Juana Repetto: "Tendría que salir con alguien pero todavía no me lo pide el cuerpo o la emoción"
Feliz con su hijo y también con ganas de salir un poco del nido, nos cuenta cómo se empodera en la maternidad y en la vida.
Antes de que Juana bajela escalera del PH de su casa, nos recibe Toribio –o Toro, como le dicen todos cariñosamente–, su hijo de un año y medio, que con sus sonrisas, sus palabras sueltas y su deambular nos magnetiza apenas nos instalamos en el living de su casa. Y así vamos a charlar durante más de una hora y media: jugando con él a la pelota, viéndolo treparse ágilmente en el regazo de su mamá y destapándole una teta para prenderse un rato, corriendo tras Loretta, su perra, o enchastrándose con pedazos de durazno que jamás va a terminar de comer. En el presente de Juana hay mucho “nido”, mucha cercanía mamá-bebé, pero también hay un movimiento, propio de acompasarse a otro ser y de bailar de acuerdo a los vaivenes y las emociones de la maternidad. Una maternidad por la que se la jugó entera, escuchando más su propio deseo que los mandatos, los prejuicios y la mirada externa. Y que hoy ella define como una “crianza fisiológica”.
¿Qué es la crianza fisiológica?
Es entender que todo lo primal es lo más sano: nacer como nacían cuando no existían las instituciones (teniendo en cuenta todo lo bueno que traen, y aprovechando que tenemos avances enormes), sin dejar de lado lo que era natural. La teta es fisiológica. El dormir juntos también. El colecho, la moda del colecho, no es una moda, ¡es lo más antiguo del mundo!
Esto que decís de volver a lo natural, ¿es un camino consciente que hiciste vos durante tu embarazo?
Sí, y puede sonar contradictorio porque Toro fue concebido de una manera no natural, pero una vez embarazada empecé a investigar y descubrí que es como me parece más sano criarlo, desde lo natural. Por ejemplo, hay que hablarles; entienden todo, pero desde que están en la panza, eh.
También es clave no intervenir en el desarrollo motriz: cuando vos lo llevás al nene caminando de una manito que va colgando, lo que hacés es confundirlo. Y lo mismo con la alimentación, una tiene que estar muy informada, muy segura, para poder decidir.
Tenés que construir mucho vos misma esa seguridad.
Sí, quiero que el pediatra solo se ocupe de las cosas medicinales. Para la lactancia tengo a la puericultora; para crianza, a una especialista o mi instinto. No necesito que el pediatra opine de crianza. Te dice: “¿Sigue durmiendo con vos?”. “¡¿Qué te importa?! Ocupate de la salud, de la crianza me ocupo yo”. Yo transé con mi pediatra, que a los 4 meses me dijo: “Empezá a darle manzana y espaciale las tomas de teta”, y le dije: “Ni le voy a espaciar las tomas ni le voy a dar manzana”.
¿Lo vacunás a Toribio?
Lo vacuno, le doy solo las del calendario, aunque el pediatra sugiere algunas más. Lo pensé, lo analicé, me hice un plan de parto para que no lo vacunaran al nacer, sino al otro día... No lo bañaron, no se lo llevaron a pesar ni medir hasta después de estar una hora encima de mi pecho...
Tuviste un parto respetado y súper cuidado.
Tuve un parto prácticamente sin intervenciones. Hice todo mi trabajo de parto en una pelota en la ducha con una doula, con aromaterapia, música, en la habitación de la clínica, no en una sala de preparto.
¿Sentís que a las mujeres nos falta empoderarnos en el embarazo, para pedir lo que queremos y no dejarnos llevar por el afuera?
Siento que es un laburo previo, porque si estás por parir y te dicen: “Tu bebé corre un riesgo”, cualquier ser humano va a decir: “OK, que mi bebé esté bien”. Lo que hice fue ocuparme antes: estuve hasta el quinto mes de embarazo sin definir obstetra, hasta que encontré el equipo que sabía que no iba a hacer ningún tipo de intervención que no fuese necesaria. Eso es contra lo que pregono; no estoy en contra de las cesáreas, estoy en contra de las cesáreas innecesarias, que son el 90%.
Mi frase es “la información es poder”, porque si una está desinformada, quizá te hacen una cesárea al pedo, y si volvés a elegir al mismo médico, quizá no tengas la posibilidad de parir; y si querés tener cinco pibes, no podés porque no podés tener más de cuatro cesáreas, entonces no es solo para que me quede la concha menos flácida, la cesárea conlleva un montón de cosas. No es la cicatriz, es quitarle la posibilidad a tu hijo y a vos misma del parto, es limitar el número de hijos que querés tener.
Cuando saliste a contar de tu embarazo, ¿qué tanto te pesó la opinión pública en ese momento?
