Invitado Roberto Canessa: "La historia de los Andes sigue viva"
El viernes 28 de octubre hubo paro bancario. El día anterior me había dejado olvidada la Banelco en el cajero automático y pese al paro me tiré el lance de volver a la sucursal a ver si me la devolvían. Había bastante gente porque estaban atendiendo algunos casos excepcionales, pero no tuve suerte, mi situación no entraba en la excepción. Llevaba en la mano un ejemplar de Tenía que sobrevivir, cómo el accidente de los Andes inspiró mi vocación para salvar vidas (Planeta, 2016).
Ya lo había leído entero en un fin de semana, ya me había llorado todo y esa tarde tenía acordado entrevistar a Roberto Canessa en el Sheraton, donde estaba brindando entrevistas como parte de la promoción del libro.
El libro ofició como una especie de talismán. Milagrosamente soporté la desazón (necesitaba la Banelco, no tenía un peso encima y tenía un día largo por delante), con una templanza inusitada. Una chica se me puso hablar sobre el libro. Se puso a hacer cálculos. Si ella ya había nacido cuando fue la tragedia. Qué edad tendría Canessa ahora, tenía 19 cuando se convirtió en héroe. Nos preguntamos si habíamos visto la película. Viven. Yo la ví. Me había parecido muy Hollywood. Hacía tiempo no se hablaba en el país de la tragedia. Medio como que era un tema antiguo. Pero fuerte, obviamente. Le conté que la parte más emocionante no era la de la montaña sino la de los chicos, los pacientes de Canessa, chicos que nacen con cardiopatías congénitas y pese a los peores pronósticos, muchos de ellos hoy llevan una vida normal, gracias a los avances de la medicina y a que este médico, hace lo imposible por ayudarlos.
Por mi otro trabajo como periodista de salud y, mi blog Futuro Salud Latam, tuve ocasión de conocer el Programa Nacional de Cardiopatías Congénitas en un congreso médico, en el que también me había puesto a llorar, porque la existencia de un programa así es un dato muy bueno. Que todos los chicos tengan la posibilidad de sobrevivir
No sé por qué la cuestión me sensibiliza tanto. No tengo parientes cercanos, ni conozco a nadie que haya pasado por la situación, pero esas fotos, esas caritas de niños tan chiquitos desfiando, como dice Roberto, sus propias cordilleras...
Todo esto que les cuento, del día en que conocí a Roberto Canessa, pasó hace un mes y medio. Antes del accidente aérero del Chapecoense y antes del programa de Mirta Legrand, en el que, sentada al lado de Roberto, Marcela Morelo rompió en llanto.
La banco, yo también tuve ese honor de estar al lado de alguien que no sólo vivió para contarla sino para hacer mucho más: inspirar y salvar vidas. El resultado fue una anti entrevista en la que más que pensar en los lectores, pensé en mí, tomé ese momento como una oportunidad única de aprender algunas de las respuestas que andaba necesitando.
Por supuesto, la comparto con todos ustedes. Pero antes, les presento a los autores y su trayectoria profesional.
Los autores
Roberto Canessa. A los diecinueve años, junto con Nando Parrado, dejó atónito al mundo en diciembre de 1972, cuando aparecieron vivos en Chile tras escalar la cordillera de los Andes durante diez días, para guiar el rescate de sus catorce amigos atrapados en el fuselaje, dos meses después que el avión en que volaban se estrellara contra las montañas. Se graduó como médico cardiólogo pediatra y formó una familia. Fue galardonado tres veces con el Premio Nacional de Medicina en Uruguay y en 2015 fue designado Honorary Fellow of the American Society of Echocardiography. Además de dictar conferencias de liderazgo para empresas, actualmente es jefe del Departamento de Ecocardiografía y Cardiología del Hospital Italiano de Uruguay y colabora con una red integrada por prestigiosos colegas en todo el mundo.
