Le detectaron una enfermedad grave, pero hizo un cambio radical y salió adelante
Durante mucho tiempo se dedicó a ser mamá y profesora de inglés hasta que falleció su mamá y a ella le detectaron una enfermedad grave. Empezó a pintar y así despertó a la artista dormida.
Guillermina Lynch supo desde siempre que su pasión era el arte, pero por distintos motivos, durante años escondió sus verdaderos intereses detrás de la maternidad y de su entonces profesión de profesora de inglés. Pero en 2010 todo cambió. Su madre murió y a ella le detectaron una obstrucción medular que, según el diagnóstico, la iba a dejar paralítica en poco tiempo. Semejantes noticias la hicieron reaccionar y le provocaron una ruptura, un cambio de hábitos profundos y una pulsión interna de plasmar su propio lenguaje a través del arte. Fue entonces que decidió no postergar más su formación y comenzó a asistir a talleres filosofía, pintura y serigrafía junto con una aproximación más libre a través de talleres de experimentación textil.
"Empecé a elegir cómo quería vivir y encontré en el arte un lugar de desarrollo, porque necesitaba hacer propias las herramientas que me permitieran poner en imágenes todo el mundo de fantasía que me rodeaba desde la niñez", relata. Así, las horas dedicadas a la experimentación y el trabajo sostenido en su propio estudio le permitieron finalmente gestar un lenguaje propio que la distinguía. "Sentía que la vida me llevaba. Empecé pintura y serigrafía, porque a mí lo textil siempre me encantó", relata.
"Tenía un rollo de terciopelo en casa. Un día me levanté y dije: 'Quiero trabajar sobre esta tela, plasmar imágenes que lleven un poco a lo oriental, que tengan que ver con los estanques'. Desde chica tuve una obsesión con los estanques, me alucina el contraste de la flor perfecta con las aguas podridas. El terciopelo me atrapó: fue una conexión inmediata". Hoy ese género es el elemento principal y soporte de su obra, el cual trabaja con corrosión, técnicas de relieve y estampa en metales. Mientras tanto, durante ese proceso de descubrimiento personal y milagrosamente, la obstrucción medular desapareció.
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