Nada. Cero; era más fuerte mi deseo. Mi deseo de ser mamá consciente, claro, fuerte y real es desde los 15 años. Yo hubiese tenido un hijo con cualquiera de los hombres con los que estuve –obvio, con los que salí como pareja, no con cualquiera–; hubiese estado chocha de tener un hijo.
¿Alguna vez se lo planteaste a esas parejas?
Bueno, a los 19 años perdí un embarazo, con el que estábamos felices; eso fue lo más traumático de mi vida. Y la pasé como el orto, se me desmoronó todo. Tenía 10 años menos que ahora. Siempre quedó el deseo y desde ese momento dije: “Bueno, si no estoy en pareja, lo voy a tener sola”.
¿Te habías puesto una fecha límite?
Al principio era a los 21, después a los 25 y después era antes de los 30.
Y después te diste cuenta de que no pasaba tanto por la edad...
La edad no tiene que ver con nada. El día que mi hijo me pregunte por qué decidí tenerlo sin pareja, le voy a decir que es lo que más deseaba, que estaba preparada y lo hice con responsabilidad. No que lo tuve porque se me acababa el tiempo. La gente no juzga a una mamá de 45 que tiene un hijo sola y sí me juzga a mí, que lo hice con 27. Lo cual es una pelotudez porque para el pibe es lo mismo, solo que tiene una mamá más vieja. Ojo, me parece bien que si sienten que tienen que esperar a los 40, 45, esperen. No lo digo por ellas, sino por la gente que dice: “Podrías haber esperado hasta los 40, 45”. ¿Para qué? ¿Para hacer lo mismo que ahora con 15 años más? Yo siempre estuve muy segura, no se lo conté ni a mi familia.
¿No les dijiste que ibas a hacer el tratamiento?
Nada a nadie; no quería que me sugestionaran. Hice todas las consultas sola, me recorrí los bancos de gametos de Buenos Aires y centros de fertilidad y me inseminé sola las tres veces.
Y cuando se enteraron, ¿cuál fue la reacción?
Ellos me venían escuchando, sobre todo mi mamá: “Si no encuentro pareja me voy a inseminar”. Y ella me decía: “No digas pelotudeces”... Mamá es megaespiritual y dice que uno crea con la palabra y que si decís eso, lo vas a terminar haciendo. “En vez de eso, decí ‘voy a encontrar una pareja’”, me decía ella, y quizá tenía razón, porque resultó ser así...
... como que creaste tu propia realidad.
Puede ser que haya tenido razón, pero hoy, teniéndolo a Torito, te digo que no hay mejor opción. De haber sido antes, de haber sido el bebé que perdí, de haber sido en el primer intento, no sería él.
Y la necesidad de tu blog de maternidad, Mammaminas, ¿por qué te nació, por esto de sostener que “información es poder”?
Sí, mi puerperio fue re difícil e intenso y me pasaron cosas que nadie me había contado, y cuando las empezás a decir, resulta que les habían pasado a todas. “Dale, me hubieses dicho antes; así no me hubiese sentido tan freak, tal culpable”.
¿En qué cosas te fue difícil el puerperio?
Yo lloraba sin parar y decía: “Cómo puede ser que es lo que deseé toda mi vida y estoy angustiada llorando”, y pensaba: “Será porque no lo quiero todo lo que hay que amar a un hijo”, cualquier cosa. Pero cuando lo empezás a contar, todas te dicen que lloraron tres meses. Entonces dije: “Hagámosle el favor a la mayor cantidad de mujeres de avisarle que esto es normal”.
Se te ve súper sólida y plena con tu familia monoparental. Pero ¿te dan ganas de enamorarte, de construir con otro?
Sé que otro hijo quiero tener. Tengo ganas de volver a parir y un montón de cosas, pero la decisión concreta sería por no dejarlo a Toro sin un hermano. Además, me encantaría primero intentar volver a sentirme un poco más mujer. Todavía no me vino, imaginate, yo sigo puérpera, no sé, y es cualquiera lo que voy a decir, pero un poco no quiero que me venga; siento que dejo de ser mamá reciente. Igual, ya sé que ya no soy mamá reciente, pero todavía siento que estoy en el mood mamá-bebé.
¿No empezás a sentir esa necesidad de volver al ruedo, de salir?
Para mí, volver a indisponerte tiene mucho que ver con volver a sentirte mujer, por ahí tener ganas de tener sexo... Pienso: “Tendría que salir con alguien”, pero pasa por la cabeza, todavía no me lo pide el cuerpo o la emoción. Me gustaría porque me gusta estar en pareja, compartir... Me encantaría, pero de la boca para afuera, porque tampoco hago mucho por estar disponible. Hay un clic que tiene que darse que no puedo forzar. Y me encantaría también conocer esta otra forma de familia, de criar de a dos.
