La Capilla Sixtina de Claude Monet
Durante los últimos 30 años de su vida, Claude Monet, el más francés de los pintores, pintó 48 cuadros con nenúfares en Giverny, Normandía, a poco más de una hora de París.
Una de sus series favoritas, integrada por ocho telas recién terminadas, la donó al Estado al terminar la Primera Guerra Mundial. Lo hizo escribiendo a su amigo, el primer ministro George Clemenceau, el mismo día en que los Aliados anunciaron su victoria. Era su testamento espiritual cuando estaba perdiendo la vista y juntos eligieron ese viejo edificio de 1852, L Orangerie, para exhibirlas.
El artista no llegó a ver la inauguración en 1927 porque murió un año antes. Todavía se mantenía el cielo raso de cristal del invernadero y el lugar se fue convirtiendo en un sitio de peregrinaje y se la consideró la Capilla Sixtina del impresionismo .
Cuando se abrió el Museo de Orsay en 1986, la serie de Monet no pudo trasladarse. Era la joya de la corona, porque el Louvre tenía las colecciones más antiguas, el Orsay las impresionistas y el Museo de Arte Moderno del Pompidou las de avanzado el siglo XX.
L Orangerie era casi un secreto para expertos, que comparaban las obras con las que tenía el MoMA en Nueva York, propietarios privados y la familia Monet.
Poco después se decidió remodelar L Orangerie y quedó cerrada. Pero su reapertura se postergó. Pasaron más de seis años y sólo ahora, por fin, volverá a abrirse al público.
El doble salón oval de la nueva L Orangerie respetará los deseos del artista y sus telas se verán como él quería: bajo la luz natural, mientras el sol va cambiando los matices de los azules y los verdes en medio del agua. Y desde largos y cómodos sillones uno podrá ir rotando para no perderse detalle frente a esa sinfonía del silencio que es su pintura.
La cola seguramente será muy larga, pero valdrá la pena: será el acontecimiento mas importante del arte de 2006. Al mismo tiempo me permito algunas sugerencias para acentuar este placer. Una es ver en el Orsay más cuadros de Monet. Otra es visitar el Museo Marmottan, uno de los secretos mejor guardados de París, donde hay otra serie de nenúfares exhibidos en un subsuelo del barrio de Passy. Es un museo muy apoyado por los japoneses que adoran a Monet, y que contiene más de cien de sus obras maestras y de su colección personal, con telas de Gauguin, Renoir, Degas, etcétera ( www.marmottan.com ). Por último, pero no menos importante, ir hasta Giverny y recorrer su casa y el increíble jardín de agua y de luz de sus nenúfares, rodeados por todo tipo de flores. Viaje que pienso contarles en detalle en otra columna.