La curiosa historia de uno de los vestidos que marcó la alfombra roja de los Oscars y que solo costó 100 dólares
En la entrega de los Oscar de 1958 Joanne Woodward sorprendió a todos y no precisamente por su merecido galardón
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Una de las frases que más resuenan en cualquier alfombra roja de Hollywood es, sin dudas, “¿Quién diseñó tu vestido?”. Cantinela con la que los noteros suelen acosar a las estrellas y que también se ha convertido en uno de los hitos más importantes de la temporada de premios que se caracterizan por su enorme glamour.
Pero no siempre fue así. La primera ceremonia de los Oscar (realizada el 16 de mayo de 1929) fue un simple almuerzo privado en el hotel Hollywood Roosevelt. Y recién fue a partir de la década del cincuenta que la entrega comenzó a tomar relevancia gracias a la llegada de la televisión y la transmisión del evento en vivo. Hasta ese momento, poco y nada se sabía de los atuendos de las celebridades que, muchas veces, recorrían la alfombra roja con vestidos comprados en las locales a la calle. Fue con la aparición de las cámaras que los diseñadores más renombrados vieron a la premiación como una vidriera inigualable, convirtiendo los premios de la Academia en una de las pasarelas más importantes del año. Y en 1958, Joanne Woodward marcó su propia tendencia.
Un vestido hecho en casa
La actriz arribó a la 30° edición de los Oscar con un espléndido vestido verde esmeralda, sin breteles y una falda amplia, que terminó de lucir en el escenario al recibir el premio como Mejor Actriz Principal por “The Three Faces of Eve” (1957). Claro, también tenía el mejor accesorio de la noche: a su flamante esposo Paul Newman bien agarradito de la mano.
Cuando llegó la pregunta de rigor, Joanne no dudó en confesar que ella había cosido el vestido de tafetán: “Gasté cien dólares en los materiales, lo diseñé yo misma y trabajé en él durante dos semanas”, una proeza que la llenaba de orgullo, tanto así que se negó a entregar su creación cuando el museo de Georgia se lo pidió prestado para exhibirlo.
“Estoy casi tan orgullosa de ese vestido como de mi Oscar”, repitió más de una vez, aunque no todos compartían el sentimiento. La vieja guardia de entonces no veía con buenos ojos la prenda ‘casera’, como Joan Crawford que, con la sinceridad brutal que la caracterizaba, se atrevió a declarar: “Joanne Woodward está haciendo retroceder el glamour de Hollywood 20 años al hacer su propia ropa”.
La “irreverencia” de Joanne sigue siendo histórica. Esa fue la última (y única) vez que una ganadora a Mejor Actriz se presentó en la ceremonia con un vestido de su propia creación. Muchos creen que Julie Christie repitió la hazaña en 1966, pero se supo que la elegante prenda dorada que lució al recibir el premio, había sido confeccionada por una amiga suya.
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