Juan Minujín: "Busco estar un poco más cerca del deseo propio e ir por él"
Cerrando un año que lo encontró más disfrutador que nunca, charlamos sobre su presente, su costado emprendedor y su paternidad consciente.
¿Cómo te encuentro hoy, ya casi terminando este 2019?
Fue un año de compartir mucho tiempo con mis hijas, un año muy familiar porque decidí no hacer televisión y me quedé solo con el teatro, porque descubrí mucho placer en el estar en mi casa, hacer un montón de cosas: tocar el piano, cantar, jugar al tenis, hacer todos los pooles del cole, dibujar, charlar, cocinar...
¿Y rechazaste laburo por esta propuesta de disfrute?
Sí, mi agente me decía: "Che, pero algo audiovisual tenemos que hacer este año", y yo le contestaba: "Bueno, pero esperá un poco porque la verdad es que estoy disfrutando mucho".
Con La verdad, siguen en la temporada teatral de verano. ¿Qué te atrajo de la obra?
El libro de Florian Zeller me gustó mucho. Además, es una obra que habla mucho de nosotros, de las relaciones humanas, y es un poco la historia de un engañador engañado. El lugar de un tipo que cree que la tiene clarísima, maneja todos los hilos de su mujer, su amante, sus relaciones y qué sé yo, y de pronto el que creía que era un capo total es al que todos le están tomando un poco el pelo...
Hay una frase que dice: "La mentira solo es un vicio cuando hace el mal y es una virtud grandísima cuando hace el bien". ¿Tuviste que repensar tus propias ideas acerca de la verdad haciéndola?
Sí, esa es una frase de Voltaire que se cita en la obra. Me pasó que durante el proceso de ensayos todos decíamos cosas como "pero esto no está mal...", "¿cómo no está mal, si le está mintiendo?", "pero ¿para qué le va a decir la verdad en este momento, de qué le serviría a esta persona saber la verdad?". Eran todos dilemas. Hace poco leí una frase que decía: "La verdad sin amor o sin empatía no tiene tanto sentido", me pareció que era interesante, hasta qué punto uno puede decir la verdad, de qué manera, para qué... Y también pensar cuántas verdades hay en lo emocional, porque, en definitiva, las relaciones son un poco relatos de lo que uno hace de sí mismo y lo que te hicieron tus padres. Entonces, el lugar de la verdad como un lugar objetivo en las relaciones afectivas también es estudiable. O, por lo menos, observable.
"Busco estar un poco más cerca del deseo propio e ir por él, pero trato de desligarlo del resultado".
Contame cómo nació la idea de Atlantis, el emprendimiento de mapas que compartís con tus hijas.
Nació cuando me compré un mapa muy grande afuera; nos tiramos al piso con mis hijas, lo empezamos a hacer y de pronto me di cuenta de que hacía varias horas que estábamos sin tocar los teléfonos ni las tablets, que es una lucha permanente que tengo con ellas y me parece que a todos nos pasa. Y no solo eso, sino que habíamos estado hablando sobre historia y cultura, que me pareció impresionante, y dije: "Voy a comprar uno de la Argentina", y cuando empecé a buscar, no había. Entonces lo hicimos. Arrancamos de una cosa muy chiquita y, la verdad, fue bárbaro, funcionó genial... Y ahora hicimos uno del sistema solar, es un flash.
Ahora que estás en el mundo emprendedor, ¿qué es lo más difícil para vos de emprender?
Hago una salvedad porque si no, sería injusto: yo no vivo del emprendimiento; si no funciona, no entro en crisis, ni estrés, ni nada de eso. Entonces es distinto. Lo que me enseñó es que solamente lo puedo hacer en grupo y siempre convocando gente que tuviera mucho más el sentido de construir en grupo que talento individual.
¿Sentís que este es el presente que soñaste para vos o todavía te falta cumplir algún sueño?
Hoy me siento cómodo con quien soy. Y durante mucho tiempo no lo sentí. Lo que trato de hacer es desligar eso del éxito o del "llegué a cumplir un sueño/momento de mi carrera" porque me parece que cada vez más uno va aceptándose a sí mismo y lo que tiene alrededor. O sea, yo tengo mucha suerte, tengo hijas sanas, tengo una familia que funciona bien, vivo de lo que me gusta... Así y todo, te digo que tuve situaciones parecidas y estaba recontra neurótico, angustiado, ansioso porque quería no sé qué y que me llamara tal otro, y si uno entra en esa, nada alcanza, nada satisface. Entonces, busco estar un poco más cerca del deseo propio e ir por él, pero trato de desligarlo del resultado, que siento que es muy, muy pesado...
