Esteban Lamothe: "En este país hay una cuestión muy exitista, o sos un capo o sos un fracaso"
Vuelve a la tele de la mano de un villano que va a dar que hablar, pero además nos confesó que le gustaría volver a ser papá y que reza para mantener la calma.
En Campanas en la noche interpretás a un hombre malo, malo, con todas las letras...
Sí. Es una novela muy clásica en la que los malos son muy malos, y Vito es un personaje fuerte, bastante diabólico. Explota a la mujer, la viola, es narcotraficante, estafador, no tiene amigos. Es la peor escoria del mundo. Esta historia tiene eso de las viejas novelas, hacía mucho que no había algo así en tele. Es un re culebrón.
Y a vos te toca hacer escenas violentas…
Sí, con Calu Rivero, con Patricia Viggiano, con Ailin Zaninovich, en realidad, con muchas mujeres del elenco.
¿Y cómo manejan esas escenas?
Con confianza, con cariño, ensayando. Si hay comunicación entre las partes, siempre es fácil, está todo bien. Y en este grupo hay mucha comunicación, por suerte.
¿Cómo compusiste a este personaje?
Pensé en algo clásico y después busqué un par de gestos con el cuerpo que definieran mucho al personaje. En realidad, el guión estaba muy bien escrito, los libros son muy buenos. También me enfoqué en los malos de las telenovelas que veía con mi abuela, en Ameghino, cuando era chico.
¿Como cuáles?
Y… Cristal, Topacio, Amo y señor, con Arnaldo André. Recuerdo mucho los personajes malos que hacía Oscar Ferreiro. Él siempre interpretó personajes excelentes.
¿Tenés amigos del ambiente?
Sí, tengo algunos. Rafa Ferro es uno de ellos, Luciano Castro, Martín Slipak. Con el resto de los compañeros con los que trabajé siempre tuve muy buena onda. También tengo mis amigos de Ameghino y mis hermanos.
En El marginal 2 la rompiste y algunos críticos dijeron que ahí demostraste que eras buen actor...
Yo hice cosas parecidas en cine y mucho más jugadas aún. Me parece que en este país hay una cuestión muy exitista, de salvarse o hundirse. La gente prejuzga; para muchos, los actores de tiras somos todos unos nabos, mientras que en los unitarios están los buenos actores. Muchas veces hay actuaciones brillantes en una novela y pésimas en un unitario. Pero no me interesa mucho lo que piensen.
¿No te afecta que hablen de tu laburo?
Nada me chupa un huevo, pero no les doy mayor importancia ni a las críticas buenas ni a las malas. Insisto, es todo tan exitista que o sos un capo o sos un fracaso. No entro en ese juego. Ni me pone contento que digan que soy un genio de la actuación ni me amarga que digan que no sé actuar. Sobre todo en las redes sociales, donde no considero que esté la "buena crítica".
¿Y cómo te pega el rating?
A mí me importa mucho el rating, pero lo que más me importa es que el producto esté bueno. Siempre es mejor estar en algo a lo que le va bien. En este caso, va a ser la primera vez que la novela salga al aire y nosotros no estemos grabando. Pero en general, es un poco tedioso estar atrás del rating y de qué personaje funciona o cuál no.
¿Hay algo de lo que digas "esto ya no lo haría en mi carrera"?
No, a priori no. Pero, por ejemplo, no iría a un certamen de baile al estilo "Bailando por un sueño".
¿Te defendés en la pista de baile?
Depende, no soy un gran bailarín de base. Pero a veces me suelto y, si estoy en confianza, hago lo mío.
Pero tenés cierta relación con la música, el ritmo...
Sí, de toda la vida. Me gusta mucho. Tengo muchos amigos que tocan.
Y vos también tocabas el bajo en una banda y organizabas el "Rucho Fest", que entiendo que era un megafestival de Ameghino.
Sí, estaba bueno porque se mezclaban las bandas de rock con los gauchos del lugar y también había niños, era muy divertido. Lo seguimos haciendo, ahora en Buenos Aires, pero para un público más ATP, para que puedan venir los padres con los hijos.
Antes de ser actor, fuiste mozo.
Sí, laburé de mozo durante mucho tiempo. "Me parece que en este país hay una cuestión muy exitista, de salvarse o hundirse. La gente prejuzga...".