Que es otro desafío enorme...
¿Sabés lo difícil que va a ser para mí ceder decisiones, responsabilidades? No es el caso, pero... ¿si quiero parir arriba de un árbol y me dice “no”? No sé qué es compartir una decisión. O “Dale, dejate de joder, dale una galletita”, y una tiene que ceder, y también viene esta parte en la que una tiene que elegir con quién quiere tener un hijo y no tener un hijo porque sí. ¿Sabés la cantidad de gente que, planteando mi deseo, me ha dicho: “Para qué vas a hacer todo eso, vos le podés hacer un pibe a cualquiera”? ¡¿Quéee?! Regla número uno para traer un niño al mundo: amor y responsabilidad.
Y volviendo a tu fortaleza: se te ve una mina re plantada, pero ¿tenés tus momentos en que te sentís más débil, más vulnerable?
Sí, y es loco y contradictorio, pero me cuesta estar sola. Viajar sola con el gordo es un desafío que tengo, una meta pendiente, pero no me animo. El estar sola te habilita también a que tu cabeza se despliegue y te pueda llevar al enrosque infinito. Re, y hay muchas veces que me enrosco yo sola con mi cabeza, y es re loco. Hice terapia mucho tiempo para frenar la cabeza. Creo que mi cabeza es mi peor enemigo o mi mejor amigo, 50% y 50%, te diría, como que me gustan muchas cosas de mis pensamientos y muchas otras me perjudican.
Entonces no pasás mucho tiempo sola...
Sí, pero en mi zona de seguridad.
¿Te apoyás mucho en tu familia, en tus padres y tus hermanos?
Sí, re, y aparte me encanta que Toro curta la familia. Lo disfrutan un montón y él disfruta un montón.
¿Qué onda ver a tus viejos en el rol de abuelos?
Bueno, mi papá es uno nuevo que no conocía, a mí mamá me la imaginaba la abuela que es. Pero con mi papá conocí a un señor nuevo.
¿Y eso qué te produjo?
Un acercamiento enorme, hablábamos y siempre nos llevamos mil puntos, pero nos veíamos mucho menos. Ahora se lo llevo a Toro porque él lo quiere ver, está como en otro mood.
Y a nivel laboral, ¿estás con Mammaminas y algo más?
Sí, estoy con el blog, que nos lleva mucho tiempo, es un re laburo. Para escribir un posteo que vos ves con cinco emoticones, yo por ahí estuve leyendo y resumiendo tres días. Nos juntamos con Vicky Gils, mi socia, en un lugar de coworking dos veces por semana y craneamos ahí juntas los contenidos. Y por otro lado estoy ahí, viendo si acepto un proyecto que me ofrecieron para hacer una comedia musical muy importante. Siento que no puedo decir que no y a la vez no sé si estoy preparada para dejarlo a Toro de miércoles a domingo de siete de la tarde hasta que se duerme. Pero en algún momento tengo que volver al ruedo con un montón de cosas. Estoy en estos días que me generan angustia: muero por hacer este proyecto, pero no sé si puedo.
¿Y qué es lo que te atrae tanto de la propuesta?
Que lo que más me gusta hacer es teatro, me parece que puede ser relanzarme como actriz, que hace varios años que no laburo. Y es un proyectazo; si no es la producción más grande de 2018, es la segunda. Pero mucho más no puedo contar por ahora, porque todavía no cerré nada...
¿Estás entrenando físicamente por si volvés al escenario?
Con el verano, muy inconstantemente, pero sí. Pero no hay nada que me dé más paja en la vida.
Medio que te lo imponés.
Sí, me cuesta muchísimo sostenerlo en el tiempo porque no me gusta, lo padezco desde que empieza hasta que termina, no la paso bien, no me siento mejor después... No me divierte, cero.
Y para cerrar, una definición de qué es ser mamá para vos.
Creo que es mi rol, mi mejor versión, siento que es lo que tenía que ser. Toda mi vida soñé y quise ser mamá, jugaba con los bebés de las amigas de mi mamá, siempre tuve instinto maternal. Puedo sentir que me completó porque es lo que me faltaba para terminar de ser quien soy realmente, mi verdadera Juana. •
¿Qué descubriste de Juana? ¿Con qué respuesta empatizaste? También mirá: Premios Oscar 2018: Jennifer Lawrence, Emma Stone, Margot Robbie y los mejores looks de la nochey Feminismo: los discursos poderosos de las famosas internacionales
Maquilló y peinó Agus Suga para Frumboli Estudio con productos Lancôme. Asistente de fotografía: Ayelen Di Biasi Asis. Agradecemos a Voltaire Coffee & Deli, Artemisia y Martín Posternak por su colaboración en esta nota.
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