La luna de gusano: por qué se llama así
En el hemisferio norte la relacionan con el inicio de la primavera, la vinculan con el renacer de la naturaleza; acá, de este lado del mundo, también aprovechamos para descubrir sus misterios
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Este viernes 18 de marzo a las 19.43 una luna llena, excelsa y radiante asomará por el horizonte. El enorme disco plateado de los poetas, los enamorados, los lunáticos y los hombres lobo dará uno de los espectáculos más bellos del firmamento. La llaman, en el hemisferio norte, la Luna de gusano por dar inicio a la primavera. Aunque también la apodan del cuervo, de la corteza, de savia, todas referencias al renacer de la naturaleza (por estos días allá en el norte). Más cerca de nuestro clima y más allá de cualquier apodo, la luna llena de marzo brinda una estupenda oportunidad de descubrir sus misterios.
Los calendarios maya, celta o el tradicional calendario chino aún utilizan las fases de la luna para marcar sus meses. La luna llena se repite cada 29 días y 12 horas (a veces algunas, horas más; a veces, algunas menos, dependiendo de la Tierra y los planetas cercanos). Nuestro calendario gregoriano ya no la respeta para marcar los meses, sin embargo, está mucho más presente de lo que imaginamos.
El día lunes toma su nombre de la luna, incluso también en inglés: monday. Este idioma hasta adquiere la palabra mes (month), de ella (moon). Los babilónicos dividieron los días en grupos de siete, nuestra semana, que es el tiempo que lleva de una fase a la otra: Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena, Cuarto Menguante. Cada noche, a la misma hora vamos a encontrar a la luna en un lugar distinto, cada vez más cerca del Este. En una danza sin fin que se repite cada mes. Seguirla a lo largo de su deambular por el cielo es completar uno de los fotogramas más bellos de la naturaleza.
Este viernes de marzo brindará su cara más radiante. Completamente iluminada asomando por el horizonte. Para ello es necesario una lineación astral. El Sol, la Tierra y la Luna forman, casi, una línea recta. Es por eso que, en nuestro planeta, al quedar al medio de ambos astros se ve ocultar al Sol en el horizonte oeste al mismo tiempo que asoma la luna por el Este. Recordemos para agendarlo: saldrá puntual a las 19.43.
Rescatando una palabra del párrafo anterior que puede haber pasado inadvertida, tímida, casi escondida: El Sol, la Tierra y la Luna forman “casi” una línea recta. Cuando la línea es perfectamente recta se produce un eclipse de Luna. La sombra de la Tierra tapa a nuestro satélite de los rayos del Sol. Recordemos que no tiene luz propia, por lo que entonces se oscurece. Más allá de planteos geométricos, la mitología nórdica nos ofrece una bellísima explicación para esta dama que atraviesa los cielos a riesgo de, cada tanto, ser devorada por las sombras.
En sus escrituras del siglo XII, que recopilaban tradiciones orales ancestrales, la Luna era conocida como Máni, hermana de Sunna (la representación del Sol). Cuentan los antiguos nórdicos que una de las principales tareas de Máni era atravesar el cielo para que los hombres pudieran medir el tiempo. Incluso los elfos la apodaban “la contadora de años”.
Sin embargo, relata la leyenda que tras Máni corre un lobo enorme, negro y siniestro llamado Hati (que en nórdico antiguo significa odio). Cada vez que, en su carrera asesina, Hati se acerca mucho a Máni, se producen los eclipses de Luna.
Es entonces cuando los niños nórdicos hacen mucho ruido y atizan las brasas del fuego para que las chispas se eleven al cielo y Hati libere a Máni. Por suerte hasta ahora, en cada eclipse lunar esta estrategia de los valientes niños nórdicos viene funcionando. Pero hay una noche que se avecina irremediablemente, cuando llegue el tiempo de la batalla final entre los dioses, liderados por Odín, y los gigantes de fuego, al comando de Surt. Será el fin del universo y Hati alcanzará finalmente a Máni para desgarrarla con sus zarpas. Ni los niños nórdicos podrán detener al malvado lobo, y nos quedaremos ya sin Luna, infinitamente tristes.
Provechemos entonces las noches que aún tenemos por delante de Luna llena. Busquemos un lugar con el horizonte Este (por donde sale el Sol cada mañana), lo más despejado posible. Un parque, o mejor aún, un espejo de agua serían ideales. Pero también son buenas terrazas, balcones o cualquier sitio que ofrezca una vista digna hacia el Este. Un buen lugar para sentarse, la mejor compañía posible y esperar que llegue la aparición lunar.
Se recomienda evitar cualquier intento inútil de tomar una buena foto, al menos con un celular. Desde que no se ve nada en el horizonte hasta que el disco plateado se muestra por completo, toma apenas dos minutos. Es una pena perder valiosos segundos con el móvil, cuando es sabido que, si algo nunca sale bien, son las fotos a la Luna (excepto claro, que vos tengas una cámara acorde). Sí en cambio es útil la siguiente aplicación: Fases de la Luna. Para agendar no solo esta salida, sino cualquier otra a futuro. Al menos hasta que el enorme, negro y siniestro lobo Hati la devore para siempre.
Por último, el cielo da una segunda oportunidad. Si este viernes el clima no es propicio, se nubla o llueve, o bien el destino no nos permite disfruta del momento, el sábado 19 saldrá a las 20:11 (siempre se marca el horario en que asoma por el horizonte natural, si hay que esperar a que se vea detrás de edificaciones habría que sumarle esa demora). La luna del sábado será “casi” llena. Con el 99% de su superficie iluminada, la diferencia es imperceptible. Con la ventaja de que, al estar más avanzada la noche, el brillo de nuestro satélite será aún más intenso.
La Luna nos espera, paciente, milenaria, sublime para que vayamos estas noches a su encuentro.
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