¿Es verdad que tu primer sueldo de actor te lo patinaste al toque y volviste al restaurante?
Sí, obvio. Me gasté todo.
¿Y ahora sos de ahorrar?
No soy muy bueno con eso. Esta novela la cerré con el dólar a 19 y hoy está casi a 40. Mis cálculos fueron fallidos. Ya aprendí que en este país los contratos se cierran en dólares.
¿Cuántos son los Lamothe?
Cinco, todos varones y una mujer. Yo soy el segundo en la lista y el resto son más chicos. Los varones son todos músicos y mi hermana, maquilladora. Viven en Buenos Aires.
¿Volvés cada tanto a Ameghino?
Sí, cada tanto voy. Es un pueblo típico de la provincia de Buenos Aires, con una plaza, un correo, un hospital, son 10 mil habitantes. Para mí es hermoso.
¿Qué recuerdos tenés de tu infancia?
Muy lindos, jugaba mucho al aire libre, en el campo, andaba a caballo. Una infancia muy tranquila, muy linda. Robaba mandarinas. ¡Era un hinchapelotas! Y en el colegio me iba bien; pero con la disciplina, más o menos.
¿Te imaginás viviendo allá?
Y..., tal vez. Lo que pasa es que todo pasa en Buenos Aires. El cine, el teatro, la tele. Tal vez de grande me gustaría irme a algún lado. Pero hay que tener mucha plata para tener dos casas. Tengo que hacer como 77 novelas.
¿Qué cosas ves que tu hijo, Luis, heredó de vos?
Él es re tranquilo. No le gusta mucho el deporte. Yo a su edad era más físico. A él le gusta mucho pintar, dibujar, hacer construcciones. Es un nene re tranqui. Le gusta mucho nadar, pero no se copa mucho con la pelota. A mí me gusta el fútbol, soy hincha de Boca, pero no soy fanático.
¿Y qué cosas comparten juntos?
Pintamos mucho, dibujamos, construimos cosas. Vamos al cine. Paseamos. Le gusta que le lea la National Geographic.
¿Y la actuación?
Ahora justo hice un corto en el que él actúa. Ya tiene el oficio, repite las frases o la misma escena como 10 veces. Él actúa de mi hijo, y también participan la niñera y mi papá.
¿Y el amor cómo va?
Bien, sigo en pareja. Vivo con ella. Se lleva perfecto con mi hijo. Y con Julieta también nos organizamos re bien.
¿Tenés ganas de tener otro hijo?
Sí, no ahora, pero antes de los 46 me gustaría.
¿Tenés una Virgen tatuada en el brazo?
Sí, es la Virgen de Itatí, de Corrientes. No sé muy bien su historia, pero había una iglesia de esta misma Virgen en Almagro y cada tanto le iba a rezar o a agradecer.
¿Sos muy creyente?
No soy creyente, no soy cristiano, digamos, pero creo en ella. Me gusta tener virgencitas y rezar. Hay un montón de principios del catolicismo que me gustan. Sin embargo, no creo en la Iglesia, los curas, las instituciones. Pero creo en Dios, en la Virgen, y en especial en la de Itatí.
¿Qué pedís cuando rezás?
Lo que pide cualquiera, salud para mí y para mi familia, amor, mantenerme en foco, no perder la paciencia.
¿Te sulfurás rápidamente?
Sí, suelo enojarme. Me ponen mal las injusticias, cuando no se trabaja bien, la desconsideración, el manoseo, sobre todo en esta profesión. A esta altura hay cosas que no hago.
¿Por ejemplo?
Y..., ya no salgo sin remera en las tapas de las revistas, ya lo hice. Debut y despedida.
Pero si ponés tu nombre en Google, en la mitad de las imágenes que te tira el buscador estás sin remera...
Fue un momento de mi vida que me sirvió para algo puntual y lo hice porque me convenía. Me estaba instalando con un rol protagónico, más de galán. Además, ya estoy grande...
Tampoco para tanto...
¿Cuántos años de carrera me quedan? En la nota poné que ya no quiero estar en la pared de las adolescentes, ahí te tiré un título. Hablando en serio, siento que fue otra época de mi vida y mi carrera. Eso ya fue.
Agradecemos a Adidas, Telefé y el Hipódromo De San Isidro por su colaboración en esta nota
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