La sororidad al poder

Cuando una marca de la industria alimenticia decide convertirse en una vidriera para difundir emprendimientos emergentes de mujeres, también es una gran señal de que los tiempos están cambiando.

Este año no podía ser un saludo y nada más. Ni siquiera un mensaje sobre salud, bienestar, ni –menos– estética. Fue lo primero que tuvo claro el equipo de marketing de Ser, una marca que hace 25 años les habla a las mujeres en distintos tonos y con mensajes coyunturales a cada época, cuando en octubre pasado se pusieron a preparar la campaña que fue activada este
1º de marzo.

“En el contexto de las luchas femeninas que se están dando en el ámbito global y en la Argentina, empezamos a pensar que acá había algo más que fortalecer el cuerpo de las mujeres”, dice Carolina Méndez Acosta, la gerente de marketing de la marca. “Las mujeres están buscando fortalecer su autoestima, para poder salir cada vez más a actuar.

Y para eso necesitan creer en ellas mismas”. Entonces decidieron hacer algo que ofreciera motivación y al mismo tiempo ayuda concreta a un abanico bien amplio de mujeres. Tenían las góndolas, tenían las redes, y el pulso del momento bien tomado.

Impacto social,
el objetivo
del milenio

quizás ya hayan visto alguno de los 12 millones de potes, más de tres millones de sachets y casi un millón de botellitas de Ser intervenidas por artistas que hay en los supermercados de todo el país, o los emprendimientos de todo tipo difundidos bajo las tapitas; o el comercial de televisión protagonizado por algunas de esas emprendedoras y artistas –que, además, fueron dirigidos y realizados por otras siete mujeres–, o los videos que andan dando vueltas por las redes sociales. Y hay bastante más de lo que se ve a primera vista.

Lo interesante es cómo una marca, más allá de sus objetivos de negocio, también puede convertirse en una parte real de la cadena de eslabones que hoy llamamos sororidad: una palabra que los últimos días del año pasado hasta la Real Academia Española incorporó a su diccionario –por más que se trate de un neologismo, un término recién inventado–, con la acepción oficial de “relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en su lucha por su empoderamiento”.

Lo primero que decidió el equipo liderado por Carolina Méndez Acosta fue no ir a las celebrities ni a las influencers. Empezaron a mirar en las redes sociales y encontraron que están repletas de emprendimientos de mujeres comunes y concretas, que se dedican a la decoración, moda, gastronomía; más grandes, más chiquitos; individuales, de socias.

Exploraron las historias que había detrás de cada uno, quiénes eran esas mujeres, qué proyectos tenían, cómo los estaban llevando adelante. No buscaron nada que estuviera ciento por ciento maduro, súper consolidado, con mil locales, sino darles impulso a las que están arrancando. Que fueran de todo el país, no sólo de Buenos Aires. Y que estuvieran en Instagram. Esos fueron
los tres filtros.

Además, decidieron intervenir los packs con la obra de mujeres artistas que también viven de sus emprendimientos y los muestran en las redes. Por eso los envases de la marca durante marzo y abril son una vidriera de diseños nacidos sobre cuadros, vinilos, empapelados, murales. Son totalmente distintos: hay geométricos, románticos, retratos, paisajes de playa, animales, porque el objetivo es mostrar que cada una hace algo propio, algo singular, con alma. En total, son 35 diseños de doce artistas y 32 iniciativas más recomendadas bajo las tapitas. Todas, mujeres cercanas a cualquiera en el día a día, que lo que muestran, en definitiva, es que de un modo u otro pudieron hacerlo: crear algo de valor, único, y creer en ellas mismas.

ir por más

El sábado 23 de marzo habrá una feria con entrada libre, en el Tribuna Plaza del Hipódromo de Palermo, donde se van a reunir todas las iniciativas difundidas a través de los packs de la marca junto con bandas en vivo, arte y charlas motivacionales. Además, en alianza con la ONG Voces Vitales Argentina, Ser está invitando a todas las emprendedoras del país a participar de un concurso por $100.000
para financiar sus proyectos.

Un dato más: el equipo de marketing que trabajó en esta campaña es
ciento por ciento femenino, y la llamaron

Así el círculo de la sororidad se cierra, o más bien, se abre.

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