Pablo Vierci. Escribió Los tramoyistas (1979), Pequeña historia de una mujer (1984), Detrás de los árboles (1987), 99% asesinado(2004), La sociedad de la nieve (2008), De Marx a Obama (2010), Artigas - La Redota (2011), El desertor (2012) y Ellas 5 (2014).Escribió guiones para los largometrajes Aqueles dois (1985), El viñedo (1999), Matar a todos (2007) y Artigas - La Redota (2011) así como la serie Contámela en colores (2012). Obtuvo dos veces el segundo Premio Nacional de Literatura de Uruguay (1987 y 2004) y el Premio Libro de Oro de la Cámara Uruguaya del Libro (2009). Sus guiones obtuvieron el Premio Fona (1999), el Premio al Mejor Guión en el 29° Festival de Cine de La Habana (2007) y el Premio al Mejor Guión en el 14° Festival de Cine de Lérida (2008). En 2003 obtuvo el Citi Journalistic Excellence Award en la Universidad de Columbia de Nueva York.
La (anti) entrevista
- ¿Leíste El hombre en busca de sentido, de Víctor Frankl? Me evocó mucho ese libro.
- Sí y encontré unas partes muy interesantes como cuando dice que en la adversidad del campo de concentración no se suicida porque no tiene el valor de enfrentar la muerte. Cuando van al lado de la fosa él tenia la opción de tirarse ahí. Creo que el libro habla de que no es el cómo sino por qué haces las cosas.
- Contame sobre Pablo Vierci, su trabajo literario en el libro es impecable. Me pareció notar que los paralelismos, las comparaciones, los remates en ciertos párrafos tenían una gran precisión.
-Pablo es escritor. Estaba en el mismo colegio que nosotros, en la clase de Nando Parrado, así que siempre acompañó nuestra historia. En este libro, que tardó diez años en hacerse, al principio se planteó una historia ficticia. Con personajes inventados. Pero después, al empezar a escribirlo Pablo dijo, no, los que te acompañaron siempre fueron tus pacientes, son mucho más poderosos los personajes reales. Y así decidimos incluir los relatos de mis pacientes y sus familias.
- Fue un proceso muy profundo...
- Claro. En la elaboración de este libro descubrí muchas cosas inconscientes que tenía adentro y no me había dado cuenta. Viste que vos vas funcionando y no sabes los porqué de muchas cosas. Pablo hizo muchos estudios de psicoanálisis y la teoría le sirvió para interpretar. A veces pensamos que sabemos las cosas y hay muchas más cosas que no conocemos. Creo que este libro las está sacando.
- La transmisión del mensaje, cómo transformar el dolor.
- La alegría es una cosa que hay que inculcarse, que se trabaja. Todos tenemos momentos tristes y alegres pero si tenemos la suficiente actitud podemos tener esa alegría contagiosa. La gente se acerca a las personas alegres. Mejor ser imán que atrae y no que repele.
- En la segunda parte del libro, los pacientes y sus madres, hablan de vos como un ser muy espiritual. Que les transmite fuerza. Y te confieso que a mí me pasa algo de eso... Es muy difícil describir la intensidad de conocerte a vos es… ¿Te ves como un líder espiritual? Porque quieras o no quieras, un poco lo sos.
- No, no compro nada de eso. Pero está buenísimo que se inspiren.
- Se nota eso de no tener ninguna intención. Hace unos años, estuve acá en una habitación como esta entrevistando a un gurú estadounidense que hace seminarios de transformación personal y también participé de los seminarios. Mirá que yo creo mucho en las energías, en lo sutil. Pero esa vez me sentí como frente al personaje de Whoopi Goldberg en Ghost. Con vos siento mucha verdad en lo que transmitís. Supongo que está relacionado con tu profesión como cardiólogo. Despierta mucha admiración.
