La increíble historia real que inspiró “Iosi, el espía arrepentido”, la serie argentina de Amazon
La exitosa serie argentina de Amazon tiene una increíble conexión con el mundo real
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Tras convertirse en uno de los últimos éxitos de Amazon, “Iosi, el espía arrepentido” ya tiene su segunda temporada confirmada. Si todavía no la viste, esto es lo que tenés que saber: definida como una ficción de suspenso, fue creada por Daniel Burman y narra la historia real de un agente de inteligencia de la Policía Federal Argentina que logró infiltrarse en la comunidad judía para recabar información sobre el supuesto Plan Andinia, data que -en apariencia- luego fue utilizada para perpetrar los atentados terroristas contra la embajada de Israel y la AMIA.
Protagonizada por Gustavo Bassani, Natalia Oreiro, Alejandro Awada y Carla Quevedo, podemos admitir que la ficción es tan solo la punta del iceberg de los 15 años en donde José Alberto Pérez -Iosi- pasó en servicio y su posterior arrepentimiento al sentirse, de alguna manera, responsable de los más de cien muertos que dejaron ambos ataques en plena democracia. Su confesión inspiró un libro y el drama dirigido por Burman y Sebastián Borensztein. Pero, ¿cómo es el verdadero personaje que se esconde detrás del thriller?
El chico que amaba las películas de espías
José Alberto Pérez no es su nombre real, también se desconoce su lugar actual de residencia, en alguna parte del interior del país. Las medidas de seguridad son entendibles: su testimonio está ligado a dos de los hechos más violentos que atravesó la sociedad argentina, aún sin responsables ni castigo.
Lo que sí sabemos es que nació en el barrio porteño de Flores, en el año 1960. Pasó por una escuela estatal y un colegio industrial, antes de recibirse como técnico en óptica. Y como muchos adolescentes en la década del setenta, tal vez influenciado por la constante presencia militar en las calles, quiso ser parte de la Fuerza Aérea. No lo consiguió, pero un familiar logró ‘acomodarlo’ en la Policía Federal Argentina donde lo asignaron al área de Inteligencia. A José le gustaban las películas de espías y aceptó de muy buena gana.
En 1985, Argentina seguía recuperando la democracia tras los años de dictadura militar, pero cierta mentalidad fascista (y antisemita) todavía prevalecía entre las fuerzas de seguridad. Al principio, José debía realizar informes sobre dirigentes sindicales, pero pronto le propusieron tareas de infiltración. El objetivo: investigar los supuestos propósitos sionistas para dominar la Patagonia, conspiranoia conocida como el “Plan Andinia”. La misión podía demandarle un largo tiempo, pero sentía que esta era una gran oportunidad laboral que no podía dejar pasar, más cuando vislumbraba una gran carrera como espía.
Iosi, el infiltrado
Así, José pasó a ser Iosi (su apelativo en hebreo), mentalizado para transformarse en un judío más. Durante tres años estudió el idioma, las costumbres y se presentó ante la Agencia Judía para la Tierra de Israel como el hijo de un matrimonio mixto con ganas de conectarse con sus orígenes y hacer alía (migrar a la tierra de sus antepasados).
Iosi era un agente ‘dormido’ que logró infiltrarse en cada aspecto de la comunidad: grupos políticos universitarios, entidades sociales, organismos de asistencia, medios de comunicación; hasta se enamoró de una profesora de hebreo y se casó con ella en 1993, sin decirle a sus jefes. Para ese entonces, José ya tenía otra mentalidad. Había tomado cursos de seguridad con especialistas israelíes y comenzado el proceso de su conversión al judaísmo en el seminario rabínico. “Toda mi vida giraba en torno a la comunidad, mi vida afectiva, mi vida social”, contó años después.
Las alarmas en su cabeza -y su conciencia- empezaron a sonar el 17 de marzo de 1992, cuando se produjo el atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires, un ataque terrorista que dejó 29 muertos y más de 240 heridos. Como secretario de actas de la Organización Sionista Argentina (una de sus tantas fachadas), Iosi podría haber sido uno de ellos, pero ese día no le tocó. Ayudó a recoger escombros y rescatar documentación, también empezó a perder el sueño pensando en su propia implicación y la ‘conexión local’. Abrumado, un año después pidió que lo retiraran de la misión, sin antes entregar nueva información y algo que más tarde, al recordar y unir cabos, le daría verdaderos escalofríos: los planos de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
José, el arrepentido
La casualidad ya no formaba parte de su vocabulario, mucho menos cuando la mañana del 18 de julio de 1994 se produjo una segunda explosión en la sede de la AMIA, esta vez, con un saldo de 85 muertos y 300 heridos. Alicia, su esposa, debía haber estado ahí, pero llegó tarde.
Después de más 15 años infiltrado en la comunidad, José Pérez puso punto final a sus servicios antes de la llegada del nuevo milenio. Era un judío más y ya no confiaba en sus superiores ni en los organismos judiciales. En 2002 se confesó ante Horacio Lutsky, director de la publicación Nueva Sion. Lutsky sumó a la periodista Miriam Lewin y juntos intentaron conseguirle un asilo seguro fuera del país. Las tratativas no funcionaron y cuando otro periodista (Gabriel Levinas) reveló su identidad, el ex agente ingresó al Programa de Protección de Testigos.
Su historia se dio a conocer en el libro “Iosi, el espía arrepentido: la confesión del policía federal infiltrado en la comunidad judía” publicado en 2015 por Lutsky y Lewin. Hoy tiene 62 años, está divorciado y su nombre vuelve a ser tema de discusión gracias a la serie que lo tiene como protagonista en la piel de Gustavo Bassani. No sabemos si todas sus culpas lograron ser expiadas, pero los familiares de las víctimas de esos hechos de los que se siente un poco responsable, siguen exigiendo “memoria y justicia”.
- La primera temporada de Iosi, el Espía Arrepentido está disponible en Amazon Prime.
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