Llegó el momento de hacer real lo que te propusiste
Ya lo deseaste, ya lo proyectaste... Ahora ¡Dale play! y activalo sin miedo al fracaso
Tu compu está llena de documentos que hablan de lo mismo, tenés papeles con anotaciones en varias carteras, ya te reuniste con tu futura socia en los bares de toda la ciudad y hasta te hiciste el viajecito inspirador para sacar ideas. Cuando algo te bajonea, pensás: “Todavía me queda el proyecto”, y cada vez que tenés la oportunidad, se lo contás a alguien, como si el relato repetido te llevara a la acción. Así seguís: rumiante, histeriqueándolo como a un flaco que te vuelve loco pero con el que tampoco avanzás por... ¿miedo al fracaso? ¿O por miedo al éxito? O simplemente porque es difícil abandonar la rutina.
Por qué cuesta tanto arrancar
Es natural, el cerebro se ata a los comportamientos establecidos, a las costumbres, y le huye a lo que resulta desafiante. Pero tenés a la intuición jugando en tu equipo: ella aparece para indicarte que es tiempo de lanzarse a lo nuevo, porque lo actual ya no está dando resultados –económicos, emotivos o energéticos–; para mostrarte que es hora de darle play a ese proyecto al que le venís dando vueltas y lo rozás, pero no te animás a abrazarlo. Una pregunta que ya es cliché entre los emprendedores exitosos es “¿cuántas veces fracasaste?”. Para ellos, fallar no es signo de debilidad sino de potencialidad; es de los errores de donde más se aprende. Claro que no es fácil dársela contra la pared, por eso te proponemos verlo de otra forma, del modo en que lo ven estas estrellas startuperas: iniciar un proyecto es iniciar una exploración personal, y autoconocerse nunca tiene desperdicio. Ponete nerviosa, engordá los dos kilitos de ansiedad, bancate el Excel y los llamados incómodos al amigo del amigo para pedir información, pero tirate de bomba a la pileta si creés que hay agua, y que no te importe a cuántos ni a quiénes salpiques. Puede que fracases, claro, y no va a ser fácil, pero menos fácil es quedarse con un sueño colgando de una percha adentro del placard.
UN ECOSISTEMA SEDUCTOR
Nuestro país se vuelve cada vez más propicio para la actividad independiente. Nacen nuevos espacios de coworking, como Wework, un edificio con 2400 escritorios para personas que trabajan en forma freelance y que buscan una oficina compartida. Tenemos plataformas colaborativas como Ideame, que habilitan a conseguir fondos para volver realidad un proyecto. Y lo más novedoso: ahora es fácil y rápido crear una empresa y que sea legal. Este es un notición, porque el tejido burocrático con el que había que acompañar un proyecto cuando empezaba a ponerse serio era muchas veces lo que trababa los emprendimientos. Los trámites, cuando son muy extensos, suelen detener a los creativos y anularlos. Ahora, cuando tenés la idea, creás una marca con su logo, definís tu público, pensás en los canales de distribución, y cuando llega el momento del papelerío, no tenés necesidad de querer morir… La nueva ley de emprendedores permite crear una sociedad a través de tu computadora, en tan solo 24 horas. En el mismo plazo, se puede obtener el CUIT en la AFIP y abrir una cuenta bancaria. Además, ahora existe un fondo para el desarrollo de capital emprendedor, a través del cual se puede acceder a financiamiento para un proyecto, ya sea por parte del Estado o bien con socios inversores que confían en la idea. Todo esto simplifica bastante el planillerío.
¿ES EL PROYECTO?
Más allá de que el terreno esté allanado para los emprendimientos, vos tenés que ver si tu proyecto está realmente listo para darle play. Tenemos muchos proyectos, algunos más serios, con mayor perspectiva, y otros solo a modo de sueños, como el del barcito en la playa. Lo primero es hacer un diagnóstico y evaluar si la idea que tenemos entre manos es de esas que realmente queremos concretar o si es de las que fueron diseñadas por nuestra mente para regocijarse con la imaginación. ¿Cómo lo sabemos? Una pista es eso que sentimos, en el caso hipotético de no ponerlo en marcha, es decir, qué sabor nos deja que el proyecto se convierta únicamente en un recuerdo. Si la sensación es de decepción y frustración, entonces la pista es que hay que avanzar con él. Si, en cambio, nos quedamos tranquilas y desinteresadas, ahí está la respuesta también. Es la intuición la que marca el camino: si te empuja a ir por más, si te sentís disconforme con tu estado actual o si tenés el corazón y la cabeza en otro lado, como puede ser un viaje, un casamiento o simplemente tu rutina actual. Cuando pienses en tus ganas de avanzar, tené en cuenta que existe mucha fantasía en torno a la vida de los freelancers. No es sencillo trabajar desde tu casa, con pocos recursos, con dinero escaso para invertir, ni llevar adelante una marca. Pero si estás dispuesta a ser paciente y tenés el respaldo económico para esperar a que el proyecto comience a dar sus frutos, puede que sea tu mejor opción.
