "feminista". Así como el término "machista" tiene una connotación negativa, siento que el término " feminista" se para cada vez más desde un lugar de choque medio extremo. También me parece que estos cambios tan grandes de paradigmas necesitan un poco llegar a los extremos para después estabilizarse. El día de mañana nuestros hijos van a vivir en una realidad mucho más igualitaria gracias a este movimiento de ahora.
Es necesario, a veces, el choque.
Sí. Yo no me pongo en esa postura, pero defiendo la igualdad, obviamente. Y en mi casa también: yo cocino, vos la bañás. O yo la baño, vos cocinás. El ama de casa que te cría a los chicos no va más. Salvo que vos elijas hacerlo como tu actividad full time, ahí está buenísimo. Pero hoy la mujer labura a la par del hombre y lleva plata a la casa a la par del hombre. No me va el choque a mí, el resentimiento. Pero sí me encanta que este movimiento exista porque, en esencia, somos un país muy machista.
¿Y cómo es tu feminismo?
Lo vivo desde siempre con acciones, no desde el lugar de la crítica hacia el hombre, sino desde lo que hago todos los días. Sí defiendo mucho el derecho a la igualdad: las condiciones laborales, los mismos días de licencia, las responsabilidades en la casa.
En Hollywood hubo toda una movida por las diferencias salariales. ¿Acá en Argentina pasa también?
Sí. Hay tres mujeres que por ahí ganan más que los hombres, pero después sí. Igualmente, eso está cambiando. Si te fijás, hace algunos años por ahí eran Pablo Echarri, Facundo Arana... Siempre los principales de todas las tiras. Y ahora, hace años que ellos no están tanto o pasan a un segundo plano. Hoy los protagónicos los tienen las mujeres. Natalia Oreiro, Carla Peterson... Antes, siempre eran hombres.
Últimamente está vendiendo más una tele más feminizada
Hay una mirada más femenina en general, en todo. El otro día entré en una casa de música y el tipo me dice: "Hola, hermosa. ¡Ay!, no sé si decirte hermosa o no, porque como están todas locas...". Y yo le dije: "Está bien que te lo preguntes, que tengas cuidado". Está buena la red que se generó, esto de que haya más conciencia de lo que te dicen, de cómo lo dicen. Estamos más amparadas por todas. Podés salir a la calle con un short que no van a estar a los gritos.
Estás respaldada, ya no sos "la loquita" que se da vuelta y responde.
Claro, ahora estás más acompañada. Y eso sí me parece que está bueno porque el cambio va por dentro, en nuestras mentalidades. La de las mujeres y la de los hombres.
Alguien a quien admires, a quien tengas de referente de tu carrera...
Como actor, me encanta Rodrigo de la Serna.
¿Y mujer?
Capaz puede ser mi abuela; era muy piola, una mujer muy avanzada. La tenía muy clara. Pero no soy de tener ídolos. Sí me gusta la gente que evoluciona a lo largo de su vida. Mi tía Ana, por ejemplo, que se murió el año pasado, muy joven, un golpe tremendo para toda mi familia. Ella era de una manera y evolucionó. Había crecido mucho en sus ideas y en su forma de ser y de actuar. Ella sí sería un referente. Anita.
¿Vos tuviste grandes transformaciones en tu vida? ¿Hay algo que te haya marcado?
Creo que uno de los momentos que más me marcaron fue cuando, a los ocho años, decidí ser vegetariana. Fue algo que marcó mi vida para siempre, mi estilo de vida, mi conciencia de vida y un montón de cosas. A los ocho años también empecé a estudiar teatro. Es raro si lo veo ahora a la distancia, era muy chiquita, pero fue una edad clave.
¡Re chiquita! ¿En tu familia qué te decían?
Sí, re chiquita. Me escucharon y me dijeron: "Bueno, voy a empezar a cocinar otra cosa". Mi mamá se quería matar... Pero me respetaron. Por eso, hoy a las madres que dicen: "Mi hijo no quiere saber nada con comer carne, porque son animales", yo les digo: "Respetalo". Es lo mejor que podés hacer porque, si tiene esa sensibilidad desde tan chiquito, probablemente le quede para siempre si vos se la fomentás.
Ese fue un quiebre, ¿después tuviste algún otro? Más de la adultez...
No sé si habrá un quiebre actual, pero sí, seguro. Creo que todo el tiempo te estás transformando. Yo soy de pensar mucho, de cuestionar, preguntar, de analizarme. Creo que hay una transformación en mí con respecto a hace diez años. Eso también lo ves hasta en la pareja. Yo estoy desde hace muchos años en pareja y también la pareja se fue transformando. ¡Por suerte!
Maquilló Bettina Frumboli. Peinó Maia Rohrer para Vardo Management. Agradecemos a Faena Hotel Buenos Aires, Miembro de The Leading Hotels of the World por su colaboración en esta nota.
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