La comida no se tira: la app que te permite conseguir los mejores platos a precios bajísimos
Una de las mejores partes de viajar por Europa, es sin dudas comer: probar la pastelería en París, la verdadera pizza napolitana, el tapeo español y la nueva cocina sueca. En épocas de incertidumbre económica, esos antojos pueden ser verdaderos lujos para el bolsillo argentino. En la era digital, sin embargo, el Viejo Mundo tiene sus trucos. El más novedoso es el surgimiento de apps que permiten "salvar comida". El salvataje consiste en comprar los platos que los bares, resturantes y tiendas que trabajan con productos frescos, van a descartar al final del día, a un precio siempre menor al 60% del precio real.
Guerreros de los desperdicios
Too Good to Go ("Demasiado bueno para irse") es un app que nació hace dos años en una de las ciudades más caras de Europa, Copenhague, en la que una ensalada cuesta partir de los 14 euros. Sin embargo, su éxito no necesariamente fue traccionado por lo económico. En un país con una renta per cápita de 36 mil dólares, no fueron las ofertas lo que más atrajeron a los usuarios, sino su discurso. Too Good to Go conquistó usuarios en la capital danesa, invitándolos a convertirse en "Waster Warrior", es decir, guerreros de los desperdicios, militantes del reciclaje, del ahorro energético y del aprovechamiento pleno de los recursos. Se calcula que en estos dos años ha sido descargada por más de 4,5 millones de personas en Europa que "salvaron" más de 5 millones de comidas.
¿Es realmente conveniente? Una experiencia en primera persona
El arribo a Madrid de Too Good To Go fue hace tan sólo tres meses y la información me llegó a través de una publicidad de Instagram. Se trataba de una de esas fotos a la tanta gente le pone like: un tentador plato de comida, en este caso, una deliciosa pizza italiana con un mensaje: "¿Te has enterado que hay a tu alrededor decenas de establecimientos que ya combaten el desperdicio de comida vendiéndola a precios super convenientes?". Me llamó la atención el marketing altruista de aquello que en Latinoamérica llamaríamos "cirujeo". Sin embargo, en mi entorno, yo era la única sorprendida. Mis nuevas roommates inglesas lo usaban a diario en Londres y una de ellas, casualmente, trabajaba desde hace alguno meses en la app: coordinaba los acuerdos entre los establecimientos y la empresa. "Puedo asegurarte que la comida salvada es la misma por la que algunas horas antes hubieras pagado el triple", me dijo. Tentador.
Sorpresas
Al día siguiente instalé la app y cerca de las 17 intenté reservar mi "paquete sorpresa". La primera sorpresa fue descubrir que ya no había casi ninguno disponible: todo se había agotado. Las cookies de la pastelería especializada, que ofrecía una caja de 10 euros a 3, los panes de masa madre que se vendían a 4 por 1, los poke bowls (ensaladas hawaianas) que pasaban de costar 10, a 2.50, todo se había vendido. Descubrí que entre las ofertas no sólo había comida lista, algunas verdulerías ofrecían kilos de mercadería e incluso había florerías dispuestas a darte 40 euros de flores por 13.
Ahí vamos
A la mañana siguiente reservé mi primera cena, un pack que incluiría sushi y comida japonesa en una de las cadenas más importantes de Madrid. Pagué 7 euros por un paquete que a precio habitual costaría 18,85. Tendría que cenar tarde, los restos estarían disponibles entre las 23 y las 23.30 y como la app no cuenta con delivery, debía ir a buscarla. Eso hice ¿Qué recibí? Un roll de sushi de atún rojo y palta (que suele venderse a 6.95) , diez nigiris de salmón (en venta a 6.95) y un pack de duck dumplings (usualmente a 4.95). Entusiasmada, a los pocos días repetí la experiencia en el puesto 106 del Mercado de San Antón, un restaurante llamado, "Templo Vegano". Esta vez, por 3 euros, me dieron un almuerzo de 10, con albóndigas de espinaca, ensalada de quinua, lentejas, garbanzo y berenjenas y una porción de torta de manzana como postre. Tal como me anticipó mi compañera de piso, la comida estaba en perfecto estado. Minutos después de retirar el paquete además, me llegó un mensaje automático informando mi contribución al medio ambiente. Gracias al salvataje de cada uno de mis platos, había colaborado en ahorrar en emisión de dióxido de carbono el equivalente a 40 minutos de electricidad para toda una familia con el sushi y a 7,9 km de recorrido de un vehículo, en el caso del menú vegano.
¿Y la solidaridad?
La información oficial de la app responde, entre sus preguntas más frecuentes, por qué mejor no se dona esta comida. "Muchos de nuestros establecimientos ya lo hacen. Lamentablemente, no todos los días y no toda la comida se puede donar, por temas de sanidad y cadena de frío, por ejemplo" asegura y luego agrega: "Nuestro objetivo es que esa comida que no se puede donar, no se tire a la basura y darle una segunda oportunidad para evitar entre otras cosas, emisiones de CO2". Por último, Too Good To Go aclara que colabora con diferentes asociaciones y ONGs como Acción contra el Hambre invitando a los usuarios a colaborar y en fechas especiales como Pascuas y Navidad, dona los beneficios obtenidos por las ventas.
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