- Bueno, la verdad es que nosotros también damos muchos seminarios internacionales de motivación para empresas o grupos que nos llaman. Vengo de dar uno en una compañía la semana pasada. El que más se dedica a eso es Nando. Pero creo que a esta altura yo siento que ya logré todo. Me invitaron a Harvard, a todos esos lugares, si me para un policía porque iba sin luces o me mandé una macana en el tránsito, me dice doctor siga adelante,siga salvando vidas. Ahora me gusta disfrutar de la vida, poder charlar contigo, este momento.
- ¡Qué bueno, porque a mí mas que preguntarte cosas que seguramente te preguntaron tantas veces me da más ganas de aprovechar y pedirte consejos de vida.
- Eso es algo que pasa mucho con nuestra historia, es una historia que la gente se apropia.
- Te quería preguntar por ejemplo sobre la educación de los hijos. Viste que uno como padre a los hijos le dice "yo ya me las sé todas", un poco les hace creer que tiene todas las respuestas. ¿Cómo fue para vos?
- En mi casa hay días en que mi mujer les dice hoy no vayas a hablar con papá porque hoy está el héroe de los Andes, no le des ni pelota. Pero han pasado cosas que te demuestran lo sabios que son los chicos. Una vez a Hilario le preguntaron ¿lo admirás a tu papá por lo de los Andes? Y él respondió a papá lo quiero mucho porque va a trabajar todos los días para que a nosotros no nos falte nada. Adhiero a lo que decía Winston Churchill: el ejemplo no es una buena manera de enseñar, es la única.
- Nunca sentiste que estabas fracasando, que se te descarriaban...
- Y bueno, una noche se mamó y se llevó puesta una columna y yo le dije pelotudo, que hiciste te salvaste de pedo, pero es lo que hacen los jóvenes normalmente. También Lauri los supo educar, es el ejemplo. Si vos laburás y tenés un sentido para tu vida, ellos pueden tener una época crazy pero después vuelven. Además tu labor es educar no que te salgan bien, haces lo que podés, no sos dueños de tus hijos. Sí, pienso que es bueno transmitirles que si tuvieron más oportunidades que los demás tienen que hacer algo bueno con sus vidas. Lo bueno es generar alegría en el otro. Ser un banco de cosas buenas para los demás.
- Mi hija de once está entusiasmada con tu libro, es una lectora voraz, pero me pareció un poco fuerte, se lo saqué.
-¿Por qué? No tengas miedo. Los chicos no lo toman como algo truculento. Me encanta que tu hija lea el libro, es un público importantísimo para nosotros, para el mundo. Ese legado de los niños está buenísimo.
- Gracias, se lo voy a dar para que lo termine. Contame los mensajes de los Andes ¿cuáles son, cómo los elaboraron, fueron una forma de sanar el dolor?
- Yo creo que hicimos toda la catarsis allá arriba, la pasamos tan mal, durmiendo entre los muertos... Y salí con una responsabilidad de vivir una vida honesta por los que no pudieron salir. Por eso la necesidad dar un sentido, una manera de revalorizar la vida. Vos tenés una vida normal hasta que se te cae el avión. Cuando pensás que estas en el peor lugar del mundo viene un alud y quedás enterrado; cuando no tenés qué comer te tuviste que comer a tus muertos. Hay dos historias de los Andes: la que se ve de afuera y la de los que estuvimos ahí, todos sucios. La gente cree que nos salvamos porque nos comimos los muertos, pero nos salvamos porque salimos caminando.
- Se siguen viendo con los sobrevivientes?
- Sí, seguimos encontrándonos. La primera Navidad éramos 32 con las novias y ahora somos 280. Creo que el haber seguido en comunidad fui muy potente. Hay toda una elaboración con mucho cariño amor humildad que permitió que se cicatrizara ese terrible accidente.
Espero que les guste esta entrevista y el libro se los super recomiendo.
¡Los sigo leyendo! ¡Cariños!
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