Germán Paoloski: "La familia me ha sostenido siempre"
A los 43 años, el periodista y conductor se propone vivir intensamente y, pensando en sus hijos, dejar huella. Además, nos cuenta el secreto de su pareja feliz.
¿Sos de hacer un balance a fin de año?
Soy más como las empresas, que lo hacen a mitad de año. No espero a diciembre a ver qué hago. Este año, con tres laburos diarios, uno en la radio y dos en la televisión, me hizo pensar que en 2018 no iba a poder seguir con este ritmo y tuve que tomar decisiones.
¿Sos más mental o visceral?
Trato de pensar que es mitad y mitad, pero en realidad son momentos. Hay veces que me gana lo visceral y otras no. Ojalá siempre ganara lo mental, porque lo visceral te puede traicionar.
Te gusta tener las cosas bajo control...
Sí, no me gusta ser sorprendido. Algunos se llevan bien con la sorpresa. Me gustan el juego y la espontaneidad, pero tiene que haber un marco.
Se te conoce como un tipo muy autoexigente. ¿No se vuelve una presión?
Sí pero el secreto es que estoy en ámbitos de trabajo lúdico, en equipo y con buena onda. Eso te equilibra. La realidad es que no se salva nadie solo, siempre tenés que tener un buen equipo.
Un buen equipo en el trabajo y en casa.
En eso tuve suerte. Mis viejos están juntos después de 50 años y hay mucho amor. Tengo dos hermanas que tienen su familia, sus hijos, y lo mismo Sabri. La familia es un concepto que me ha sostenido siempre. Primero, mi familia de nacimiento, y después, la que yo formé. Si no hubiese tenido nada de esto, creo que no hubiese podido armar la carrera que armé.
¿Te preocupa mucho cómo te ven los otros?
Uno no puede estar todo el tiempo pendiente del afuera, no es sano. Lo que me preocupa es pasar por la vida y no dejar nada. Yo no quiero eso. Y no me refiero a hacer algo en un medio y ser conocido. Es dejar algo en la gente que te quiere, en tus hijos, en tu familia y tus amigos. Si vas a hacer algo, hacelo bien desde el punto de partida. Me gusta pensar: “En esto voy a dejar todo”.
¿Y con tus hijos, sos un papá exigente?
Como fui padre grande –a los 39 tuve a León y a los 42 a Beltrán–, siempre me preguntaba cómo iba a ser con mis hijos. Mi gran ejemplo es mi papá. Me gustaría ser un poco como fue él, pero pongo la vara muy alta. Por otro lado, hoy me pregunto hasta dónde uno es permisivo y hasta dónde no. Yo me derrito cuando León me dice “papá” y es difícil decirle que no. Eso me preocupa porque creo que hay que marcar límites.
¿Cómo estás atravesando la segunda vuelta de la paternidad?
Obviamente que al más chiquito lo baño y comparto otras cosas, pero con León estamos más compañeros. Se puso un poco celoso con el nacimiento, pero enseguida se le pasó.
Y quizá tu rol es abocarte a él, mientras que Beltrán depende más de su mamá.
Tal cual, ella está más encima de Beltrán. Igual, a veces me dice: “Dale un poco más de bola”.
¿Siguen armando planes “de novios”?
Estamos muy pegoteados con los nenes. Dormimos los cuatro en la misma cama. Colecho 100%. ¿Está bien? ¿Está mal? No lo sé. Es lo que nos sale. Uno en la vida hace las cosas como las siente. Yo lo disfruto. Pero, por ejemplo, el otro día nos escapamos al cine solos. La vez siguiente, cuando los dos estaban dormidos, los pusimos en los cochecitos y fuimos los cuatro al cine. Salen planes de pareja, pero nada muy organizado.
Prejuicio total: debés haber sido un tipo difícil de conquistar.
Sí, la verdad es que sí. Tuve relaciones de pareja muy buenas anteriores a Sabrina y también he disfrutado de la soltería. Con Sabri éramos amigos y después apareció el amor. Y creo que habernos encontrado desde otro lugar es una fortaleza.
Y también que tuvieran el mismo timing.
Tiene mucho que ver. Si la hubiese conocido a los 23 años, no se hubiese dado lo que se dio porque estaba en otro momento de mi vida.
Estabas en un momento más de joda.
Sí, no estaba preparado para lo que una familia significa y si me hubiese tocado, hubiese fracasado. Cuando uno no está preparado, se manda muchas cagadas. Tengo amigos que están viviendo una soltería muy plena, pero añoran estar en pareja. Me dicen que sienten que tienen una vida muy vacía. Otros me dicen “pollerudo”.
Pollerudo es un concepto que atrasa.
Sí, es verdad. De corazón, no hay mejor plan que estar con mi mujer. Los dos nos elegimos, nos acompañamos. Ninguno hace nada porque el otro obliga, tenemos libertad total y nos elegimos, sin ataduras. Lo nuestro es por convicción, no por obligación. Hoy no añoro nada. Tengo claro que quiero disfrutar lo que fui construyendo y vivir intensamente.
Agradecemos a Giesso y Ay Not Dead su colaboración en esta nota.
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