Juguetes sexuales a control remoto y con apps, ¿te animás?
Todo lo que tenés que saber si la idea del mando y el placer a distancia te seducen.
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Hasta hace meses, los sex toys con mando a distancia eran una excentricidad, un lujo, una rareza. De hecho, muchas de nosotras ni siquiera sabíamos que existían. Sin embargo, los vibradores e, incluso, los succionadores de clítoris a control remoto ¡internacional! hoy son parte del repertorio infaltable de las tiendas eróticas. Desde 2015 se pueden conseguir con total facilidad, como si fueran preservativos o lubricantes, es decir, ya forman parte de los artículos más usuales. Ahora bien, en los últimos tiempos, algunos factores como la cuarentena global y la percepción del sexting como práctica ya no solo usual, ¡sino recomendable!, han hecho que muchísima más gente se fije en ellos y empiece a incursionar en la teledildónica (dildo a distancia). Estas son algunas cosas que tenés que saber si la idea del mando (y el placer) a distancia te seduce.
Tecnología teledildónica
En 2013, la empresa Lovense, con sede en Singapur, lanzó sus primeros juguetes sincronizados y dio comienzo a la era de la teledildónica. Se trató de un diseño vanguardista realmente. Max, un cono en el que los hombres pueden introducir su pene, y Nora, un dildo con estimulador de clitorís, no solo podían ser manejados a distancia por separado, sino que ¡se podían (se pueden) sincronizar entre sí! Fue realmente una sorpresa para la industria ver que, a través de esta tecnología, lo que estaba pasando en uno de los juguetes comenzaba a pasar inmediatamente en el otro. Sí, Max y Nora podían compartir intensidades y patrones de vibración. Sin embargo, el gran salto para Lovense fue a través de un modelo que hoy ya es un clásico: el Lush.
Revolución Lush
Lush es un huevo vibrador similar a una gota de agua, de un color fucsia intenso que a esta altura ya es icónico. Mide un total de 21 cm y está compuesto por esta suerte de bola alargada y una cola que es una antena. El huevo es la parte que se inserta en el cuerpo mientras que la cola queda hacia afuera. Esta última, además, contribuye al morbo. Básicamente, al salir de entre tus piernas, muestra que el resto está adentro. Lush viene con su propia app para que otra persona haga que ese huevito se vuelva loco dentro del cuerpo (¡y vaya que se enloquece!).
Oferta creciente
Otras marcas, como We Vibe, muy sabiamente se lanzaron a explorar nuevos formatos, por ejemplo, las pinzas del amor. Uno de los modelos de We Vibe, el Sync, tiene forma de V y está pensado para que las mujeres reciban estimulación por penetración y con vibración en simultáneo. Una parte de la V va dentro del cuerpo y la otra queda fuera, contra el clítoris. La particularidad de este juguete es que se puede utilizar en solitario, con mando a distancia y también compartido. Cuando finalmente coincidís con tu amante en la misma ciudad, su flexibilidad permite que él pueda penetrarte mientras tenés el juguete puesto y en este punto, la app sirve para que, mientras tanto, puedan dirigirlo sin siquiera tener que tocarlo.
Plan económico
Si bien todos estos chiches demostraron que es divertido jugar a distancia, tenían, hasta ahora, cierto obstáculo crucial para democratizarse: el precio. Hace pocos meses era no solo difícil conseguirlos, sino que eran carísimos. En el apogeo de la pandemia, sin embargo, esto cambió. Satisfyer, la empresa alemana que hizo del succionador de clítoris algo bueno, bonito y barato, logró incorporar la tecnología del mando internacional a su línea de productos. Hoy, en Argentina el rango de precios arranca en $4500 y hay modelos hasta los $10.000 (podés chequear opciones en erotiquepink.com). Y todos ¡con 15 años de garantía!
En la práctica
Cada juguete trae su app y cada app tiene sus propias posibilidades. Hoy, los juguetes se pueden manejar mediante líneas de gráficos, sincronizándolos con playlists e incluso hablando: responden diferente a gritos o susurros y siguen el ritmo de las palabras. También se pueden programar como alarmas.
Cada app trae consigo su propio modo de comunicación, por lo que debés registrarte como usuaria antes de comenzar a usarla. En general, esos chats permiten hacer lo mismo que WhatsApp: escribir, hablar, mandar audios y, claro, hacer vivos. Se puede chatear entre dos personas o en grupos. ¡Todo mientras dirigís o te dirigen el juguete!
La parte arriesgada de estos chiches es que, para que el chiste tenga gracia, lo mejor es hacer videollamadas en directo con la otra persona. Si sos de las que prefieren protegerse la cara cuando se exponen de esta forma (nosotras siempre te lo recomendamos), vas a tener que usar una máscara o algo que te tape. Sucede que es difícil chatear, pasarla bien, mirar al otro y concentrarse al mismo tiempo. Tarde o temprano, tu rostro va a entrar en el plano.
Experto consultado: Lys Erotic Store
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