Las 6 claves para entender de qué se trata la alimentación intuitiva y cuáles son sus beneficios
Charlamos con Mariana Paez, licenciada en nutrición, quien nos contó de qué se trata esta nueva tendencia
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Ya todos sabemos que la salud no depende solo de un factor y que, por el contrario, es necesario tener una mirada holística sobre nuestro bienestar. Desde cómo nos alimentamos hasta qué hacemos para divertirnos y descansar, el cuidado debe ser hacia nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma.
Entonces, así como no existe un solo tipo cuerpo perfecto al cual todos deberíamos llegar, el concepto de dieta no solo quedó anticuado, sino que también puso sobre la mesa los potenciales riesgos a lo cuales mujeres y hombres se vieron expuestos. En ese camino es que el concepto de alimentación intuitiva gana muchísima fuerza debido a que fomenta una relación sana con la comida y promueve escuchar a nuestro cuerpo y comer de acuerdo a lo que sentís.
Para conocer las claves de este plan de alimentación, sus beneficios y riesgos, charlamos con Mariana Paez, licenciada en nutrición, quien nos contó de qué se trata esta nueva tendencia.
¿Qué es la alimentación intuitiva y por qué se convirtió en tendencia?
Lo primero que hay que saber es que no es una dieta. No plantea ni restricciones, ni alimentos prohibidos, sino que lo que propone es un camino de autonocimiento en base al ‘hambre real’ y sanando nuestra relación con la comida. También es importante que sepan que si bien hoy es tendencia -un poco como parte de la búsqueda impulsada por nosotros, los nutricionistas, de ayudar a los pacientes a llegar a un peso saludable sin dietas- es un programa de alimentación que tiene su origen en 1995 y que fue propuesto por dos dietistas norteamericanos.
La alimentación intuitiva tiene un enfoque bastante neutro en relación al peso y a través de diferentes estudios se buscó revisar el programa que propone. Por ejemplo, la conclusión de la investigación de la Universidad de Cambridge fue que este tipo de alimentación parece ayudar a mantener el peso, pero que no existe suficiente evidencia en que realmente ayude a bajarlo. Un estudio de la revista médica The American Journal of Health Education concluyó que varios estudiantes que sacaron puntuaciones altas en un test de alimentación intuitiva fueron asociados con un incremento en el disfrute y el placer de la comida, obtuvieron un menor volumen de masa corporal en el tiempo así como menos desórdenes alimenticios. A este último se suma un estudio de Minnesota que mostró que la alimentación intuitiva está conectada a un mejor control del peso corporal, sino también con una mejora de los resultados de salud mental.
¿Cuáles son las principales diferencias con otro tipo de programas?
Como te decía, la alimentación intuitiva no es una dieta o un plan de alimentación. No existen reglas ni lineamientos y no hay una forma correcta de hacerlo o de fallar. Justamente, es un proceso de autoconocimiento y conexión con el propio cuerpo y la mente. Es en este camino que el peso encuentra un rango saludable y estable, el cual no siempre es el ideal para el paciente.
¿Tiene riesgos? ¿Cuáles son?
Claro que hay riesgos. El concepto puede ser bastante confuso si la persona no es acompañada por un profesional. Comer de todo y a demanda, puede ser contraproducente si todavía no reconoce su hambre real. Es clave trabajar esto en etapas, arrancando con nosotros brindándole al paciente buena información nutricional para que pueda tomar buenas decisiones alimentarias. Es decir: comer cuando uno lo desea, pero a expensas de alimentos nutritivos y libres de ultraprocesados.
Tampoco hay que olvidar que somos series sociables ¿no? Hay muchos estudios que demostraron que las personas comen más en compañía que solas o que al compartir con familiares y con amigos se come más que cuando lo hacemos con extraños. Esto es clave porque tenemos que tener en cuenta el entorno social de la persona, su edad, con qué frecuencia sale... todo tiene su impacto. Y acá otro tema importante: hay que prestar atención a las emociones. El hambre emocional consiste en ingerir alimentos en la búsqueda de compensar emociones negativas, incluso cuando no se tiene apetito. En estos casos los estudios demuestran que las dietas no son efectivas, sino que es necesario trabajar en habilidades o herramientas de regulación de las emociones ya coordinado junto a un psicólogo.
Si queremos seguir una alimentación intuitiva ¿Qué cosas tenemos que tener en cuenta?
- “Abandonar la mentalidad de ‘estar a dieta’. Es decir, cambiar el chip. Entender que este tipo de alimentación no va a tener un principio y un fin, sino que va a ser parte de un proceso”.
- “Respetar la sensación de hambre. Tratar de indentificar cuándo el hambre es real y poder diferenciarlo del hambre emocional”.
- “Dejar de ver los alimentos como buenos o malos. No se miden los alimentos en calorías, sino que simplemente uno está comiendo a demanda”.
- “Disfrutar de lo que comés. No sentirte culpable”.
- “Amar tu cuerpo, conocerlo y estar conectado con que querés cuidarlo”.
- “Hacer ejercicio físico”.
Y de seguirlo ¿Cuáles son los ‘sí o sí'?
Mi primera sugerencia es hacerlo junto a un profesional idóneo que trabaje con esta filosofía. Dentro del equipo de nutricionistas hay muchas miradas y herramientas diferentes y por eso es ideal encontrar a alguien que te acompañe con el concepto que estás buscando, que no te presione, que puedan charlar sobre la alimentación desde una mirada mucho más amplia y contabilizando calorías. Pero también que te pueda acompañar en este proceso de autoconocimiento y brindarte herramientas que te ayuden a diferenciar tu hambre emocional de tu hambre real. Enseñarte cuáles son los mejores alimentos y qué funciones tienen para que la persona pueda elegirlos con toda la información a su disposición.
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