Cuando decís eso, ¿también te es ajeno el reconocimiento de los otros?
No, soy mucho más dependiente de la aceptación de los otros. He ido negociando eso conmigo y he avanzado, pero tengo la característica de que me gusta gustar, que me acepten... Todo eso me pasa. Veo gente a la que le importa un huevo, al contrario, como que no se hace cargo del otro nunca. Esa situación a mí no me pasa... Y también el trabajo del actor pasa por poder ponerte en el lugar del otro, porque si no, no hay forma de entrar en la cabeza de alguien. Y a mí lo único que me interesa cuando hago un personaje es contar un aspecto de la dimensión humana.
¿Con qué solés enroscarte?
Cada tanto me agarra como una cosa más existencial, del tipo "para qué estoy haciendo esto, cuánto tiempo estoy perdiendo, dentro de poco mis hijas ya no me van a dar ni bola y yo me la pasé adentro de un estudio"... Pero me psicoanalizo desde hace mucho tiempo, es un lugar de exploración que me gusta. Me lleva a domar un poco más mi neurosis y poder tomármelo con humor, poder decir "es lo que hay". Es el camino del aprendizaje que me gustaría tener, poder ir aceptando y escuchando cada vez más . Este es un momento en el cual la gente no se escucha, entonces hay que hacer el esfuerzo de decir: "A ver cómo piensa este"...
Tenés dos hijas. ¿Cómo acompañás como varón la crianza de dos mujeres en este contexto?
Lo que trato de hacer es escuchar y dar un espacio, no ponerme yo a estar explicando cómo es el tema del feminismo, trato de correrme de ahí. Los hombres hemos sido muy formados en esa situación de "yo te lo explico", "yo te lo hago", etc. Entonces yo vengo de una cabeza así, mi mamá era feminista, con lo cual lo que trato de hacer es dar un espacio y tratar de aprender un poco qué es lo que viene.
¿Cómo te estás preparando para el momento en que tus hijas sean adolescentes y dejes de ser su superhéroe?
Creo que hay un lugar como padre donde si uno no va resignificando el vínculo, se queda como esos padres que son esa figura que está ahí, que te da plata para el fin de semana y nada más... Ese es un poco un terror que tengo, no me gustaría que me pasara. Tampoco hacerme el amigo, pero sí estar cerca y que ellas sientan que hay un espacio, que estoy ahí para compartir lo que tengan ganas de compartir.
Ya que viviste más de 20 años en pareja, seguro habrás pasado por todos los colores de una relación. Hoy, ¿en qué momento emocional estás?
Nosotros hemos tenido muchísimas crisis, hemos pasado por diferentes momentos, pero te diría que siempre hubo una posibilidad de dialogar y de tratar de entender un poco al otro y de ver para dónde vamos. Aparte de eso, nos gustamos, nos divertimos, cada uno admira la manera de pensar del otro y el otro le trae cosas nuevas. Tenemos mucho respeto por los lugares individuales del otro. Eso me parece que ha hecho que nuestro amor perdure.
"Este es un momento en el cual la gente no se escucha, entonces hay que hacer el esfuerzo de decir: ‘A ver cómo piensa este...’".
¿Qué temas, a nivel macro, como podría ser el cuidado del planeta, por ejemplo, te preocupan hoy?
Desde ya que el cuidado del planeta me parece algo fundamental, pero siento que si eso no va de la mano de generar un mundo más equitativo en términos de oportunidades para la gente, no puede avanzar. Para mí, eso va de la mano de que más de la mitad de la población no come, hay gente que se muere de enfermedades que se pueden curar con un médico cada cien habitantes. Me parece que no se puede dejar de lado el grado de desigualdad que hay en el mundo.
¿Tres deseos que tengas para el año que viene?
Me gustaría que a la Argentina le vaya bien en términos de poder generar espacios de más escucha, más igualitarios. En términos más personales, poder seguir estando en el presente y que no me gane la ansiedad por pensar cuál es el próximo proyecto ni cuál es el próximo llamado, la próxima noticia, poder seguir sosteniendo eso. Y que mi familia siga teniendo una buena comunicación como hasta ahora, con más disfrute y tiempo compartido... ¡y menos celu!
Maquilló y peinó Bárbara Rex para Estudio Olivera. Agradecemos a Lacoste y New Balance por su colaboración para esta nota.
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