La pareja y la nueva normalidad: qué hacer si el otro tiene mucho miedo
Existe una amplia gama de posibilidades en cuanto a los miedos y cuidados frente al coronavirus y quizás en estos meses hayas vivido todos los estadios. De hecho, si hay algo que la pandemia hizo, fue impactar de lleno en nuestras fobias, temores y fantasmas, creando algunos y, principalmente, recreando otros. El virus como una amenaza que acecha, invisible, puede activar miedos irracionales y llevar los cuidados a extremos que pueden parecer desmedidos.
Por eso lo entendés. No solo porque es lógico (la amenaza es real y el coronavirus hace estragos), sino porque, además, el miedo tiene un componente irracional que lo hace poco juzgable. Pero... ¿qué pasa si vos y la persona con la que convivís no lo viven de la misma manera? Para vos esto llegó para quedarse (al menos por un tiempo largo), y la única que va es abrazar la nueva normalidad tratando de que la vida cotidiana pueda tener algo de presencia en toda esta locura.
DOS MIRADAS DEL MUNDO
Está claro que los dos no lo viven de igual manera, pero ¿qué hacer? ¿Deberías someterte a todas las medidas precautorias que él despliega, para ser considerada? ¿Qué pasa si tenés ganas de –con los protocolos necesarios– hacer un plan con amigas, con amigos de los nenes o con familia? ¿Por cuánto tiempo postergar los deseos propios para cuidar al otro? ¿Cómo destrabar si no se ponen de acuerdo? Lo que ocurre en situaciones ordinarias en las parejas es que hay "diferencias de matices", en las que él les tiene miedo a algunas cosas y vos a otras, se entienden, "se protegen mutuamente" y las cosas funcionan. Pero hay situaciones complejas que requieren abordajes específicos. Es decir, si él esta con tanto miedo que pretende que todo a su alrededor se paralice, es evidente que hay que buscar vías para destrabar el conflicto. Y la única manera parece ser una instancia en la que algo de lo que le sucede al otro haga carne en vos, y viceversa.
HABLAR, NEGOCIAR, ENTENDER
Las charlas en la pareja parecen ser una de las únicas maneras de llegar a acuerdos. De hecho, este tipo de conversaciones suelen ser "negociaciones", algo que en un vínculo pasa todo el tiempo (aunque la palabra tenga mala prensa). Pero lo cierto es que, para sacar algo bueno, ambas partes deben resignar algo y así obtener otra cosa a cambio.
Hablando de algo tan delicado como la posibilidad de que alguien se contagie, es importante entender las limitaciones de la postura propia y dimensionar las del otro. En este caso, si él tiene tanto miedo de que vos abras al menos un poco esa burbuja en la que están aislados, tiene que entender que es un problema que es necesario tratar.
Y vos, para poder hablar del tema, tenés que entender que esto es algo que le pasa, más allá de sus deseos. Sus miedos no tienen por qué tener un anclaje racional porque se le imponen, y probablemente pierdas el tiempo tratando de que tengan sentido para vos. Una cosa es el componente racional y otra cosa es lo que hace frente al peligro, la manera en que cada adulto organiza su defensa, y ahí nos encontramos con las experiencias reaseguradoras –o no– que esa persona haya tenido a lo largo de la vida y que harán que algunas medidas le parezcan suficientes o que, por el contrario, ninguna medida sea suficientemente protectora.
Otra cosa a tener en cuenta es que sus temores tampoco son "en contra tuya", aunque te coarten. "Es muy difícil discutir un miedo" es la frase que mejor lo resume. Los miedos no se discuten, se escuchan, se abrazan, se contienen. Se tranquilizan con actitudes tranquilizadoras. "Ninguna idea alivia un miedo", dicen los expertos.
ALGUNAS POSIBLES SOLUCIONES
Sabiendo que los dos van a tener que resignar algo (él, un poco de seguridad, y vos, hacer mucho menos de lo que desearías), estas son algunas ideas para que puedan imaginar escenarios que probablemente en la vida ordinaria sean impensados, pero que en este contexto pueden ayudarlos a salir de una situación que no le conviene a nadie.
- Aislarte luego de ver amigas. Sí, suena malísimo. Pero, como dijimos, algo se tiene que resignar, y por ahí eso sea pasar tiempo juntos después de que vos veas a tus amigas. En este caso, los dos resignarían momentos de pareja en pos de que vos puedas tener algo de la vida social que querés. Ya sea en otra habitación, manteniendo distancias con ventilación y barbijo incluso dentro de la misma casa o durmiendo en espacios separados –este sería ya un caso muy extremo–, cada pareja deberá encontrar (y negociar) la mejor manera según sus posibilidades.
- Extremar los cuidados cuando vuelvas. Más allá de cuán riesgosa haya sido la salida que hiciste, nunca está de más tomar todos los recaudos que a él lo dejen tranquilo y que pueden pautar previamente. Puede ser: descalzarte, sacarte la ropa al llegar, bañarte, poner a lavar toda la ropa a más de 60 grados y desinfectar todas las cosas que hayas tocado, como la billetera, las llaves y el celu.
- Armar encuentros con protocolos estrictos. Ya sea que quieras llevar a los chicos a que vean amiguitos en la plaza o hacer un pícnic con amigas o un asado en una terraza (que ahora están permitidos), estate atenta a no "relajar" ninguna medida. Sacarte el barbijo solo para comer o tomar algo; si usás el baño de una casa, desinfectarlo antes y después; no acercarte ni abrazar a nadie y controlar que los nenes cumplan también las medidas. Esto será más o menos viable según la edad, tenelo en cuenta a la hora de pensar la viabilidad de los encuentros.
- Participar solamente de salidas al aire libre. Si bien se habilitaron las reuniones en domicilios al aire libre (terrazas, balcones y jardines), lo cierto es que, si vivís con una persona que tanto miedo le tiene al contagio, las plazas, parques y espacios públicos al aire libre son neutros, no hay baños a los que ir y los riesgos, en definitiva, son menores. Los encuentros suelen ser más breves, porque dependen de las condiciones climáticas y suelen tener un tiempo determinado ya que, en algún momento, alguien quiere ir al baño. En un caso tan delicado como este, pueden evaluar que sean los únicos a los que acudas.
ASUMIR JUNTOS CIERTOS RIESGOS
Es importante que tengan en cuenta que nadie está exento de contagiarse. Todos escuchamos casos de alguien que no salía ni para hacer las compras y, sin embargo, se infectó. Por lo tanto, aunque incómodo, es un punto a tener en cuenta antes de consensuar aperturas con el otro. El riesgo, aun en su esquema de cuidados extremos, existe. Y puede que venga tanto de una reunión a la que hayas ido como del chino en donde hacen las compras. Anticipar este escenario hará que luego no haya reproches ni dedos acusadores. •
Expertos consultados: Pedro Horvat. Médico psiquiatra y psicoanalista. Rosalía Álvarez. Psicoanalista, directora del Departamento de Familia y Pareja de Asociación Psicoanalítica Argentina.
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