DETECTÁ TUS TRABAS
Cuando te das cuenta de que ese proyecto es tu tesoro, y de que efectivamente querés abrirlo y mostrárselo al mundo, seguramente aparezcan algunas piedras –mentales– en tu camino emprendedor. No te preocupes, son normales, pero trabajá en deshacerte de ellas. ¿Cuáles son los típicos pensamientos que no suman?
La amenaza del éxito: cualquiera creería que no existe el miedo al éxito, que todos deseamos llegar lejos con nuestros proyectos y que la rompan. Pero el conflicto entre la vida familiar y la profesional es común, y puede surgir cuando vemos una meta a punto de concretarse. Es ahí donde nace el miedo a que nos vaya bien y pensamos qué pasará si llegamos a tener que destinar menos tiempo y energía a todo el resto.
El fin de la ilusión: durante la etapa de proyección de un emprendimiento, todo en él parece brillar. Imaginamos el local más lindo en la mejor zona de Palermo, vendiendo un producto espectacular, que prácticamente se fabrica solo, y a un precio que nos llena los bolsillos para permitirnos viajar de por vida. Pero cuando llega la concreción, los conflictos aparecen y hay que resolverlos. Lo sabemos, y a veces no queremos enfrentar la despedida de esa ilusión.
El miedo al fracaso: como fantasmas, aparecen las imágenes de un proyecto que no prospera, que a la gente no le gusta, que nadie necesita. Tan intensa es la fantasía del éxito como la del fracaso, y es este miedo el que muchas veces no nos permite avanzar.
Lo que piensan los demás: siempre hay un riesgo al exponer tus sueños a la opinión de los demás. Es normal que te cuestiones qué opinará tal colega, la futura competencia e incluso tu familia. Pero esas dudas no tienen que frenar jamás la acción, porque no existe una persona exitosa que no haya sido criticada.
5 claves para apretar play
1. Date la señal de abundancia
Una buena estrategia para poder hacer foco en el proyecto personal es darse la señal de abundancia con todos los aspectos de nuestra vida que no se relacionan con él, como marido, hijos, amigos, trabajo actual y casa. ¿Cómo? Mandándole un mensaje a nuestra mente que diga que la pareja está muy bien, que nuestros hijos están felices y que la casa está bajo control. De lo contrario, nuestro cerebro –pícaro– nos va a engañar con pedidos de auxilio –probablemente urgentes, aunque no importantes– que nos sacarán la energía de nuestra meta.
2. Aplicá tinker attitude
Muchas veces, tenemos un proyecto que venimos tallando muy de a poco, como si fuera la más linda escultura, mientras lo dejamos escondido debajo de una sábana vieja. Dejá de “toquetear” el proyecto, abandoná el deseo de perfeccionismo y deshacete de la sensación de que si lo lanzás, se acaban las posibilidades de mejorarlo. Es cierto que quedarse en la etapa de proyección es tentador, porque cuando todo está por pasar mantiene viva la posibilidad de que sea un éxito, pero pretender que un proyecto sea perfecto antes de ser lanzado es casi imposible. Mejor avanzar y después ir ajustando.
3. Enfrentá lo que no hay y pedí ayuda
Puede que tengas muchos aspectos de tu emprendimiento resueltos y unos pocos que queden por solucionar, que son los que te están trabando. Enfrentate a esos temas que no dominás y buscá asesoramiento externo de especialistas. Va a ser mucho más rápido y efectivo.
4. Juntate con gente que te desafíe
Dejá el narcisismo de lado y animate a hablar con gente que desafíe tus ideas, que movilice tus estructuras para terminar de darle forma a tu proyecto. A lo mejor, son solo aprobaciones y podés avanzar con lo que ya tenés.
5. Ponete el traje de heroína
Muchas veces, nos cuesta vernos desempeñando algunas tareas, aunque nuestros deseos estén puestos ahí. No confiamos en nuestro potencial y eso nos anula. Hacé una lista de tus logros y ponete un traje imaginario de heroína que te permita avanzar con ese proyecto tan deseado•
Y vos.. ¿qué estás esperando para apretar play? ¿O sos más de jugártela sin tantas vueltas? ¡Contános cómo te va en tus proyectos! También leé : Cómo hacer reuniones más productivas y evitar el síndrome de la "reunionitis"y Yo quiero tejer ¿y usted?
Expertos consultados: Inés Dates, nuestra psicóloga; Gabriela Terminelli, vicepresidenta de Voces Vitales Argentina; Rina Di Maggio, entrenadora de negocios; Helena Estrada, Responsable del CEDEM y Mariano Mayer,
Secretaría de Emprendedores del Ministerio de Producción.
Maquilló y peinó Lucrecia Fontana para Sebastián Correa Estudio con productos Givenchy. Agradecemos a Anónimas, Ríe y Sofi Martiré su colaboración en esta nota.
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