Huella, corazonada y tribus
Mercedes invita a Gabriela Campodónico a Tiempo de Liderazgo para que nos cuente cómo es crecer en una misma empresa a lo largo de veinte años.
Cada época tiene su manual de éxito laboral. Hace varios años el manual explicaba que exitoso era quien hacía carrera en una única empresa porque mostraba estabilidad. Después ganó lugar la idea de rotar por distintas organizaciones cada cinco años para mostrar flexibilidad y ser valorado en más de un lugar. Hoy el manual de éxito establece que la plenitud absoluta, la verdadera y única, se encuentra en ser emprendedor.
Pero hay gente que sigue sus propios criterios. Es el caso de Gabriela Campodónico, que eligió hacer carrera en una única organización durante veinte años: una empresa de telecomunicaciones que emplea a unas 16 mil personas. Gabriela empezó atendiendo a clientes y hoy es Gerenta de Gestión del Talento y Cultura Organizacional. Si hay algo que ella aprendió en este tiempo de vida corporativa es a pertenecer a cierto ámbito sin dejar de ser ella misma, o mejor dicho, siendo la versión de ella misma que quiso ser en cada momento.
Formas de crecer en un mismo espacio de trabajo
Gabriela decidió qué cuestiones poner en juego para habitar un mismo lugar a lo largo de los años y en Tiempo de Liderazgo nos cuenta tres de ellas, que sintetiza en “Huella, Corazonada y Tribu”.
Reinventarse sin perder la esencia.Hace veinte años que trabajo en la misma empresa, no así en la misma área ni haciendo la misma actividad. Uno asume un acuerdo de trabajo; lo divertido es ir moldeando ese acuerdo desde la perspectiva propia, ese sello, impronta propia. A mí me gusta llamarle “huella”. En mi esencia está desafiar el statu quo de manera constructiva. Se trata de ver las cosas de otra manera y plantearlo, intentarlo, probarlo. Sobre todo, ¡experimentar! Para cambiar las cosas hay que proponer, hay que frustrarse mucho porque no sale, y hay que volver a intentar y motivarse. ¡Hay que integrar diversidad!Me suele pasar que esta esencia incluso se muestra desde algo tan básico como el vestir: integrar al trajecito negro con las zapatillas de colores invita a cambiar el molde. Esa es la esencia que mantengo, y suelo vestirme así (¡y con muchos colores!).
Conectarse con los espacios que nos atraen.Esos que nos “inspiran” y no sabemos bien por qué; vienen en forma de proyectos, actividades no convencionales, capacitaciones, voluntariados, congresos, oportunidades de participar en espacios distintos. A veces no tienen nada que ver con nuestro rol actual, quién sabe allí descubrimos un camino futuro. A mí me gusta llamarle “corazonada”. Una vez empecé a participar voluntariamente de un programa interno porque me gustaba mucho su temática, aunque no estaba vinculado con mis tareas cotidianas. Esto resultó ser un puente inesperado para volver a trabajar en Recursos Humanos después de un tiempo de pasar por otras áreas, espacio que actualmente sigo caminando.
El poder de las redes.Buscar grupos de afinidad, de encuentro. Esos que se reúnen cada tanto pero que cada encuentro es único, suma , con profundas contribuciones, de construcciones en grupo, donde se cristaliza el dar y recibir. ¡Cuánto nos devuelven, nos afirman, la riqueza de sus aportes y la inmediatez de su aplicabilidad por la genuina empatía que se siente! ¡Ahí me encanta estar! Porque crezco como profesional y persona. A mí me gusta llamarle “tribus”. Una de las tribus que hoy habito es, por ejemplo, un grupo de colegas con profesiones afines a la mía, con las que me siento muy a gusto con sus enfoques laborales. Otra linda red es una de mujeres diversas; no compartimos profesión y sí la inquietud por innovar, emprender, crear, construir, mejorar cada una en su ámbito y en red. Otro espacio comenzó con compañeras de trabajo, hoy amigas que trabajamos en diferentes lugares. Con ellas todos los años viajamos y honramos la amistad; ¡cuánto nos divertimos y enraizamos! Es un mimo al alma, una bocanada de aire fresco.
Gabriela contando un poco sobre sí misma en Experiencia Provocación
Acerca de los consejos de Gabriela
Gabriela construyó su individualidad en el mundo de las grandes empresas (y la sigue construyendo, porque es un proceso dinámico). Para eso constituyó esta tríada a la que llama “Huella, Corazonada y Tribus”. Al buscar dejar huella se ocupa de identificar su propia impronta e intentar que su impronta aporte a ese mundo. Atender su intuición le permite ir por caminos de crecimiento alternativos dentro de la compañía que luego rinden sus frutos de manera indirecta. Y pertenecer a distintas redes le da la riqueza y la contención que brindan otras miradas elegidas.
Así como hizo Gabriela, cada uno tiene la posibilidad de identificar los pilares que le permiten adaptarse y crecer en un ámbito determinado a lo largo de los años. ¿Qué estamos dispuestos a brindar de nosotros en ese proceso? ¿Qué oportunidades que aparezcan vamos a tomar? ¿Qué valoración haremos de ellas? ¿Sólo las tomamos si nos dan un beneficio explícito y directo? ¿De quiénes nos vamos a rodear, a quiénes vamos a escuchar? En la experiencia de Gabriela este tipo de preguntas (y sus respuestas) le ayudaron a evolucionar en su desarrollo profesional.
Mercedes Korin
liderazgo@mododelta.com
¿Qué preguntas te hacés para evolucionar en tu desarrollo profesional? ¿Cómo te resultan las respuestas que vas encontrando?