Las cordobesas que revolucionaron la novela histórica
Bajo, Loza, Bonelli y Rivero son escritoras y, todas, grandes lectoras; pasiones, historia, luchas internas y desencuentros familiares atraviesan sus libros, éxitos en ventas
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CORDOBA.- No hay certeza de que Córdoba tenga una relación especial con el amor, pero sí es cierto que la mayoría de las autoras de novelas históricas románticas exitosas en ventas son de esta provincia. Cristina Bajo, Cristina Loza, Florencia Bonelli y Viviana Rivero son referentes del género a nivel nacional y, en varios casos, sus títulos están traducidos a otros idiomas.
Sus libros unen el amor y la historia, describen el país de hace dos siglos atrás, entrelazan trayectorias familiares y sociales con relaciones apasionadas -con sexo y erotismo incluido- y aparecen nombres de personajes que sus seguidoras y lectores conocieron cuando hacían la escuela primaria. No sólo están Juan Manuel de Rosas o Julio Argentino Roca, sino referentes de los pueblos originarios.
Estas autoras, que lideran ventas desde hace años y que generan expectativa ante cada nueva publicación, tienen clubes de lectoras, seguidoras en las redes sociales e importantes audiencias para sus conferencias. Cultivan distintos perfiles e incluso hubo períodos de tensiones entre ellas. Hace un tiempo la discusión pasaba por quién era la “madre” de la tendencia.
Cristina Bajo, una pionera
Una de las pioneras fue, sin dudas, Cristina Bajo, hoy de 84 años. En 1995 vio la luz su primera novela, Como vivido cien veces, un texto que provocó revuelo en Córdoba, saltó las fronteras y rápidamente se convirtió en best seller. Hace 26 años desembarcar en editoriales nacionales desde el interior no era fácil. Abrió las puertas para las que vinieron después.
La historia que mezcla amores salvajes y predestinados, se desarrolla en 1820. La protagonista es Luz María Osorio, hija de una familia tradicional cordobesa: es el “ángel oscuro” a cuyos pies caen los hombres. Esas pasiones se mueven al compás de las guerras que atraviesan al país, las luchas entre el interior y Buenos Aires.
Ese libro inauguró la saga de los Osorios que continuó con En tiempos de Laura Osorio; La Trama del Pasado (que es la parte final de la historia) y Esa Lejana Barbarie (sigue a los personajes a lo largo de 30 años en diferentes lugares del país y del mundo).
Bajo suma varios premios, como el de Ciudadana Ilustre de Córdoba y el de la Academia Argentina de Letras. Sus obras se publicaron en España y se estudian en varios países del mundo. Para ella un “buen libro” debe “entretener, distraer, hacernos vivir muchas vidas”. Varias veces dijo que le gustaría escribir un “policial” y, de hecho, está en eso.
En diferentes entrevistas cuenta que con la saga de los Osorios quiso hacer conocer Córdoba, su gente, su historia, arquitectura, la universidad, la Orden de Loyola. Bajo siempre se muestra profundamente orgullosa de ser cordobesa.
Cristina Loza, muy cerca de sus lectoras
Con Malasangre, en 2002, debutó en el mercado editorial, pero fueron El revés de las lágrimas y La hora del lobo las novelas que la hicieron conocida en todo el país. Después vinieron El oso de Karantania; Mariposas griegas; Adorado John y El año de las glicinas. Cristina Loza es muy activa en las redes sociales, tiene un taller de escritura que creció aun más en tiempos de pandemia y disfruta de dar charlas. Promueve el concepto de la palabra como una experiencia sanadora.
Escribe para contar lo “inconmensurable” que siente en su interior. El nombre de su taller literario, que tiene más de una década funcionando, refleja su convicción: El Club de la Cicatriz. “Cuando escribimos, se cruzan los caminos, repercutimos en otros. Un libro no te cambia la vida, pero sí la forma de observarla. Eso me justifica”, afirmó en una nota. Responde los correos de sus lectoras, se toma tiempo para leerlos y hacer una devolución.
Más de 100.000 ejemplares vendió con El revés de las lágrimas -fue finalista del premio Planeta- y por El oso de Karantania, el gobierno de Eslovenia le otorgó la ciudadanía. Gran lectora desde niña, sufrió una depresión al enviudar por primera vez y escribió su gran éxito mientras su segundo esposo sufría un cáncer por el que falleció. Por eso, insiste, la palabra cura.
Florencia Bonelli, una consagrada
A los 50 años, Florencia Bonelli es una consagrada. Estudió y se recibió de contadora, pero cuando leyó El Árabe, de Edith Hull, decidió dedicarse profesionalmente a la escritura. Su primera novela fue Bodas de Odio y después llegó Marlene. Indias Blancas la puso en el podio de las autoras de novelas históricas en la Argentina y Me llaman Artemio Furia desveló a sus lectoras que soñaban con ver al personaje en una película. Incluso se llegaron a barajar quiénes podrían interpretarlo.
Dejó la historia argentina del siglo XIX y los paisajes locales con la trilogía Caballo de Fuego donde las pasiones, los desencuentros y los conflictos internacionales anduvieron por París, Congo y Gaza. Esa historia retoma la que había iniciado en Lo que dicen tus ojos. Y hay más, dos de El Cuarto Arcano; dos de La Historia de Diana; las trilogías del Perdón y la de Nacidas; su última creación es La Tía Cósima.
Bonelli se define como una “lectora escritora”; no usa teléfono móvil, ella misma contesta los correos de sus seguidoras. Aprendió de astrología para escribir algunas de sus obras, de historia argentina para las otras y de trata de personas y política internacional. Se reconoce “autoexigente” y curiosa; escribe siguiendo una rutina y no le preocupa ni le afecta que haya críticos que menosprecien la novela romántica.
El recorrido de Viviana Rivero
Hasta que se dedicó de lleno a escribir, Viviana Rivero ejercía como abogada, litigaba y asesoraba empresas. Su mamá le aconsejó que “lo pensara bien”, pero ella ya lo había decidido.
Sus obras repasan vidas de mujeres y rincones de la Argentina y son éxito de ventas. La primera fue Secreto bien guardado (tiene su versión televisiva protagonizada por Oriana Sabattini), le siguieron Mujer y maestra; Y ellos se fueron; Lo que no se dice; la dama de noche; la antología Basta Cien mujeres contra la violencia de género; La magia de la vida; Los colores de la felicidad; Sí; Zafiros en la piel; La música del destino y El alma de las flores (finalista del Premio Planeta Novela de España).
Hace una década, junto a la historiadora Lucía Gálvez, realizó 10 lugares mágicos de la Argentina, un texto que se utiliza en los colegios y que, en 2018 se convirtió en “Libro vivo”, cuando escribió una nouvelle impulsada por Google y el Grupo Planeta.
Para Rivero, su mirada “esperanzadora” es la que comparten sus lectores. “Las letras son un espacio de resistencia”, deslizó en una entrevista, en la que también sostuvo que se puede “ser feminista y amar; se puede amar profundamente y defender los derechos de las mujeres: a trabajar, a elegir si tener hijos”. Y agregó: “Trato de entender así el feminismo”.
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